Capitulo 24

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Estaba en el hospital. Ya habían pasado 5 semanas desde que Nathan estaba hospitalizado. Hoy sería el día en que lo daban de alta y se iría a casa.
Sus heridas se estaban mejorando, estaba vivo, era un milagro. Lo visitaba tres veces a la semana, con mis amigos o a veces iba sola. Nathan siempre se veía feliz de verme, lo visitaba mucho ya que de cierta forman, me sentía culpable, como si hubiera sido mi culpa lo que había sucedido.
Había tratado de bloquear cualquier pensamiento de mi último amor. No quería recordar todo lo que habíamos pasado sabiendo que lloraría un río, yo ya no quería éso. No había progresado en nada, los momentos juntos regresaban por sí mismos a mi mente.

Me senté en la sala de espera con mis amigos, Thomas, Christian, Charlie, Fernanda, Jane y Lucy.
Estábamos todos felices y emocionados de que Nathan estaba de regreso, teníamos la sala de boliche reservada para convivir con Nathan dentro de dos horas. Era sábado.

No me hice la idea de asistir al funeral de Misha, y no fui. No hubiera podido soportarlo.
Miraba hacia alrededor, Fernanda y Lucy hablaban sobre esto y aquello, Jane estaba enviando mensajes de texto y leyendo una revista. Christian, Thomas y Charlie estaban hablando sobre el partido de anoche en el que jugó su equipo de fútbol favorito.
Lucy y yo casi no éramos cercanas ya, me sentí así desde que no quise hablar con ella sobre Misha. Recuerdo todos esos días que visitaba a Nathan, yo sabía que él sabía algo sobre Misha y yo, y estaba eternamente agradecida con él ya que nunca tocamos el tema.

- Uhm... ¿Alex?.- me llamó Fernanda.

Volteé y los miré. Evidentemente estaban hablando de mí, pero no estaba prestando atención, hasta que parpadeé.

- ¿Quieres apostar?- me preguntó Lucy.
- ¿En qué?.- pregunté yo.
- ¿En que si crees que Justin Bieber y Selena Gomez volverán a estar juntos?.

"Wow... me importa una mierda".- me dije en mi mente, me encogí de hombros.

- Alexis no habla de esmaltes de uñas y de extensiones de cabello chicas.- les dijo Jane.

Se rieron todos, menos yo, simplemente puse una sonrisa falsa para complacerlos. Justo entonces, escuché a alguien caminando hacia nosotros, me levanté y ahí estaba él. Nathan.
Caminaba lentamente, y con su típica sonrisa dulce, a un lado de sus padres y su hermano menor. Tan pronto lo vieron los demás fueron a recibirlo, todos alrededor de él. Nath se reía y pronto él ya estaba caminando hacia mí.
Lo abracé con cuidado, sintiendo sus vendas debajo de su camisa.

- Bienvenido al mundo Nath.- le dije
- Se siente genial volver a estar con ustedes.- nos dijo.

Luego me hice a un lado y las chicas fueron para abrazarlo de nuevo,

- ¿Quién esta listo para ir al boliche?- dijo Christian entusiasmado.
- Ohhh vas a perder amigo.- le contestó Thomas.
- Voy a dejar que me pateen el trasero solo por hoy, solo una vez en la vida. - les dijo Nathan refiriéndose a que aún estaba algo débil.
- No digas niñerías Nathan estás mejor que nunca- le dijo Thomas.

Los padres de Nathan lo veían sonreír y sonreían a ellos mismos, les daba gusto volver a verlo feliz. Su hermano menor tenía como 12 años, su nombre era Michael, era tan adorable y tierno. Caminé hacia él.

- Entonces... ¿estas listo para ir al boliche Michael?- le pregunté.

Michael me miró por unos segundos y después me respondió.

- Claro.- me dijo de una forma adorable, me sonrió.

Sonreí también y salimos del hospital, íbamos ya en camino hacia las salas de bolos. Pasamos el cementerio, no pude hacer otra cosa mas que ver hacia allá.

MISHA, te extraño.

Luché contra las lágrimas, entonces lo decidí, iría al cementerio al otro día.

- WOW. Eso fue lo mejor, fue mejor que mi tiro .- Dijo Charlie.

Ya estábamos en la sala de boliche, después del hospital, y ahora nosotros, bueno, ELLOS estaban pasando un buen rato. Michael había fallado varios tiros y se estaba volviendo loco.
Yo estaba sentada a un lado de Jane y Christian, viéndolos jugar. No tenía ánimos de hacer nada, solo me senté y pretendía que la estaba pasando bien por el regreso de Nathan. Lo mejor del boliche es que estaba a un lado del centro comercial y tenía una barra de bebidas al otro lado de la sala.
Sonreía y me reía entre dientes cuando estaba con mis amigos, trataba de que el día fuera perfecto, pero llegó un momento en el que quise estar sola y puse una falsa sonrisa.

- Iré por algo de beber .- le dije a Jane
- Ok, yo me quedaré viendo a los chicos.

Me levanté y ya estaba casi fuera de la sala de juego, cuando escuché un "Espérame Alex".
Levanté mi mirada, - por el amor de Dios.- Me dije, era Nathan por supuesto. Lo esperé y sonrió mientras se acercaba.

- Apesto en el boliche, no seré capaz de patear traseros en el bascketball nunca más.- me dijo simpática mente.
- No te preocupes Nath, te dedicaré un un gol en mi próximo juego- le dije y le sonreí. Su sonrisa se ensanchó.
- Éso suena genial, gracias.

Nos sentamos en los bancos y ordenamos. Nathan esperó a que yo ordenara primero.

- Mmm, pediré una malteada de fresa y banano con una cereza, gracias.- le dije al camarero.
- Yo pediré un helado de chocolate con vainilla, por favor.- le dijo Nathan

Miramos al sujeto haciendo las malteadas con tanta facilidad, lo hacía tan rápido y con mucha gracia.

- Quiero preguntarte algo Alexis.- comenzó a decir de repente Nathan.

Miré hacia él. Por favor, que no sea sobre Misha. Esperé a que prosiguiera.

-¿Qué piensas sobre mí.? - prosiguió, me agarró completamente desprevenida, estaba confundida, ¿qué pensaba realmente de él? .- Solo tengo curiosidad.- me dijo después.

Bajé la mirada y pensé, ¿Qué creerá que siento yo por él? ... Oh bueno, en realidad sí había hecho parecer como si él me gustara, lo visitaba mucho en el hospital, siempre he sido agradable con el, le había dado 'esperanzas' para pensar que probablemente SI me gustaba.

- Eres un chico asombroso Nathan, en verdad.- le contesté a medias.

Él solo se limitó a asentir con la cabeza inseguro de qué hacer. Pero era la verdad, él era un chico genial, muy lindo, pero no un patán como los chicos ''lindos'' de hoy en día. Era inteligente, hacía cosas buenas en la escuela, era un excelente jugador de Bascketball y... tenía un buen cuerpo. Chicos como él había muy pocos en la tierra.

-¿Puedo decirte lo que pienso de ti?.- exclamó repentinamente.

Me paralicé un momento, mis labios se abrieron un poco, de repente miré hacia otro lado, estaba muy sonrojada. -, no puede ser- me decía.

- Bueno, solo quiero que sepas, que me gustas mucho Alex. Desde que estuviste ahí para mí cuando Jasmine rompió conmigo. No sé qué hubiera hecho sin ti.

Recordé entonces, Jasmine era una... una puta completamente. Éra la típica chica sexy y zorra. Yo había estado ahí por Nathan, desde descubrí lo que pasaba un día en el baño cuando Jasmine les decía a sus plásticas amigas porqué dejó a Nathan, estaba saliendo con otro chico. Recuerdo que no podía creerlo, me salí del baño, le grité "zorra" y me fui.
Ella nunca fue agradable conmigo, y por éso ahora, ella había estado buscando una manera de hacer mi vida miserable, pero Jasmine no estaba en ninguna de mis clases, por suerte. Difícilmente la vería.

- ¿Alex?.

Reaccioné de repente alejándome de mis pensamientos.

- Awww Nat, gracias.- no supe qué contestarle.

No fue un 'awww' sincero, fue mas bien como un ''Oh no, ¿por qué?'' disfrazado.
Le sonreí, otra sonrisa falsa.

- Necesito pensar esto Nath, y necesito tiempo. Mi vida no ha ido muy bien.- le dije.

Nathan asintió con la cabeza y suspiró

- ¿Es por... Misha? .- preguntó de repente.

Me quedé paralizada cuando mencionó su nombre. Miré a lo lejos, sentí lagrimas apunto de salir de mis ojos. Nathan no dijo nada y pude sentir su cara de culpa sobre mí.

- Yo.. yo..- intentaba decir pero mi voz se cortó. No podía hablar así que solo asentí con la cabeza.

Nathan se inclinó hacia mí y trató de alcanzar mi mano, yo lentamente se la dí, y comenzó a acariciarla.

- Te entiendo Alex, yo sé como te haz sentido, lo veo en tus ojos, veo lo mucho que te duele y cómo aún así pones una buena cara para todos. Eres fuerte Alex, y no estoy molesto por todo esto, sé como te sientes, y te puedo esperar.

Finalizó con un largo suspiro, lo miré a los ojos y una sonrisa, ésta vez, una sonrisa real apareció en mi rostro.

- Gracias Nath, en verdad no sabes lo mucho que aprecio que no me juzgues, siento mucho lo que te pasó, todo fue mi culpa..

Nathan sacudió su cabeza, negando lo.

- No, no te preocupes, no lo fue.- me respondió.

Sonreímos y de repente nos llevaron lo que ordenamos. Nathan no me soltó la mano, y sonreía, su sonrisa me hacía feliz. Tomé un trago de mi malteada, estaba deliciosa.
Estuvimos en silencio por 10 minutos. En ese silencio, supe que en verdad podía contar con Nathan, él era realmente un verdadero amigo.

~~

Después del boliche, eran ya las 4:00 p.m. Me estaban yendo a dejar a mi casa. Nathan me había comprobado que podía hablar con él de lo que fuera, y que él siempre estaría ahí.
Estábamos afuera de mi casa ahora.

- Te veo el lunes Alex.- me dijo Nathan
- Si, claro. Adiós, gracias por traerme a mi casa.

Nath y su familia me decían adios con la mano mientras entraba a mi casa. Cuando entré mis padres estaban en la sala, viendo un partido de fútbol.

- Hey Alex. ¿Cómo estuvo tu día cariño?.- me dijo de repente mi mamá.
- Fue divertido, Nathan ya está bien.
- Que bueno escuchar eso, es un chico fuerte.- dijo mi papá.

Asentí y subí las escaleras, hacia mi habitación. Iba a visitar la tumba de Misha mañana.
De repente me preguntaba, si en verdad conocí a Misha, si todo lo que pasó con él fue verdad, fue tan mágico.
Coloqué el collar de diamantes sobre mi cuello. Sí fue verdad, conocí a Misha de una manera única, una manera que nadie pudo conocerlo. Lo entendía bien, y él a mí.
Mañana iría a la florería y le compraría rosas blancas en la mañana.

Miré televisión por el resto del día y estuve un rato en mi PC, facebook y twitter, mis sitios favoritos. Todo ese rato estuve recordando cuando Misha me dijo sus últimas palabras

**FLASHBACK**

- No me iré, te lo prometo. Te amo, por éso... si ésto tiene que ser... así será.- me decía Misha - por favor Alex-

Me miró fijamente a los ojos, y sabía entonces que tenía que escucharlo. Me aparté de él y mis ojos comenzaban a derramar lagrimas de nuevo, Misha sacó un collar de su joyero y me lo dio.

- Es para ti.- me dijo mientras extendía su mano para que lo tomara.

Lo agarré y después me ayudó a salir por la ventana. Me besó en los labios una vez más y cerró la ventana. Entonces corrió hacia la sala.

Misha...Misha...


Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora