Capítulo 5: Entrenando con el caballero dorado de Leo

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A la mañana siguiente, Clare se levantó más temprano, según lo que le habían dicho sus compañeras el entrenamiento de hoy también sería pesado, pero seguir en su cama sin poder recobrar el sueño se estaba volviendo algo fastidioso, por lo que decidió hacer sus cosas personales para luego colocarse su máscara y salir un rato al campo de entrenamiento para calentar.
Por alguna razón, siempre había tenido problemas para utilizar por completo su cosmo, y solo podía usarlo correctamente en momentos cruciales-como el momento en el que ganó la armadura de Corona Boreal- así que debería practicar más para no ser el hazmereír de todas las caballeros femeninos durante el entrenamiento.
El sol aún no había salido por completo, pero Clare al estar tan acostumbrada el clima de Siberia, comenzaba a sentir como las gotas de sudor bajaban por sus sienes.
-¿Problemas con el cosmo?- dijo una chica acercándose a ella.
-¿Eh? Ah, un poco- y daba gracias a los cielos que la máscara que traía puesta cubría la vergüenza que en esos momentos tenía tatuada en el rostro.
-Puedo ayudarte si quieres- dijo la otra chica de una manera amistosa- yo tenía el mismo problema, pero con práctica lo he superado.
-¿No sería una molestia? Porque créeme que un caballero de Athena no pueda usar correctamente su cosmo no es nada gratificante-
-No tienes por qué avergonzarte, en algún momento nos ha pasado a todos- y por alguna razón sentía que esa chica era la persona más comprensible con la que había entablado una conversación.
-Claro...eem ¿y cómo te llamas? Llevamos hablando unos minutos pero hasta ahora he caído en la cuenta que ni siquiera se tu nombre-
-Layla, Caballero de la Osa Mayor-dijo la chica de cabello negro mientras extendía la mano.
-Clare de la Corona Boreal- dijo la chica de cabellos castaños mientras extendía su mano de igual forma.
-Bien, no te hablaré de que todo está compuesto por átomos y eso porque supongo que es un tema que se ha vuelto tedioso entre los caballeros- ambas rieron mientras Clare asentía- pero algo muy importante es la concentración, cuando quieres canalizar tu cosmo en solo una parte de tu cuerpo, no debe haber absolutamente nada que te distraiga- decía Layla mientras apuntaba hacia una roca gigante a unos metros de donde ellas se encontraban- luego de canalizar toda tu energía debes ¡liberarla!- dijo mentiras de su puño salía un destello color turquesa y se estrellaba justo a la mitad de la gran roca y al mismo tiempo la partía en pedazos- como un consejo, puedes cerrar tus ojos al momento de concentrar tu cosmo, y luego abrirlos al momento de atacar-Ahora era el turno de Clare; sus ojos se mantenían cerrados mientras trataba de concentrarse únicamente en su cosmo, luego, levantó su mano derecha hacia el cielo para luego lanzar su ataque hacia uno de los pilares que se encontraban frente a ella.
-¡Jewelic tears!- gritó Clare mientras una ráfaga de viento y un cosmo blanco mezclado con gotas de cristal se dirigía directo hacia el pilar.
-¡Muy bien! Veo que aprendes rápido-
-Gracias por la ayuda- decía Clare mientras se acomodaba la muñequera que llevaba en su mano derecha.
-Señoritas , ¿Tan temprano y practicando?- se escuchó una voz masculina a sus espaldas, no muy lejos de donde ellas estaban, ambas chicas voltearon.
-Caballero Aioria- dijo Layla mientras hacía una pequeña reverencia con su cabeza.
-Veo que han madrugado, este día me corresponde a mí entrenarlas, por lo que he oído son bastante buenas- decía el caballero de cabello claros con una pequeña sonrisa- este día, conmigo aprenderán a acelerar la velocidad de sus ataques-
Bueno, al menos eso era justamente una de las cosas que Clare más necesitaba, en cambio Layla daba gracias al cielo que no volverían a rodar piedras como habían hecho durante el entrenamiento con el señor Aldebarán.
Después de unos minutos, más caballeros femeninos comenzaron a llegar al campo de entrenamiento, entre ellas estaban Akire y Lilly que venían discutiendo sobre quién sabe qué cosa.
-¿Tan temprano y discutiendo?- dijo Clare a modo de captar su atención.
-Esta chica- señalando a Akire- llegó a mi casa y me lanzó un vaso con agua fría directamente al rostro!- gruñó Lilly
-Lo siento pero no despertabas- dijo Akire mientras reía
-Créeme, hay formas más sutiles de despertar a alguien-
-¿Y qué querías? ¿Qué trajera al caballero de Escorpio para que te despertara con un beso?, ¿no crees que ya eres algo grandecita para tener esa clase de fantasías cursis?-
-¡Oye! ¡Yo no dije eso!-
-Ya, contrólense- dijo Clare ya asqueada de tanto drama.
-Señoritas, acérquense por favor- decía el joven caballero de Leo mientras sonreía- bien, ahora les enseñaré como acelerar la velocidad de sus ataques- al escuchar la masculina voz de Aioria muchas de las chicas que estaban atrás suspiraban y murmuraban entre ellas, al parecer el caballero de Leo era bastante popular entre las caballeros femeninos- Formen parejas-
-Genial, ven conmigo Clare- decía Layla mientras halaba del brazo a la caballero de la Corona Boreal.
-¿Entonces tú y yo quedaremos juntas?- decía Akire sin muchos ánimos.
-Yo sé que muy en el fondo me amas- decía Lilly en tono divertido
-Muy bien señoritas, ahora, Marín, ven aquí por favor- y entre las chicas de atrás la chica de cabellos naranja- Como ya saben, primero deben concentrar su cosmo en un solo punto, pero más que eso, deben percibir el cosmo de su oponente- decía el caballero mientras tomaba posición de ataque al igual que Marín.
-¡El destello del Águila!- gritó Marín al momento de elevarse a una altura considerable y lanzar una patada hacia su oponente Aioria, pero Aioria fue más rápido y detuvo su pie sin problemas, luego soltó su pie y Marín saltó para alejarse y así llegar al suelo.
-Para detener un golpe hay que ver a través de ellos- decía Aioria tranquilamente- mientras más aprendan a dominar y elevar su cosmo, más fácil será para ustedes detener los ataques. Ahora bien, con su pareja practiquen su técnica más básica, iremos paso a paso- y dicho esto, se alejó un poco para que las caballeros femeninos tuvieran más espacio.
-Intenta no matarme- le reprochaba Lilly a Akire.
-Hay cosas que no pueden prometerse-
-Que los dioses del Olimpo me ayuden- decía la caballero de Grulla mientras se preparaba para el entrenamiento/combate.
Clare por su parte estaba un poco nerviosa, aunque ambas fueran caballeros femeninos de bronce,  había una diferencia considerable de poderes, pero como la aprendiz de Camus de Acuario no podía flaquear tan rápido, tenía que demostrar que durante los 7 años de entrenamiento, aunque sea había aprendido un 70% lo que significa ser caballero de Athena.
-¿Nerviosa?- preguntó Layla
-¿Eh? No, perdona, ahora sí- respondió Clare mientras se ponía en posición de ataque.
-¡Kyokuten Shichisei Ken!-gritó la caballero de la Osa Mayor, pero lo único que causó fue rozar un poco el brazo de Clare, al menos había podido esquivarlo en su mayoría.
-¡Jewelic Tears!-ahora era el turno de Clare mientras levantaba su mano derecha hacia el cielo y luego hacia su oponente, pero Layla pudo esquivarlo con mucha más facilidad.
-Aún te falta mejorar esa técnica-
-Hago lo que puedo- Decía Clare mientras bajaba la guardia.
-¡Tampoco te distraigas!- dijo la caballero de la Osa Mayor mientras soltaba su puño contra la máscara de Clare haciendo que ésta aterrizara en uno de los pilares-Perdona, ¿estás bien?- se acercó Layla.
-¡Tú tampoco lo hagas!- gritó Clare mientras giraba su pierna a fin de hacer caer a Layla, cosa que funcionó.
-En definitiva, aprendes rápido- decía Layla levantándose.
-Gracias-
-Oye, ¿tus amigas estarán bien?-
-Hmm...creo que aún no se han matado- dijo volteando a ver hacia dónde estaban la caballero de Grulla y la caballero de Lira, aparentemente Akire y Lilly se habían tomado muy enserio el entrenamiento, ya que una pequeña línea de sangre corría del brazo izquierdo de Lilly y la parte que era la máscara de Akire estaba agrietada.
-Eeh... ¿En serio piensas que no se matarán?-
-Ya estoy cayendo en la duda- decía Clare mientras se acercaba, esquivando alguna que otra caballero que se atravesaba en su camino mientras cruzaba la mitad del campo hasta llegar a sus amigas.
-Creo que ya fue suficiente ¿no creen?- dijo Clare con calma acercándose a ambas.
-¡No hasta demostrar quién es la caballero de plata más fuerte!- gruñó Lilly.
-Eso es obvio- dijo Akire.
-Por favor señoritas, deténganse ya-dijo el caballero de Leo mientras se acercaba a ellas también- Muy bien, es suficiente por hoy, han hecho un buen trabajo caballeros femeninos de Athena, con su permiso, me retiro- decía el caballero dorado.
-Michas gracias Aioria-Sama- decían las caballeros al unísono.
-Aigh , ¡se acabó la diversión!- se quejó Akire divertida mientras se estiraba.
-Cállate y vamos a comer algo mejor, muero de hambre- dijo Lilly mientras caminaba hacia la sala principal de las caballeros femeninos.
-¿Tú vienes también?- dijo Layla a Clare.
-Hmm en un rato las alcanzo- dijo la chica alejándose del campo de entrenamiento.
Habían pasado varios minutos en los que Clare había pasado caminando, hasta que se dio cuenta que se estaba acercando a un acantilado, llegó hasta la punta de éste y se sentó quedando con los pies en el aire. La vista no estaba mal, antes de llegar al acantilado había una pequeña montaña rodeada de pasto verde y algunas flores, bastante bonito considerando que en los 7 años que estuvo en Siberia no se le hubiera cruzado ver algo así. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percató que alguien la vigilaba.
-¡Hola!-
-¡¡Aaaah!!- y ante el susto Clare casi resbala por el acantilado, pero logró sujetarse introduciendo sus uñas en la tierra.
-Perdona, no quería asustarte así- ¿Un niño? ¿La había asustado un niño?
-¿Qué tu maestro no te ha enseñado a no asustar a los mayores?- decía Clare mientras se incorporaba de nuevo.
-Lo siento- decía él niño mientras se sonrojaba. Clare lo miró detalladamente, ese niño le recordaba a...¿será posible?
-¿Quién eres?-
-Soy Kiki señorita, y el señor Mu me ha mandado justamente aquí, con usted- decía el niño con una sonrisa.
-¿Mu? ¿Mu está bien?-
-El señor Mu está bien, pero por alguna razón no puede volver al Santuario, se encuentra en otro lugar con nuestra diosa Athena-
-¿Athena? ¿Athena no está aquí?
-No señorita, pero ¡¡shh!!, el caballero Mu le confía esto a usted porque es su amiga, pero nadie más debe saber eso todavía, podrían desatarse muchas catástrofes-
-Entiendo...-
-El señor Mu me mandó a decirle que tenga cuidado, el Santuario esta siendo invadido por fuerzas extrañas, pero lo extraño es que aún no se han hecho tan obvias-
-Lo tomaré en cuenta, Kiki- eso dejó ligeramente intranquila a Clare.
-También me mando para que le diera esto- y la pequeña mano del niño se extendió para darle a Clare algo que parecía una joya- Según lo que me dijo el señor Mu, es un diamante que al acercase el peligro a usted, cambiará de color hasta tornarse completamente rojo-
-Dile a Mu que muchas gracias, y que espero que esté bien- dijo  mientras miraba fijamente los ojos violeta de Kiki.
-¡Seguro! Yo le digo, nos vemos señorita...- dijo mientras se daba pequeños golpes en la frente con su mano tratando de recordar el nombre de la chica.
-Clare-
-Ah si, Clare. Nos vemos señorita Clare-y sin más, el niño de ojos violeta y carita dulce desapareció, al parecer el pequeño tenía poderes de teletransportación.

Clare miraba fijamente el pequeño diamante que colgaba de lo que parecía una cinta color negro;   y aunque su rostro no se veía por la máscara, si las sonrisas atravesaran las las máscaras, la de ella se habría destruido por completo, el caballero de Aries se preocupaba por ella...

Clare había vuelto al recinto, pero su cansancio la vencía, así que optó por irse de inmediato a la que ahora era su "casa compartida", al llegar comería algo y luego se acostaría, la vida como caballero es bastante difícil aún para la persona más fuerte.

Esa noche una fuerte tormenta azotaba en el Santuario y sus alrededores, tanto que la temperatura había bajado unos cuantos grados, lo que para Clare era más que perfecto, se había quedado dormida al instante en que su rostro tocó la almohada, sin percatarse que el diamante que ahora le pertenecía estaba cambiando del tomo transparente habitual a un tono rosa suave.

Pero por otro lado otras personas se encontraban en una situación más inquietante, los caballeros de bronce encargados de proteger a la reencarnación de la diosa Athena habían sido cruelmente atacados y por si fuera poco la fuerzas malignas se habían llevado consigo a Athena a quien sabe dónde, y junto con ella a los dos caballeros de bronces que habían logrado mantenerse en pie. En el lugar solo habían quedado otros tres caballeros de bronce inconscientes, el caballero de Aries malherido y un pequeño niño que hacía lo posible por ayudar a su maestro a levantarse del frío suelo en donde los habían dejado...

"Hasta las lágrimas pueden convertirse en un arma poderosa" (Saint Seiya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora