𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑𝐋𝐈𝐅𝐄
❝Maté a todas esas personas...con mis propias manos.❞
𝐋a violencia y la fragmentación acechaban a Irina Morgan cada vez más - su lado oscuro se acercaba para tomar el control y la pesadilla aún no terminab...
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STEVE SE HABÍA QUEDADO SIN PALABRAS AL VER AL MUCHACHO CON EL TRAJE DE ARAÑA CON SU ESCUDO. Irina quería reírse de la cara de incrédulo que el capitán tenía en su rostro, pero eso no ayudaría a la situación. El hombre araña – ya que Irina no sabía su nombre – miró al resto y la rubia levantó el pulgar.
—Buen trabajo, chico—dijo Tony.
—Gracias—replicó el muchacho animadamente—. Tendría que haber aterrizado un poco mejor, es que...traje nuevo. No pasa nada, señor Stark. Es perfecto. Gracias.
—Sí, no necesitamos comenzar una charla—replicó él.
El muchacho miró a hacia el frente—Bien. Cap. Capitán. Lo admiro mucho. Soy Spider-Man.
—Sí, hablaremos después de eso.
Irina sabía perfectamente que el novato estaba nervioso y exaltado al mismo tiempo. Además de que estaba rodeado por los héroes más poderosos del planeta, y metido en esta situación, eso no ayudaba del todo. Se presentó con todos y Steve miró con indiferencia a Irina para luego mirarlo a Tony.
—Estuvieron ocupados.
—Y tú estás siendo un completo idiota—dijeron Morgan y Stark al mismo tiempo. Stark miró a Irina, quien le alzó una ceja y luego miró a Rogers—. Haciendo venir a Clint..."Rescatando" a Wanda y a Erika de donde ellas no querían irse. Un lugar seguro. ¡Trato de evitar...!—hizo una pausa para no levantar la voz—. Trato de evitar que tú hagas añicos a los Vengadores. Tu novia también quiere eso.
—Ella ya lo hizo en cuanto pisó el Triskelion hace tres años—replicó Steve—. Ambos lo hicieron al firmar los acuerdos.
Irina jadeó, sintiendo que su corazón se partía en un millón de pedazos cuando escuchó a Steve decir eso. Amaba a Steve con toda su alma, se enamoró de él luego de besarlo cuando ambos escapaban del Triskelion en Washington hace años. A pesar de todo, ella se encontraba a su lado, ella intentaba sacarle sonrisas y aún más motivación. Pero eso...eso era una daga que se incrustaba dolorosamente en su corazón. T'Challa observó que una lágrima silenciosa caía por la mejilla de Irina y eso le enfureció. ¿Cómo se atrevió a decirle eso a su pareja? Él no lo hubiese pensado ni en mil años. Sin embargo, sabía que eso había enfurecido más a Irina.
—Muy bien, hemos terminado—dijo ella y alzó sus manos para sacar un cuchillo que llevaba en su cinturón para ponerlo a centímetros del ojo izquierdo de Steve—. Nos entregarás a Barnes, vendrás con nosotros, porque somos nosotros o el escuadrón de Operaciones Especiales a quienes les importa poco ser descorteses.
