Una de las aldeas más pobres había sido atacada brutalmente por unos seres- que según cuentan los aldeanos de las villas vecinas- que llevaban una capucha oscura, la cual les cubría toda su anatomía, pero eso no quitaba que desataran todo su poder contra los indefensos aldeanos.
La llegada de los caballeros no había sido tan oportuna, lo único que encontraron fue escombros y cadáveres por doquier, parecía como si la aldea había sufrido un terremoto y aparentemente nadie había sobrevivido ante tales ataques, excepto una niña, pero era cuestión de horas que la pequeña terminara igual que su familia y demás personas. Y por si la situación no podría tornarse peor, una intensa lluvia azotaba por todo el lugar, cosa que hizo aún más costoso encontrar a alguien con vida.
-¡Aquí hay una niña!- gritaba un joven caballero con armadura dorada y de cabellos color lila mientras retiraba la capa que traía con su armadura y la ponía sobre el herido pero aún con vida cuerpo de la pequeña.
-¿Sigue con vida?- preguntó otro joven caballero de cabellos azulados y ojos verdes, el cual se veía igual de joven que su compañero.
- Eso parece, Milo, hay que llevarla de inmediato al Santuario- decía el joven de los cabellos lila mientras levantaba pie en dirección al Santuario.
- Bien, nos quedaremos un poco más para seguir buscando sobrevivientes- decía otro joven caballero de cabello turquesa y ojos violáceos mientras se acercaba a donde estaba el caballero de Escorpio.
El joven de los cabellos utilizó sus poderes de teletransportación para llegar lo más pronto posible al Santuario, a pesar de no tener ni la menor idea de quien era la niña, deseaba salvarla por el simple hecho de ser un indefenso ser humano. Al llegar al Santuario, se encaminó hacia su templo, Aries, en ese momento daba gracias a Dios que su templo fuera el primero de los 12. Llevó a la niña hasta su habitación, donde por supuesto había una cama en la que podría recostar a la pequeña herida mientras iba por ayuda; y sin más dejó a la niña en su habitación y salió en busca de alguien capacitado para curar a la pequeña, al no tener muchas alternativas, no se le ocurrió mejor persona que su amiga Marín de Águila, quien seguramente se encontraba en su pequeña casa.
-¡Marín! ¡Abre por favor!- gritaba desde fuera el joven mientras azotaba la puerta con su puño y la lluvia aparentemente se tornaba más fuerte.
-¿Mu? ¿Qué haces aquí? Y peor, con este clima- decía Marín al abrir la puerta y haciéndose a un lado para que pasara el joven
-Necesito tu ayuda, una de las villas que rodea el Santuario ha sido atacada por quien sabe qué clase de demonios malignos...- decía el joven algo acelerado.
-Al grano Mu- la curiosidad de Marín hacia que la explicación de Mu se hiciera tediosa.
-Encontramos una niña, ahora mismo está en la casa de Aries, y bueno yo... vine hasta aquí para que me ayudaras a curar sus heridas, ya que eres una chica supongo que sabes de eso ¿no?
- ¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Vamos!- dijo la pequeña caballero femenino mientras tomaba el botiquín de primeros auxilios con el que curaba sus heridas cuando se lastimaba entrenando.
Juntos y a toda prisa, ambos caballeros corrieron lo más rápido que pudieron hasta la casa de Aries, al entrar en ella, Mu le indicó a Marín donde se encontraba su habitación, la joven siguió las indicaciones y al llegar se encontró a una niña bajo lo que parecía ser la capa del caballero de Aries, que a lo mucho tendría unos 10 años, de largos cabellos castaños y una piel blanca cubierta de heridas y tierra. La joven caballero de Águila se acercó a la niña, y con sumo cuidado comenzó a limpiar las heridas de la pequeña y luego de esto a vendarlas. Al momento de colocar la última venda se dio cuenta que la niña estaba consciente y algo asustada al ver a la otra chica de cabellos naranja y una máscara.
-Tú...¿Eres... de esos malvados.. que atacaron a mis padres?- decía la niña con notables intenciones de romper a llorar.
-¿Qué? ¡No!, soy una caballero femenino de nuestra diosa Atena, Marín de Águila- decía la otra jovencita con calma
-Mis padres...muertos...-decía la pequeña con la mirada pérdida, como si hubiera entrado en un trance, pero por alguna razón la pequeña no lloraba.
-Eeh... creo que deberías descansar, este día fue demasiado para ti- dijo Marín mientras se retiraba de la habitación de Mu, la verdad es que la joven caballero de Águila, a pesar de ser una persona comprensible y amigable, no tenía mucha experiencia en cuanto a sentimientos hacia la familia, ya que ella no había conocido a la suya, así que mejor optó por irse en busca del joven caballero de Aries.
Lo encontró en la entrada de la casa de Aries, sentado observando la lluvia que cada vez azotaba con más fuerza. Marín optó por irse a sentar con él.
-Pobre niña, es una lástima su pérdida- decía Marín mientras se sentaba al lado de Mu.
- Y es aún peor que nosotros no pudiéramos hacer nada- gotas de lluvia bajaban por los cabellos que tenía el rostro del lemuriano hasta depositarse en su fino rostro, cosa que él ignoró por completo.
-Dime una cosa
-¿Si?- contestó el joven con la serenidad que lo caracterizaba
- Si tú puedes curar heridas...¿Por qué no curaste las suyas?
-Bueno yo...-el niño de cabellos lila comenzaba a ruborizarse- me daba un poco de vergüenza acercarme mucho a la niña- decía con voz queda, mientras Marín rió un poco por bajo.
- Eres demasiado inocente para tener 14 años Mu- decía Marín mientras reía.
- Creo que eso a estas alturas ya deberías saberlo- sonrió Mu.
-Oye, cambiando de tema...¿Crees que deberíamos presentar ante el Patriarca a la niña?- preguntó Marín de repente.
- Bueno... si lo hacemos, de seguro el Patriarca querrá que sea un caballero femenino, pero sabes, últimamente he notado al Patriarca, mi maestro, actuar de una forma muy extraña- decía Mu tomando una expresión más seria.
- La verdad es que yo también he notado un cambio en la actitud del Patriarca, es como si...como si fuera otra persona.
-Exacto, desde hace un tiempo no he podido hablar con él, aparentemente me ha prohibido la entrada.
- Eso es nuevo, bueno pero nosotros no podemos hacer nada, así que lo mejor sería seguir sus órdenes, pero siempre estar alerta- decía Marín mientras se levantaba al ver que había cesado la lluvia.
- ¿Te vas ya?- dijo Mu sin moverse de su lugar.
-Si...bueno tengo que regresar a casa a descansar, ahora fue un dia largo de entrenamiento, nos vemos mañana Mu- dijo Marín mientras bajaba los escalones de la casa de Aries.
Pero Mu seguía en su lugar, no tenía intenciones de dejar su puesto porque 1.Esperaba a que sus compañeros Milo de Escorpio y Camus de Acuario regresaran de la villa destruida y 2. Porque no quería molestar con ningún tipo de ruido a la niña que descansaba en su habitación. Al cabo de unas horas el sol comenzaba a ponerse, y a lo lejos pudo observar a dos caballeros dorados que se acercaban al Santuario; se dio cuenta que no traían ningún otro sobreviviente. Luego de saludarlos y dejarlos pasar por su casa, éste también entro en la casa y por fin decidió ir a ver como estaba la niña.
Al llegar a su habitación pudo ver a una niña con aún dormida y abrazando la capa del caballero como si de eso dependiera su vida. El joven Mu entró en silencio a la habitación y a paso lento se encaminaba hacia una silla que estaba cerca de su cama, el día había sido tan perturbador aun para él que es un caballero, tanto que a los pocos minutos de haberse sentado en la silla, un profundo sueño se apoderó de él, así que como pudo se quitó su armadura para quedar con sus ropa de siempre, al momento en que caía en los brazos de Morfeo aún en la poca comodidad de la silla.
A la mañana siguiente, el sol comenzaba a brillar de una manera tan cálida, que pareciera que nada de lo que había pasado ayer fuera cierto. La niña había despertado a causa de los rayos que se filtraban en la habitación del lemuriano, y al ver los vendajes que tenía en gran parte de su cuerpo, su ropa sucia y rasgada, la capa blanca que la cubría por encima y sobre todo, la habitación extraña, no dudó en intentar levantarse para salir huyendo de ahí, pero de pronto, vagamente recordó a la chica de la máscara que la había curado, así que volvió a recostarse mientras la invadía un pequeño sentimiento de seguridad que le daba ese lugar. Mientras seguía acostada recorría con la mirada toda la habitación, hasta que sus ojos castaños se toparon con una armadura dorada, la cual tenía forma de un carnero y junto a esta pudo ver a un joven dormido plácidamente en una silla, lo que le hizo preguntarse si en verdad estaba dormido por lo incómoda que sea veía la silla. Se detuvo un momento en observar al joven; Sus cabellos eran largos, lacios y de un suave color lila, calculaba que el niño era solo unos años mayor que ella. Pero lo que más le llamo la atención era su carencia de cejas y que en su lugar había dos puntos que le parecían un rasgo extraño pero que a la vez le daba un aire más inocente. Pero de pronto, toda su atención se centró en un par de ojos verde azulado que comenzaban a abrirse.
-¿Qui...quién eres niño?- dijo la niña algo exaltada.
-Soy Mu, caballero dorado de la casa de Aries, y ahora te encuentras en mi habitación- dijo el joven con voz tranquila, como si fuera lo más trivial del mundo. La niña no hizo ninguna pregunta más, solo se limitaba a seguir abrazando la capa del joven caballero.
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó Mu a la pequeña para que ella le tomara aunque sea un poco más de confianza.
- ¿Yo? Hmm bueno mi nombre es..es Clare- esto último lo dijo apenas audible.
-¿Clare?...es un nombre bastante bonito- dijo Mu con una tenue sonrisa.
-Gr..gracias...- dijo la niña bajando la mirada- ¿Sabes quienes atacaron la villa?- soltó la niña de repente. La expresión de Mu se tornó más seria.
- No...pero presiento que algo malo sucederá pronto, estos ataques no son comunes- explicó Mu.
- Desearía poder hacer algo... para vengar a todas esas personas inocentes que murieron por quien sabe qué clase de seres- decía la niña con rabia, pero a la vez con melancolía.
-Tales sentimientos no son apropiados para una niña de ¿Qué? ¿Nueve años?- dijo Mu mientras cerraba sus ojos.
-¡Tengo 10!- decía la niña mientras lo miraba molesta.
-Vaya que diferencia- dijo Mu en tono divertido.
-Si hubieras pasado por lo que yo acabo de pasar no estuvieras con tus chistes de mal gusto-
-Ya, perdona- dijo Mu tomando un rostro más serio.
-Ahora sé lo que puedo hacer para vengar a mis seres queridos y a toda la villa- dijo en tono pensativo.
-¿Y que se supone que quieres hacer?- dice Mu acomodándose mejor en su silla.
- ¡Me convertiré en un caballero femenino! Como la chica que vino ayer-
- Ser caballero de Atena es mucho más que buscar venganza, se trata de defender a los que amas y pelear por el bien de la tierra-
- ¿Me ayudarás o no?- dijo la niña algo molesta por la explicación de Mu.
-Créeme, te ayudé desde el momento en que te expliqué lo que es ser un caballero, además, necesitas un duro entrenamiento para poder conseguir una armadura y así convertirte en un verdadero caballero de Atena-
- Haré lo que sea necesario- a pesar de ser pequeña, Clare se veía bastante decidida.
- Bien, entonces iremos con el Patriarca para que decida quien será tu maestro-
- ¿Qué no puedes ser tú, Mu?
- Hmm no lo sé, será decisión del Patriarca.
- Entonces vamos donde el Patriarca- dijo la niña mientras se levantaba de la cama.
- Vaya, al parecer ya no te duelen tanto las heridas- dijo Mu mientras él se levantaba también.
- Créeme, hago un esfuerzo- dijo la pequeña.
- Espero sigas soportando, porque el camino hacia la cámara del Patriarca es bastante largo-
-¿Qué tan largo es?
-Debemos recorrer las 11 casas restantes de los caballeros dorados-
-¡Por Dios!...bien haré lo que pueda-
Y así, el caballero dorado de Aries y Clare, atravesaron las 11 casas restantes, a pesar de la hora que era, ningún caballero dorado se encontraba en su respectiva casa, así que lo más probable es que estuvieran entrenando, al llegar a la entrada de la cámara del Patriarca, el acceso a esta fue negado al caballero de Aries, por lo que Clare, aun así saber prácticamente nada acerca de los caballeros y del Patriarca, tuvo que entrar sola a la sala de este.
-Buenos días señor- Clare sentía como sus heridas dolían, pero más que esto eran los nervios y la desconfianza que le daba estar sola con un desconocido.
-¿Quién eres?- Preguntó la fuerte y grave voz del hombre que ocultaba su rostro tras una máscara, el Patriarca.
-Soy...soy Clare, Patriarca- decía la pequeña mientras hacía con mijo esfuerzo una pequeña reverencia.
-Muy bien Clare, ¿A qué ha venido una pequeña niña al santuario de nuestra Athena?- dijo el Patriarca sin levantarse de su puesto.
-Yo...yo deseo divertirme en un caballero- dijo la niña sin mostrar dudas en su mirada fija en el Patriarca.
-Veo que estás decida, pero déjame decirte que convertirte en caballero de Athena no es nada fácil, pero está bien, consentiré tu petición.
-Muchas gracias Patriarca-decía Clare mientras hacía otra reverencia.
-Muy bien, tu maestro será el caballero dorado de Acuario, pronto partirá a Siberia por un tiempo y tú tendrás que ir con él para que te entrene- dijo el Patriarca.
-¿Siberia? ¿Caballero dorado de Acuario?- Clare no podía imaginar la idea de dejar su tierra...al menos no tan repentinamente.
-Esa es mi condición- y con su cosmo llamó al caballero dorado de Acuario, Camus, quien en poco tiempo apareció por las puertas de la gran Sala del Patriarca.
-¿Me llamaba, Patriarca?- dijo un jovencito, de cabellos color turquesa y los ojos violáceos más fríos que Clare había visto en sus cortos años de vida.
-Si, caballero dorado de Acuario, esta niña de aquí, quien dice llamarse Clare- la señalaba con su dedo índice- será tu nueva discípula, tú la entrenaras mientras estés en Siberia, ¿De acuerdo?
-Si, majestad, si no tiene nada más que decirme, me retiro- y sin más , Camus de Acuario salió de la Sala del Patriarca, con Clare que seguía sus pasos en silencio. -Nos iremos dentro de unos días, niña- dijo el caballero sin siquiera mirarla, mientras caminaba hacia la casa de Piscis, Clare estaba tan desconcertada que ni siquiera tenía las palabras para contestar ante aquella afirmación tan cortante. Clare pasó por todas las casas hasta llegar a Aries, la casa donde se suponía que estaría su nuevo-más bien único-amigo, Mu. Pero este no se encontraba en su casa, Así que Clare supuso que estaría entrenando, por lo que decidió ir a dar un recorrido por todo el Santuario, más que todo para despejar su pequeña mente de 10 años. Mientras caminaba por los alrededores del Santuario pudo observar a muchos aprendices de caballeros entrenando y luchando entre sí, y a muchas niñas que -al igual que ella- querían saber caballeros. Solo la idea de usar esa máscara de metal le daba escalofríos, no le gustaba para nada, pero aparentemente sería su obligación usarla. Después de varios minutos e incontables luchas entre caballeros pudo divisar una hermosa y lacia cabellera de un tono lila, definitivamente debía ser Mu.
-¡Mu!- gritó la niña mientras se acercaba al chico que, junto a un chico de larga caballera dorada y un curioso punto rojo en su frente, terminaron su entrenamiento y descansaban un rato bajo la sombra de un gran árbol.
-¿Es tu amiga Mu?-dijo el joven caballero de Virgo sin moverse de su acostumbrada posición del loto.
-¿Qué? Ah, algo así...fue la única sobreviviente del extraño ataque hacia una de las villas-explicaba el lemuriano- Hola Clare- sonrío Mu mientras ella se acercaba y Mu la invitaba a sentarse con ellos- Clare, él es el caballero dorado de Virgo, Shaka, Shaka, Clare- los presentó a ambos.
-Es un gusto- dijo Clare con una sonrisa a penas visible.
-El gusto es mío, pequeña- dijo el caballero de cabellos dorados.
-Mu, podré ser un caballero femenino de Athena- decía la niña dirigiéndose al chico de cabellos lila.
-No pareces tan feliz como lo esperaba-
-Es que...tendré que irme del Santuario- -¿Qué? , ¿por qué?- la tenue sonrisa del rostro de Mu había desaparecido y en su lugar estaba un rostro más serio.
-Iré a entrenar...a Siberia, junto al caballero de Acuario, Camus- dijo la niña mientras miraba hacia otro lado.
-Él es uno de los caballeros más fuertes, ya verás que te entrenará bien- trataba de animarla Mu.
-Pero yo... No quería irme...no aún-
-A veces, para lograr ser un caballero de Athena, hay que hacer varios sacrificios- y cuánta razón tenía Shaka, pero para una niña de 10 años eso no era razón suficiente para irse así sin más.
-¿Cuándo te irás?- preguntó Mu.
-No lo sé, creo que dentro de unos días-
-Bien, entonces espero que te vaya bien y regreses como un caballero de Athena- -Eso es una promesa- dijo Clare mientras levantaba su meñique en dirección a Mu- ahora levanta tu meñique- a Mu le parecía un poco ridículo hacer tal cosa, pero hasta cierto punto tenía que comprender que trataba con una niña.
-Claro que será una promesa-.
El día tan esperado llegó, para Clare el tiempo había pasado volando, pero al menos llevaba un buen recuerdo de su amigo Mu. En esos pocos días que llevaban de conocerse, parecía como si se conocieran de toda la vida, es más, podría decirse que ella lo consideraba como su hermano mayor. El momento de partir había llegado, y Camus le había pedido de favor al caballero de Aries que los teletransportara a Siberia. Mu les ayudó, con gusto, y lo último que pudo ver es la mirada triste que su "hermana pequeña" le dedicaba mientras desaparecían...
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"Hasta las lágrimas pueden convertirse en un arma poderosa" (Saint Seiya)
Fanfiction"El Santuario será atacado de nuevo, y al parecer al primero en atacar es al Patriarca. El primero entre los 88 caballeros de Athena, lo que desencadenará la lucha de unos cuantos caballeros de bronce por descubrir la verdad del Santuario. Pero, ¿Qu...