Capitulo 5

32 2 0
                                    


Me dolía todo el cuerpo, los brazos de Misha me hicieron sentir cálida por dentro, pero físicamente, me dolía aún más. Si hubiera sido otra persona la que me hubiera cargado, le hubiera gritado y suplicado para que me bajara.
Sentí que Misha caminaba, tratando de ir rápido pero sin lastimarme. Mi vista se ponía cada vez mas borrosa, apenas podía distinguir el rostro de Misha. La parte derecha de su cara estaba dañada y lastimada, sentí una descarga eléctrica dentro de mi pecho al ver su lesión, seguramente fue mi culpa.
Misha bajó la mirada hacia mí, ya que vió que yo lo estaba mirando. Sus ojos se notaban preocupados; traté de sonreir, para calmarlo un poco, pero mi boca apenas y podía moverse.

Misha dudó un poco y... me sonrió.

Jamás había visto algo así, nunca había visto a Misha sonreír, era una sonrisa a medias pero me sentía en las nubes; cerré mis ojos y mi mente descansó un poco. Sentí que Misha me sujetó con más fuerza y empezó a caminar más rápido, casi corría.
Después de un momento, sentí que abrió una puerta, yo no abrí los ojos, caminó un poco y abrió otra puerta, después me acostó en una cama.
Me acomodó una almohada a la izquierda de ésta, era muy cómoda. Traté de disfrutar la comodidad de la cama, mi cuerpo estaba muy adolorido.
Escuché que Misha venía, así que abrí mis ojos y lo vi llegar con hielo y un botiquín de emergencia.

-Mish...- intenté hablar.
- No hables, por favor.- Puso su dedo sobre mis labios, y callé. Su dedo me calló.

Quitó su mano de mi boca, y comenzó con mis brazos. Noté que estaban raspados, pero el dolor no era realmente tan grande comparado con el de mis costillas y mi cabeza.
Cerré mis ojos.

-Y por favor, no te duermas.- Me dijo Misha con delicadeza.

Abrí mis ojos y lo miré fijamente, él limpiaba y trataba de sanar mis heridas. Sus manos se movían con mucho cuidado.
Limpió casi todas las raspaduras de mis brazos y, cuidadosamente, llegó a mi cabeza, yo traté de levantarme para hacerlo más fácil.
Misha limpiaba las heridas en mi cabeza, me ardió un poco. Después el me dijo:

-Parece que tu cráneo fue demasiado fuerte para no quebrarse.
- Hubiera muerto si eso hubiera pasado.- Le respondí.
- No, yo hubiera muerto.- Me dijo en un susurro, y después se quedó en silencio.

El terminó con mi cabeza y yo me dí la vuelta. Hice una horrible mueca de dolor, el dolor que sentía en mis costillas era de lo peor. Y él se dio cuenta.
Misha dudó un poco, inseguro de levantarme mi camiseta, entonces, simplemente yo lo hice. Él miró fijamente a mi cintura, sin ser pretenciosa, tenía un buen abdomen
Miró mi cintura un rato, y después parpadeó. Rápidamente encontró la parte donde me dolía, miró con los ojos muy abiertos.

- Creo.. creo que esto tardará un rato en sanar.- Me dijo Misha.
- ¿Está tan mal la herida?.- Pregunté yo.

Eché un vistazo y vi una gran mancha, su color era horrible, entre negro y morado. Y tenía raspaduras arriba, alrededor de la herida, estaba rojo.
Abrí mi boca con sorpresa.
-Lo siento si esto te arde.- me dijo Misha preocupado.
Comenzó a limpiarme y yo seguía haciendo muecas de lo doloroso que era. Me estremecí.
Finalmente cerré mis ojos para controlar mis ganas de llorar por el dolor, pero fallé.
Sentí que puso una venda alrededor de mi cintura, fue ahí cuando abrí mis ojos. Lo abrochó, y me sentí un poco mejor.
Misha alzó la mirada y vio las lagrimas de dolor que dejé caer. Rápidamente él las limpió, se acercó a mí y me abrazó. Lo hizo con mucho cuidado de no herirme, yo puse mi cabeza en su hombro cuidadosamente, y tomé su mano. Misha silenciosamente acarició mi cabello con una mano, mientras con la otra tomaba la mía, se inclinó y respiró sobre mi piel. No quería que Misha se fuera, su abrazó me tranquilizó, me sentía mucho mejor; fue un momento mágico. De nuevo estaba en las nubes.
Él me tomó con cuidado y me apartó de su pecho. Aún estábamos tomados de la mano.

- Creo que te traeré algo de comer.- exclamó Misha, su rostro ya no se veía preocupado.
- Oye, es mi turno de limpiarte.- Le dije.

Misha se veía confuso hasta que tocó su rostro, y se dio cuenta que también estaba herido. Lo hice que se sentara en la cama. Con cuidado me moví, él no hizo ningún gesto de dolor mientras yo le frotaba su mejilla.
Un par de minutos después, me dijo:
- Ok, creo que ya es suficiente.
- Espera, deja de hacerte el rudo.
- No, no lo soy, es solo que no me duele tanto, he estado peor.- me contestó

Suspiré y puse las cosas en el botiquín, mientras, Misha ya estaba en la puerta.
- Regreso en un rato.- Me dijo, y rápidamente salió antes de que yo pudiera hacer algo.


Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora