Capitulo 18

15 2 0
                                    

En los últimos 4 meses yo había sido un desastre. Había dejado a Misha resbalarse entre mis dedos, se había ido. La gente me preguntaba que qué me pasaba. Me volví callada y distante a los demás. Mis padres pensaban que era por mi hermano, pensaban que yo lo veía como un héroe, y me falló.

Estuve de acuerdo con eso y no discutí, Misha había mantenido su palabra, él se había ido para siempre. Me sentía traicionada y utilizada, pero más que nada, me sentía culpable. Cuando recordaba a Misha, sabía que podía haber hecho todo mejor, lo pude haber cambiado completamente, me culpaba a mí misma por eso y muchas cosas, me culpaba por haber sido tan fácil y haber caído, me culpaba por no ser feliz.
Me había comprometido más con la escuela que con cualquier otra cosa, eso me distraía de todo. Me volví la estrella de soccer también, todo lo que hacía era perfecto, pero ya no tenía vida. Tan solo estaba dedicando más tiempo a cualquier cosa, en vez de encerrarme en mi casa.
Tuve un mal momento el primer mes cuando Misha se había ido. Recordaba todo exactamente como si hubiera pasado hace un par de horas, cuando nos sentábamos en el sofá a mirar televisión, cuando estábamos en mi habitación, cuando cocinábamos o comíamos juntos, me había vuelto aburrida e insensible.
No había sido yo misma últimamente, todo era lo mismo, evitaba ver las noticias a toda costa.

Fue un día en la escuela, donde estaba caminando hacia mi casillero después de la cuarta hora antes de quedar de verme con mis amigos en el almuerzo, abrí mi casillero y metí dos libros ahí, arreglé un poco el casillero ya que algunas cosas se habían desordenado. Estaba arreglando algunos documentos en una carpeta cuando de repente escuché a alguien detrás de mí.

- ¡Hola Alex !.

Me dí la vuelta para ver a Nathan sonriendo dulcemente cargando su mochila sobre su hombro. Nathan era un gran amigo mío, me recordaba a mi fiel golden retriever que tuve hace años, solo que Nathan tenía cabello obscuro en su rostro.
Había dejado su patinete a un lado.

- Hola.- le respondí, cerré mi casillero y volteé de nuevo hacia él. - ¿te puedo ayudar en algo?.

Comencé a caminar y Nathan iba a un lado mío. Miré a un par de chicas pasar y suspirar mientras veían a Nathan caminando junto a mí.

- Nada, solo pensé en esperarte, ya que vengo de la clase de la Sra. Kingston (?) tarde.

La clase de la Sra Kingston. estaba cerca del piso en el que nosotros estábamos, mi estomago se revolvió cuando recordé cómo Misha me había defendido del Profesor Adams hace meses. Luché contra mis lagrimas mientras miraba por el pasillo.

- ¿Estás bien Alex ? Tengo un minuto si quieres ....- Nathan dijo esas palabras de verdad, no estaba fingiendo, no como Misha. - ¡¿Hola?¡ Tierra llamando a Alexis. -

Parpadeé y miré a lo lejos.

- Estoy bien, de verdad. - le respondí, mi voz se entrecortó un poco cuando lo dije, y no lo miré a los ojos.

Sentí que me tomaba mi mano para que lo viera a los ojos. Él me miró y me abrazó, me quedé en shock un momento, no me habían abrazado en mucho tiempo

Respiré el aroma de su colonia, no era una esencia muy común que los chicos solían usar. Nathan me apretó con más fuerza y yo le devolví el abrazo.
¿Porqué estaba haciendo esto? Estaba muy segura de lo que sentía Nathan por mí, pero, ¿podría yo sentir lo mismo también?
Lo conozco desde hace mucho tiempo, él ha sido siempre uno de mis amigos más fieles, siempre había estado ahí cuando yo lo necesitaba, ¿cómo podría herirlo? Yo tenía a ... Misha.

- Puedes contarme Alex. me dijo.

No no no no, por supuesto que no podía contarle.
¿Qué se supone que le diría? ¿Que mi novio me dejó para ir a matar gente? ¿Que era un criminal y prometí no decirle a nadie? ¿Que me acosté con él mientras mis padres no estaban?
No.
Lentamente levanté mi mirada, preparándome para mentirle en su dulce y amigable rostro.

- Es.. es que..- comenzaba a decirle pero me interrumpieron.
- ¡Hey Nat! Tenemos practica hoy después de la escuela.- le dijo un chico que conocía desde 2 grado.
- Ya me habían dicho Mark, gracias.- le contestó y le dedicó una sonrisa, después regresó a nuestra conversación. - Entonces ¿Qué te pasa?.
- Es solo que mi hermano ha avergonzado a nuestra familia, me afectó más de lo que debería.- le contesté, MENTÍ.

Nathan me miró sospechoso.

- Lo siento mucho, tu hermano debió saber que eso no estuvo bien.

Yo solo asentí y traté de alejarme de su alcance. Nathan fingió no darse cuenta, ambos caminamos hacia donde estaban los demás chicos.
Estaba completamente quieta y callada, dejando que la culpa me comiera viva. Me sentía terrible, caminé hacia Lucy y me abrazó, como siempre lo hacía. Me senté con las chicas y los chicos se sentaron al otro lado de la mesa.

- Siempre te ves un poco pálida Alexis.- me dijo Jane preocupada.
- Cierto.- contestó Fernanda tocándome la frente.- debes tener fiebre.

Lucy también sintió mi frente y después tocó mis manos.

- ¡Estás hirviendo!.- exclamó Lucy al momento de tocarme.
- No, solo es la temperatura de aquí, no se preocupen.- traté de calmarlas.
- No deberías ir a practicar soccer hoy, mejor quédate a descansar. - me sugirió Lucy.
¿QUÉ?
- No no, estoy bien. Si me siento mal no iré.- les mentí.

No, claro que no abandonaré el soccer.

- Si quieres, yo le puedo decir al entrenador...- Jane también estaba en el equipo.
- De verdad, ¡ESTOY BIEN!.- les dije casi gritando.

Había levantado demasiado mi voz, a lo que los chicos voltearon a ver que pasaba y me sentí incomoda.

- Perdón, pero en verdad estoy bien.- les repetí.
- Si tu lo dices.- contestó Fernanda.

En ese momento llegó Nathan, y me dio un jugo de naranja.

- Tómate lo.- me ordenó Nathan.
Lentamente miré hacia él.
- Gracias.- le contesté.
- Cuando quieras.

El timbre sonó y caminé hacia mi clase, pensaba... ¿Qué hubiera hecho Misha? Cargarme y llevarme lejos de ahí por supuesto.
Entré a mi clase hirviendo en temperatura, me tomé el jugo de naranja que Nat me había dado, me sentía un poco mejor. Tomé un poco más para mejorarme.
Después de la escuela, Nathan me alcanzó mientras yo iba hacia los casilleros para ir a practicar.

- ¡Hey Hey! Usted señorita se irá a casa.- me dijo él.
- ¿Qué dices? Me siento bien, gracias por el ju...- le estaba diciendo, en ese momento tomó mi mano.

Nathan levantó sus cejas.

- Estas hirviendo, chica fuego, te llevaré a tu casa.

Se aferró a mi mano tomándola con fuerza y comenzó a acompañarme hacia mi casa.

- ¿Qué hay de tu practica de basket ball?.- le pregunté.
- El entrenador se divorció, ahora se desquita con nosotros... tú sabes, mejor me pierdo eso.

Oh diablos, ¿Qué puedo hacer para que regrese a la maldita escuela?

- Vamos por favor, regresa a la escuela.- le sugerí.
- Tendré que ir a casa una vez que te acompañe a la tuya, después iré a ayudarle a mi papá en su oficina.
- ¡POR FAVOR!- le dije levantando un poco la voz.
- No empieces Alexis.

Gruñí y seguí caminando, de repente, vi algo en mi árbol.
Era aquel cabello castaño tan familiar para mí, aquel que podría reconocer donde sea.

- ¿Viste eso?.- pregunté, me acerqué un poco y no vi nada.

Nathan miró donde le dije y comenzó a reír.

- ¿Ver que? Necesitas un descanso, ahora comienzas a ver cosas Alex.-

Me dijo y después me soltó de las manos para que caminara hacia mi puerta.

- De verdad debí ir a la practica, te odio Nathan.- le dije en tono de burla.
- ¡Ja! Lo sé, lo sé. Espero que te sientas mejor.

Nathan esperó a que entrara a mi casa, él era lo suficientemente inteligente como para darse la vuelta estando yo aún afuera. Hubiera corrido de regreso hacia la escuela.
Me dijo adiós con su mano y cerré la puerta, lo miré mientras se iba. Una vez que lo perdí de vista salí hacia el árbol, busqué entre mis plantas y el jardín, no encontré nada.

Nathan tenía razón, estaba comenzando a ver cosas.


Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora