La última hija de Artemisa- Fuera de control.

Lista para partir

Lamento haber tardado tanto pero al fin aquí esta el primer capitulo, espero les guste, comenten que les pareció, los amo.

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Elizabeth (P.O.V.):

Mi sueño siempre era el mismo, estaba en el campamento mestizo. Pero este lucía diferente. El pasto estaba amarillo, los árboles sin ramas, las cabañas despintadas. Ni siquiera podía sentir la brisa del verano. En mi sueño caminaba como sonámbula, pasé por la casa grande, las cabañas y llegaba al estadio. Todos mis amigos estaban ahí. Apenas me vieron empezaron a gritar <<¿Por qué lo hiciste?>> una y otra vez. En ese momento me di cuenta de que el resto de los campistas yacían muertos en el suelo del estadio. Todos tenían un flecha clavada en el corazón. Empecé a llorar y a gritar que lo sentía, pero era como si hubiera dos yo, la que estaba afuera observando a mis amigos gritar y no hacia nada; y la que estaba dentro, llorando. La yo de afuera levantó el arco, apuntando a alguno de mis amigos, las voces en mi cerebro gritaban que lo hiciera. Como siempre yo gritaba que no quería hacerlo y sin aviso dejaba ir la flecha. Entonces desperté.

Tenía la respiración agitada y mi cuerpo estaba bañado en un sudor frío. Observé el techo de la cabaña de Artemisa, como siempre con un ligero brillo plateado. Respiré hondo y esperé a que mi pulso se calmara; llevaba teniendo esa pesadilla todas las noches por casi dos semanas. Sabía que no podría dormirme otra vez por lo que me levanté y revisé la hora; eran las 5:30 de la mañana. Me arreglé y salí a correr.

Corrí por los limites del campamento, correr era la actividad no planeada que me calmaba después de las pesadillas. Seguí corriendo hasta que salió el sol y me dirigí a desayunar.

—Te ves horrible—fue lo primero que Matt dijo al verme, lo fulminé con la mirada—¿mala noche?

—Como de costumbre—dije en un suspiro.

—¿Pesadillas?—preguntó Connor que llegó a sentarse a mi lado, Katie se presentó en menos de dos segundos y le dio un corto beso en los labios. Enserio no tenía nada en contra de ellos, pero verlos me daba ganas de vomitar arcoíris, eran demasiado cursis para mi gusto.

—¿Quien tiene pesadillas?—preguntó Katie.

Negué con la cabeza—Nada un mal sueño.

—¿Qué era?—preguntó Travis que ya se había sentado del otro lado de la mesa.

Amaba a mis amigos, pero me sentía sofocada por su atención, además al verlos no podía evitar recordar las miradas de miedo que me dirigían en mis pesadillas.

—...nada—dije después de unos segundos—humm tengo que irme, quiero practicar todo lo posible antes de irme a la ciudad—dije levantándome y al darme la vuelta Casio estaba parado detrás de mi.

Genial, pensé—¿Irte?—dijo Casio—no comentaste eso.

—Si bueno yo...tengo que entrenar—dije y salí prácticamente corriendo.

Por desgracia Casio me siguió.

Mi idea era dirigirme al estadio, pero al pasar ya había un grupo de campistas, por lo que me dirigí a los bosques del lugar. Escuché que Casio me llamaba pero seguí caminando, hasta adentrarme en el bosque. Saqué una flecha y traté de encontrar cualquier animal al que poder disparar; por desgracia lo único que vi fue a Casio.

Resoplé—Espantas a los animales.

—Tenemos que hablar.

—Tengo que entrenar.

—No dijiste que irías a la ciudad.

—No será por mucho tiempo.

—¿Cuánto?