Capítulo 10.

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Frunzo el ceño con angustia, sintiendo todas mis terminaciones nerviosas cobrar mayor protagonismo en aquel momento y sin poder evitarlo dejo escapar un gemido temeroso, cuando el segundo timbre retumba en mis oídos en un pitido bastante molesto. Bajo mis ojos, y todo lo que puedo ver me alerta.

-No me interesa qué mierdas estés haciendo justo ahora, ¡sólo ven aquí!

Le digo a mi mejor amigo en la otra línea, justo cuando éste me responde y no retiro mi vista de aquellos ojos esmeralda ligeramente abiertos, quienes intentaban mirarme con cierta vacilación y tambaleo. Mi estomago se retuerce con algo de miedo y ruedo los ojos cuando el castaño acepta a regañadientes.

-Aquí en 5 minutos, Taylor... ¡Por favor!

Cuelgo, aventando mi teléfono hacia cualquier rincón de mi sillón, y busco tomar el torso del pelinegro recostado en dicho mueble para observarlo con mayor detalle y estudio. Necesitaba saber qué tan mal estaba, por quinta vez. Necesitaba ver en qué demonios podía ayudar.

-Diablos. Mi Billie Joe... -Murmuro, deslizando mis dedos por sus sudorosas mejillas.- ¿Pero qué rayos has hecho ahora?

Muerdo mi inferior, acariciando con extremo cuidado su boca y algo se retuerce en mi estomago cuando el liquido escarlata vuelve a salir del mismo, justo para entonces escucharse un sonido parecido a una queja de él.

-Lo siento.

Le comento con voz suave, y de inmediato tomo devuelta el trazo de tela mojada en agua caliente para volver a limpiar su barbilla y pómulos heridos. No se veía tan dañado como cuando lo encontré en Vianna's Zone, pero honestamente tampoco tan bien.

Apenas y podía murmurar ciertas cosas.

Cuando pude hallarlo tirado en el suelo de aquel club nocturno, cohibido y chispeando en sangre y moretones, estuve casi segura de que pararía de inmediato a emergencias, y sin punto de discusión. Algo le había sucedido, algo muy malo.
Fui, y corriendo a sus brazos lo tomé entre los míos para buscar dar con una razón de todo, del porqué estaba así. Pero Billie apenas reaccionaba, apenas y pudo reconocerme.

Sin dudarlo, lo llevé casi arrastrando al auto y emprendiendo un camino acelerado hacia el hospital más cercano le comenté que debía decir lo ocurrido, y el motivo por el cual había huido del centro de ayuda para meterse en esto, que quería ayudarlo y que los médicos necesitaban una explicación. Pero no obtuve respuesta, tan sólo la misma:
"No iré a un hospital, Hayley. No me bajare. No diré nada si es así. No voy a perdonártelo".

Frunciendo mi ceño y completamente frustrada me di la vuelta y busqué llevarlo entonces a mi casa en Los Ángeles, decidida a continuar con mi plan lo quisiese o no, fuese de otra manera. Él en definitiva necesitaba un doctor, un cuidado. Y si no quería de agentes profesionales pues en ese caso yo se lo daría. ¿Quién lo quería tan a salvo más que yo?

Por suerte, Billie no puso ni un sólo pie en contra apenas puse en marcha mi plan, y gracias a su sorpresiva colaboración logré meterlo a mi suelo, y acostarlo en mi sillón puesto un paso dentro. Se quedó en el mismo, recostado y quedándose inconsciente por segundos. En parte por lo ebrio que estaba, en parte por la contusión.
Yo sólo me mantenía correteando de aquí para allá buscando antiinflamatorios y agua tibia para limpiar su rostro; Media barbilla y boca rota, un moretón en su mejilla derecha. Ni recordaba cómo equilibrarse y ya quería hacerme creer que "estaba bien". Ja, bien mis bolas inexistente. Terco que era él, terco tan terco.

-Necesito que estés bien. -Le digo, justo cuando cierra sus ojos nuevamente quedándose en la nada por unos segundos.- Necesito que me digas quién te ha hecho esto, con quién te has peleado.

Interlude; Take Back.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora