Capitulo 11

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Misha:

Estaba sentado, recargando mi espalda contra un pilar de ladrillos lejos del desastre. Estaba sangrando por supuesto, pero nada comparado con ellos, reí al imaginarlos desangrarse en el suelo. Escuché el sonido de las sirenas llegar hacia donde fue la matazón. Una pistola no era nada comparado con bombas, estaba en un vecindario tranquilo, ellos nunca intentarían buscarme aquí. Además, por la manera en que dejé los cadáveres hacía parecer como si hubieran tenido una pelea entre pandillas.
Jamás sabrían que fui yo.
Miré mi cuerpo, se estaba debilitando cada segundo que pasaba; todavía tenía mi pistola en la mano, sin saber si fallé al matar a alguien. Cerré mis ojos con fuerza y dejé que el dolor en mi estomago ahogara mis pensamientos... se lo prometí, le prometí a ella que la vería de nuevo.
Me levanté lentamente y continué caminando. Traté de caminar recto y no encorvar me para no levantar sospechas. Estaba por la esquina de la casa de Alex, entonces saqué mi arma, y apunté hacia alguien que estaba alado de mí, venía cruzando la esquina donde yo estaba. Me dí la vuelta en cuestión de un segundo y bajé mi arma. Era Alexis.
Sus ojos estaban muy abiertos de la impresión, y se quedó boquiabierta y congelada cuando vio que la apunté con mi pistola, ella no se acercó a mí. Tiré la pistola al suelo y caminé hacia ella.

Alexis:

Había visto a Misha cruzando la calle y corrí hacia él para alcanzarlo. Estaba caminando muy raro y me detuve, de repente, el se dio la vuelta y apuntó hacia mí con una... con una pistola. Me quedé paralizada y no me moví, él se dio cuenta del terror en mis ojos y la bajó. Se quedó mirándome y tiró la pistola en el suelo, después caminó hacia mí.

-¡¡¿Acaso iba a disparar?!!! ¿Me iba a disparar a mí? ¿Porque? ¿Porqué Misha llevaba una pistola consigo?- Todas esas preguntas se enredaron en mi cabeza en un mismo instante.

Misha era claramente el único sobreviviente de la pelea, Misha era un asesino.
Llegó cerca de mí con sus ojos llenos de preocupación y pidiéndome disculpas, él estaba vivo. Sus ojos me mostraban todo, y se acercó a mí. Fue entonces cuando me dí la vuelta y caminé de regreso.

Misha no era la persona que yo pensaba.

- ¡Alex!.- Misha gritó mi nombre, apenas y podía levantar la voz.

Comencé a correr

- ¡¡¡Alexis!!!.- escuché de nuevo gritar y correr detrás de mí.

Me sentía.... ni siquiera yo sabía cómo me sentía. Corrí hacia mi casa y entré, estaba a punto de cerrar la puerta cuando sentí a Misha ya casi adentro, dejé la puerta y corrí hacia mi habitación.

-¡Por favor!.- me decía Misha, aún siguiéndome

Corrí hacia las escaleras cuando de reprende sentí sus brazos alrededor de mí

- ¡Déjame ir Misha!.- le dije cuando trataba de seguir caminando.

Misha me llevó hacia la pared y me sujetó fuertemente, yo estaba a punto de llorar. Tenía miedo. Él levantó su mirada y miró mis ojos, le temía a él por primera vez, le temía a Misha. No quise escuchar a nadie, todos tenían razón sobre él.

- Oh Alex lo siento de verdad- me dijo Misha, yo no escuché lo que dijo, aún estaba en shock.- Por favor escúchame.- me insistió.
- No, déjame ir.- le dije y caí, escondí mi rostro entre mis rodillas y comencé a llorar.

Misha dudó un poco, y después se sentó a un lado de mí y trató de consolarme, yo simplemente me alejé.

- Volví porque te prometí que lo haría.- me dijo Misha.Y era verdad, yo lo sabía. Yo quería que Misha regresara, pero no hasta que descubrí que en realidad era un asesino. - Debería estar muerto ahora, pero hice todo esto por ti Alex- continuó diciendo.

Yo sabía que el tenía razón pero no quería escucharlo porque estaba demasiado enojada, y triste.

- Yo te salvé Alex- exclamó. Cuando dijo eso, su voz se escuchaba muy débil, él estaba vivo, pero herido.

Quité mis manos de mi rostro, y lo vi apoyándose en la pared cerrando sus ojos con muchas fuerzas, se estaba presionando su estomago, después olí... sangre.
Rápidamente me paré y levanté su camisa, Misha estaba sangrando mucho de su estomago... era una herida, o más bien, una puñalada. De nuevo me levanté rápidamente y fui al baño, donde estaba el botiquín de emergencias. Hice un desorden terrible pero encontré lo que estaba buscando, regresé con Misha y lo ayudé llevándolo hacia el sofá, y de nuevo levanté su camisa. Cuidadosamente empecé a limpiar su herida. Me recordó al día anterior, cuando él limpiaba las mías, ahora todo había dado un giro.

- Alexis.- susurró mi nombre.

Yo lo ignoré y seguí vendan dolo. Guardé las cosas y regresé con él. Me incliné para ver la herida de nuevo y asegurarme de que estuviera bien vendada.
Tuve cuidado de limpiar la sangre que aún quedaba, y de repente las manos de Misha apretaron las mías. Traté de no mirarlo, pero él siguió mirando mis ojos, hasta que yo lo hice también.

- No deberías tenerme miedo, tú eres la ultima persona a la que podría herir.- me dijo entonces.

Bajé de nuevo mi mirada y de repente me tomó en sus brazos, no pronuncié palabra alguna porque yo en verdad necesitaba ese abrazo. En verdad necesitaba que me dijera que todo iba a estar bien. Pero entonces, Misha utilizó las palabras más simples y a la vez tan hermosas que me haya dicho.

- Te amo.

Cuando dijo eso, me lancé hacia él, olvidándome de repente de su herida, debió dolerle. Mis labios se encontraron con los suyos y lo besé. Yo sabía que también lo amaba, y no me importaban los errores que pudo haber cometido, aún estaría siempre ahí con Misha.
Misha me besó mostrandome lo agradecido que estaba conmigo, y lo feliz que estaba de que aún estuviera vivo.


Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora