Solo un peón

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Bueno, después de mucha espera y de largos momentos frente a una pagina en blanco solo he podido escribir esto. Lo siento, mi cerebro no sirve para historia, creo que nunca volverá a servir. Pero espero que al menos estas tres paginas que he traído les gusten. Un abrazo, los quiero u.u

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Elizabeth (P. O. V.)

—No tan rápido—dije, señalé a Piper y Annabeth que seguían gritando—deja a mis amigas ahora.

—Abre la puerta primero.

—Suéltalas primero.

El demonio, Maniae, entrecerró los ojos—Puedo seguir toda la noche aquí niña, tus amigas seguirán en sus pesadillas y terminaran en la locura.

Me crucé de brazos y pensé rápidamente—Bien, yo también—me di la vuelta hacia los estantes y tomé una bolsa de papas—puedo esperar toda la noche, enserio—abrí las papas y empecé a comerlas como si este fuera una noche cualquiera y no tuviera ninguna preocupación en el mundo, además sí tenía hambre.

Las demonios se miraron entre ellas—No nos gustan los juegos semidiosa tonta, si no haces lo que te ordenamos tus amigas sufrirán las consecuencias.

Reí—¿Creen que soy tonta? No, si libero a Caos terminará mal para todos, por lo que no tengo prisa en hacerlo y prefiero no hacerlo, no si no me garantizan que mis amigos estarán bien. Eso incluye liberar a Piper y Annabeth de sus pesadillas ahora.

Epiales gruñó—De acuerdo, como quieras—escupió—las soltaremos. Al mismo tiempo que abres la puerta.

—¿Enserio?—dije frunciendo el ceño—eso es tan infantil...

Pero Epiales me dio una larga mirada, no cedería. Suspiré—Muy bien, al mismo tiempo lo haremos.

Me acerqué a la puerta y tomé la manija. Dirigí la vista a mis amigas luego a los demonios.

Maniea movió la mano en dirección a mis amigas, dejaron de gritar, miraron a su alrededor desorientadas. Abrí la puerta enseguida, hubiera preferido no hacerlo pero si no cumplía mi parte del trato probablemente no podría recuperar a mis amigas.

—Gracias hija de Artemisa—Epiales me dio una venenosa sonrisa.

—¿Qué ocurre?—Annabeth abrió los ojos aterrorizada viendo algo detrás de mí—¡cuidado!

Iba a darme la vuelta cuando sentí algo frío en el hombro, escuché una voz en mi cabeza, se sentía fría y cruel dentro de mí <<Gracias por liberarme semidiosa, esto no hubiera sido posible sin ti>>. Cerré los ojos y temblé—¿A qué te refieres?

<<Los demonios están encerrados en el Erebo, engañan a sus mentes para hacer parecer que están aquí>> la voz rió <<No tienen forma física, si no hubieras abierto la puerta nadie más lo habría hecho. Felicidades Elizabeth, has desatado al Caos en el mundo>> Caos se rió.

Caí a mis rodillas derrotada, había caído justo en la trampa y por primera vez no creía que pudiera salir de ella.

Los demonios aparecieron junto a mí sonriendo con sus horribles y podridos dientes—Ahora solo necesitas un cuerpo en este mundo, y podrás liberar al Caos por todas partes, y Gea nos recompensará en grande. Ella es perfecta—los demonios me señalaron.

Cerré los ojos, no quería ver lo que tenían planeado para mí.

—Si creen que van a hacerle algo están muy equivocados—escuché a Annabeth hablar—aléjense de ella.

La última hija de Artemisa- Fuera de control.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora