CAPÍTULO 22:Recuerdo de Dolor

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-Nunca debes confiar en nadie.-escuchaba a lo lejos.

Todo estaba oscuro, no podía ver absolutamente nada, pero si escuchaba voces.

-Nunca debes confiar en nadie.-volvió a repetir la misma voz, la cual se escuchaba más cerca que antes, era gruesa y la sentía realmente familiar, como si la hubiese escuchado muchas veces. Intenté hacer algo, pero sentí un golpe fuerte en mi brazo.

-Otra vez no, por favor.-gritó otra voz sollozando, esta sonaba más dulce, pero un poco asustada, por lo que pude deducir que era una niña y lo que me encogió el corazón fue el dolor que se percibía en ella por la forma en la que gritaba.

-Este es tu castigo por no obedecerme.- dijo la primera voz antes de que pudiese sentir incontables golpes por todo mi cuerpo, mis brazos, mis piernas, mi cabeza, hasta que todo desapareció de repente...

-¡DESPIERTA MÍA!-escuchaba mientras mi cuerpo era movido por un par de brazos.

Abrí mis ojos rápidamente al notar que los tenía cerrados. Puede observar que todos estaban alrededor del sofá con una expresión de tristeza y confusión, me incorporé lentamente para no asustar a nadie, más de lo que parecían estarlo.

Dormí anoche aquí con la excusa que quería estar lo más cerca de la cocina para no tener que caminar tanto cuando iría a desayunar antes de que saliéramos para el aeropuerto, por suerte Nate no hizo muchas preguntas, pero estaba segura que algo sospechaba. Quería de verdad dormir con él, pero ese recuerdo de Mía y el besándose seguía rondando en mi cabeza.

En la noche cuando Sarah y Jaden llegaron de su salida decidimos ir a Inglaterra a la mañana siguiente; decidí que no volvería a hablar con mis padres por un tiempo. Sarah me contó que la cita (como ella la llamaba) estuvo genial, pero no hubo ningún beso, porque cuando estaban siquiera acercándose, Jaden siempre se ponía rojo y miraba hacia otra parte.

-Fue un sueño.-susurre.

-¿Estás bien? ¿Qué sucedió?-preguntó Nate, aún sentía sus manos en mis brazos, quería alejarlas pero estaba en shock. No podía dejar de pensar en el sueño.

Se sentía real, más real que los otros que tuve anteriormente. No quería pensar que era un recuerdo, mi recuerdo.

Sobre todo porque estoy un sesenta por ciento segura que la niña a la que aquel hombre golpeaba era yo, porque pude sentir sus golpes y mi mente parecía estar completamente despierta para comprender el dolor que causaba un error.

Levante mi vista de mis manos cuando me di cuenta que todos seguían allí preocupados por mí y yo solo parecía un fantasma que no hacía notar su presencia. No iba a contarles sobre el sueño que tuve, solo por ahora, ya que no estoy completamente segura que eso haya pasado de verdad y no me gustaría preocuparlos más de lo ya están.

-Tranquilos no fue nada.-sonreí, aunque más bien debió haber salido una mueca por el ardor que sentía en mis ojos de todas las lágrimas que derramé en la noche. Como veía que eso no funcionaba cambié de tema.- ¿Qué hora es?

-Son las siete de la mañana ¿Segura que estás bien?- preguntó Sarah.

-Sí, no se preocupen y vallan a prepararse que en una hora sale nuestro vuelo.-dije al notar que todos seguían en pijama.

Dicho esto todos se fueron excepto Nate que se me quedó mirando por un rato.

-¿Qué es lo que sucede?-preguntó.

Iba a responderle que no sucedía nada cuando sentí algo vibrar en la mesita de noche.

Era mi celular, me había olvidado completamente de él, a este paso creía que ya lo había perdido en algún lugar. Un poco desconcertada lo agarré y mire a Nate con una mirada de confusión.

-Lo encontré en el suelo ayer, te veías muy pensativa y no quería interrumpirte, así que lo dejé en la mesa.-dijo.

Miré mi celular sin responderle, tenía un mensaje de texto e inmediatamente lo abrí. ¿Quién me mandaría un mensaje? Y ¿Cómo consiguió mi número?

Hola Eleonor, realmente lo siento si lo de la otra vez te incomodo, pero no te preocupes por eso, solo fue de amigos. Me gustaría que nos reunamos a charlar, además de que tiene que seguir enseñándome tutora.

Espero nos veamos pronto, Matt.

Matthew, me había olvidado completamente de él y con todo esto del viaje no podía hacer mucho. No le respondí y guardé mi celular en uno de los bolsillos de mi pijama.

-¿Está todo bien?-preguntó Nate.

-Sí, nada de lo que preocuparse. Hora de irnos.-dije incorporándome y dirigiéndome a buscar mis cosas para terminar la conversación.

Mientras cambiaba mi pijama por unos pantalones largos y una camiseta que me había prestado Sarah, pensaba que por ahora trataría de no hablar mucho con Nate, haría lo que tendría que hacer y solamente eso.

Ya era tarde para decidir no involucrarme emocionalmente, así que lo único que me quedaba era ignorar todo y seguir adelante. Solo espero que Nate no me dificulte las cosas más de lo que ya se encuentran.



Mi Pasado (MP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora