Misha:
Miré la televisión en mi sofá, tenía sueño. Mientras sostenía una botella de licor sobre mis manos, me reía de las cosas más estúpidas.
Aquel 'chico bonito' tuvo su merecido. Recuerdo la manera en la que gritaba y gritaba mientras lo lastimaba con mi navaja. Qué momento tan magnifico, qué risa.
Tuvo suerte de no estar muerto, tuvo suerte de que no lastimé su cara bonita. Tuvo suerte de que no terminé de asesinarlo ahí mismo.
¡ALEXIS ES SOLO MÍA!
Bebí de mi botella de whisky hasta dejarla ya casi vacía, qué día el de hoy. Le cambiaba a los canales de la televisión hasta que dí con las noticias, tenía un título en grande que llamó mi atención.
"~ Adolescente de 16 años fue encontrado apuñalado a medio día cerca de un callejón"~
Mis ojos brillaron con anticipación, amaba la manera en que la gente gritaba, por lo asustada que estaba. Amaba la forma en que pensaban que iban a seguir viviendo... que gente más estúpida.
Creo que visitaré a Alex en la mañana. Mi hermano se quedó en Universal City mientras yo iba a disfrutar 3 días de descanso. Y aquí estaba, agotado, agotado, demasiado agotado. Agotado sobre mi sofá... sobre el sofá gris en el que alguna vez tuve a Alex.
¿A quién puedo engañar? Jamás en mi vida iba a cambiar. Tomé otro trago y dejé mis ojos caer en el sueño.
Alexis:Mi mamá me recogió del hospital 3 horas después, en esas tres horas me la pasé en la sala de espera, preguntándole a cada doctor o enfermera que pasaba si Nathan estaba bien, pero no obtuve respuesta. Aún estaba llorando cuando mi mamá llegó.
- Siento mucho lo de Nathan cariño.- me dijo mi mamá en un tono suave.
Yo solo asentí no podía hablar, o rompería en llanto de nuevo. Llegué a mi casa y subí por las escaleras, jamás había subido tan lento, caminé hacia mi habitación, me sentía tan ligera y transparente como un fantasma. Me dejé caer en mi cama.
¿Porqué lloraba? ¿Estaba llorando por Nathan? ¿O tal vez por Misha?
La realidad llegó a mi mente, estaba llorando por ambos.
Todos esos pensamientos se enredaban en mi mente, de una manera terrible. Todo tenía que ver conmigo. Todo era mi culpa.
Escuché a alguien dejar algo sobre mi mesa, después cerraron la puerta. Mi madre me había llevado comida, un sándwich y una malteada de chocolate. Pero no había algo que pudiera comer ahora.
De repente, un extraño pensamiento quedó atrapado en mi cabeza, ir a ver a Jaso.
Eran casi las 10 p.m. aún tenía tiempo. Acomodé mi cama de manera que pareciera que estaba dormida, puse 3 almohadas de manera vertical y las cubrí con una manta. Me salí por la ventana, me trepé al árbol, tomando la misma ruta que había tomado la otra vez que los policías estaban en mi casa.
Salté hacia el jardín y me arrastré por las plantas para salir. Cuando estuve lista, comencé a correr. Corrí por aquellas calles como un fantasma. Llegué hacia las calles que sabía que me llevarían hacia su casa.
¿Porqué estaba tan desesperada por verlo? No... no era desesperación, era enojo.
Corrí aún mas rápido hasta que mi coraje se convirtió en energías. Minutos después llegué a su casa. Estaba igual como la recordaba, silenciosamente miré por la ventana de su habitación ya que él siempre la dejaba abierta. Eché una mirada por dentro, todo estaba obscuro pero la luz de la luna hacía que todo brillara.
Misha no estaba ahí. Caminé hacia su puerta y entré silenciosamente de puntitas, no escuché nada. Cuidadosamente entré por su vestíbulo y llegué hacia la sala.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Porqué mierda estaba en esa casa? ¿Qué hará Misha? Pero de algo estaba segura... no le tenía miedo.
Con ese último pensamiento en mi cabeza lo vi. Estaba dormido con su camiseta negra y sus jeans obscuros. Las líneas blancas de sus converse brillaban contra la luz.
Estaba dormido boca abajo en el sofá con una almohada bajo su cabeza. Sus pies colgaban del sofá, su mano izquierda colgaba también como si hubiera estado agarrando una botella que estaba sobre el suelo, a un lado de él.
Se veía tan tranquilo... tan pacífico, todo lo contrario a lo que él era. Después el arrepentimiento llegó a mi mente, una idea de último minuto comenzaba a quemarme mi cabeza. Tal vez no había sido Misha.
Me acerqué y vi hacia la botella que estaba sobre el piso. Había estado bebiendo, caminé después hacia la cocina, me paralicé. Su navaja estaba cerca del lavabo, lleno de sangre. Sí fue él.
El miedo se apoderó de mí como si me estuviera quemando, y los latidos de mi corazón se aceleraron a un ritmo increíble. Por primera vez tenía miedo de estar ahí.Escuché pasos detrás de mí. Me dí la vuelta y quedé totalmente perpleja. Era él, Misha Hamilton.
Él también me veía paralizado, ambos estábamos anonadados uno frente al otro. Luego dio un paso hacia adelante, la luz de la luna que entraba por la ventana me alumbró para ver su rostro, se veía inseguro.
Cuando dio un paso adelante, yo retrocedí. Misha se quedó perplejo por mi respuesta. Retrocedí un paso más. ¡Qué estúpida era! ¿Porqué estaba ahí? Me tenía que ir. Tenía que correr. Retrocedí mas esta vez, toqué la pared y comencé a correr, pasé por una puerta y corrí hacia su habitación. Cerré fuertemente la puerta detrás de mí.
Luego salí por su ventana y lo escuché abrir la puerta de su habitación, salté y corrí. Me dí la vuelta para ver que no saliera por la ventana también. De repente escuché que abrió su puerta principal.- Oh no...- me decía por dentro.
Corrí lo más rápido que pude, hasta sentir un par de brazos invisibles jalarme por detrás. Vi un par de manos entrelazarse alrededor de mí, él me abrazó con mucha fuerza.
- ¡Déjame....- trataba de decirle, pero entonces sentí una mano cubrir mi boca.
Luché contra sus brazos, tratando de zafarme. ¿Porqué? Estaba realmente asustada. Me apretó con más fuerza y me llevó de nuevo por el mismo camino que habíamos venido. Sentí lagrimas resbalarse por mi rostro. Iba a morir.
- ¡¡Mmmhhpphhh!!.- era lo único que podía salir de mi boca.
- Alex.- susurró mi nombre a mi oído mientras cerraba la puerta por detrás.
Misha me soltó y me aparté de él, el miedo recorría todo mi rostro, fijó su mirada en mí.
- ¿Porqué lo hiciste..?.- me dijo, pero volteé mi rostro y caminé de nuevo alejándome de él. - ¡Alexis!- de nuevo dijo mi nombre pero ahora con un grito.
Me tomó por detrás y me volteó, tomó mis manos y me hizo mirarlo a los ojos.
- ¿Cómo pudiste ser tan frío? eres una bestia.- comencé a decirle, Misha quedó perplejo, yo estaba temblando. - ¿Porqué? ¿Porqué atacaste a Nathan?.
Misha no se esperaba que le dijera éso, esperara a que me dejara ir o se debilitara, pero no lo hizo.
- Sí, yo lo hice.- contestó con frialdad.
Lo miré enfurecida, obviamente él lo había hecho. Misha me miró y puso sus manos sobre mis mejillas húmedas. Retrocedí un paso pero él no me dejó ir.
- ¿Porqué regresaste?.- le pregunté, Misha se quedó quieto. - ¿Regresaste para matar a toda la gente que quiero?.
- No ....- me contestó.
No le creí.
-¿Porqué dejaste ir todo tu coraje contra Nathan? ¿Qué te ha hecho él?.- le pregunte mientras mi voz se hacía más aguda.
- ¡Él te quiere!.
Cuando dijo éso me quedé paralizada. Evidentemente lo hizo porque sintió celos. Y en ese momento, supe que no podía continuar amándolo así, pensar en él, esperar a estar con él. Tenía que hacer lo que era mejor. Traté de despejar mi garganta para que me saliera mejor mi voz.
Misha podría matarme por lo que estaba apunto de decir.
- ¿Y qué si yo también lo quiero?.- sentí claramente la mentira entre mis palabras.
Era buena mintiendo, pero éso no significaba que después sintiera culpa. Misha literalmente quedó como estatua, no esperaba eso, nunca pensó que le podría hacer eso. Su agarre se congeló, pero también se hizo débil no podía respirar mientras veía el dolor reflejarse en sus ojos.
Retiré sus frías manos de mi rostro mientras trataba de irme, Misha estaba tan paralizado como una escultura. Le mentí, y fue una de las peores mentiras que había dicho en mi vida. Misha comenzó a respirar aceleradamente, tomó mi rostro en sus manos de nuevo y se acercó a mí. Tan cerca que pensé que iba a juntar sus labios con los míos.
- Dime que lo quieres.- me dijo con su ya típica frialdad.
Mi esófago bloqueó el aire que apenas sentía. Sus ojos... sus hermosos ojos miraban fijamente los míos. Su nariz tocaba la mía.
- ¡Dilo!.- exclamó fuerte.
Era lógico que no me iba a dejar ir sin pelear, éso era lo que sus ojos me mostraban. No me creyó, tampoco yo.
Respiré profundamente, no podía decirlo, pero tenía que hacerlo. Abrí mi boca para decir aquellas dolorosas palabras que yo nunca podría pronunciar.
Los ojos de Misha hicieron todo difícil, los miré... estaban más hermosos que como aparecían en mis sueños.
¿Todo esto era por nuestro bien? ¿Podría vivir sin Misha? ¿Podría aceptarlo como él era?
Aún tenía mis labios entre abiertos para decir esas palabras. De nuevo sentí lagrimas resbalando por mis mejillas. No podía hacerlo.
Cerré mi boca y bajé la mirada
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Peligroso Amor
Teen FictionEsos ojos oscuros me flecharon, aunque yo sabia que no me llevaría a nada bueno. Lo intenté, pero no pude dejar de mirarlos. Mi nombre es Alexis Milán y tengo 16 años Mi vida es y siempre había sido tranquila, sencilla y simple, aunque prácticamente...