𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑𝐋𝐈𝐅𝐄
❝Maté a todas esas personas...con mis propias manos.❞
𝐋a violencia y la fragmentación acechaban a Irina Morgan cada vez más - su lado oscuro se acercaba para tomar el control y la pesadilla aún no terminab...
LAS DESTRUCTORAS, capitulo veintiuno: el tiempo pasa!
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Un mes después.
IRINA MIRABA CON GRAN ENCANTO A LA CIUDAD DE WAKANDA. De alguna manera, ella observaba que su encanto nunca había cesado desde que llegó con Steve. La rubia de cabellos cortos sonrió y miró su alianza dorada, recordando haber vestido de blanco hace un mes. Recordando que, de alguna manera, Steve rescató a sus compañeros de una prisión de máxima seguridad. Recordó que Scott y Clint fueron descubiertos, así tomando un castigo penalizado con cárcel domiciliaria por la pelea en Berlín. El mundo entero estaba buscando al Capitán América y a Ultraviolent, pero T'Challa logró hacer un buen trabajo escondiéndolos. Y para el resto del equipo, Tatiana observó cómo Bucky volvió a su eterno sueño congelado, Kyle – su hermano mayor – se volvió más unida a ella y de alguna manera intentaban recuperar todo el tiempo perdido.
En cuanto a los Vengadores, Irina no recibió respuesta de Tony Stark sobre su carta. Ni tampoco consideró en volver a escribirle, pero sentía que algo se estaba rompiendo más. Otro de tantos caminos que la conectaban con su pasado se rompía y ahora, la única persona que le quedaba, era Hank Pym. Ahora Irina, luego de su larga recuperación, volvía a tener un puesto de vigilante con los Vengadores Secretos. Steve Rogers, su ahora esposo, fue muy riguroso en su etapa de recuperación – al igual que todos – y hasta que ella no se recuperase un 100%, no permitiría que participase en una misión.
La rubia movió sus dedos, creando su aura azul en ellos, dándose cuenta que al pasar unos minutos esta se tornaría a un color negro. Aún no encontraba solución a su problema, no encontraba solución a como volver a ser como era antes. Su aura azul, sus ojos azules, ahora de color negro – algo tan sombrío para ella. Aún temía de poder lastimar a alguien a causa de su descontrol, aún temía poder herir a Steve, el amor de su vida. Irina dejó de mover los dedos y miró al frente al sentir la presencia de Steve detrás de ella – a pocos metros.
—No has ido a entrenar con el Dora Milaje—dijo él e Irina hizo una mueca.
Ella giró su cabeza para mirarlo—Ha pasado un mes y siento que no soy una presencia deseada para Okoye, ni para el regimiento. Esas mujeres me intimidan demasiado.
Steve soltó una carcajada—Dios santo, Irina, ¿cómo puedes decir que no eres una presencia deseada para Okoye? Ella te adora.
—La que me adora es Shuri, hermana de T'Challa—replicó Irina girándose por completo—. Una persona curiosa y siempre alegre que no intenta tirarme una lanza electrificada en dirección a mi pecho. Esa es Okoye, puedo asegurarlo—se recostó en el balcón—. Además, los entrenamientos no mejoran mi poder. Aún sigue descontrolado.
—Sabes que T'Challa y Shuri están buscando una solución—dijo Steve acercándose a ella—. Buscar a Tony ahora no es una buena opción. Solo...necesitan tiempo.