𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑𝐋𝐈𝐅𝐄
❝Maté a todas esas personas...con mis propias manos.❞
𝐋a violencia y la fragmentación acechaban a Irina Morgan cada vez más - su lado oscuro se acercaba para tomar el control y la pesadilla aún no terminab...
LAS DESTRUCTORAS, capitulo veintitrés: bajo control!
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IRINA MORGAN NO CREÍA QUE FINALMENTE HARÍA UNA MISIÓN FURTIVA FUERA DE WAKANDA. Steve no había aceptado en un comienzo, pero Tatiana creía que era lo mejor para que Irina – de alguna forma – consiguiese cambiar sus aires por un par de horas. T'Challa se aseguró que cada uno tuviese un rastreador en caso de que se separasen u ocurriese algún tipo de emergencia – con emergencia se refería claramente si Operaciones Especiales terminaba capturando a algún miembro del equipo ya que aún seguían siendo fugitivos.
La muchacha de cabellos rubios caminaba junto a Steve Rogers de manera alegre, emocionada por retomar una misión. Steve, por su parte, se encontraba un poco preocupado ya que su ahora esposa aún no mantenía el equilibro con sus poderes como era antes. Ella aún seguía sin el control de ellos. Irina también lo sabía. Pero ambos debían intentarlo. Steve pasó un brazo por encima de los hombros de su amada y la atrajo a su cuerpo de manera lenta. Irina se dejó llevar y recostó su cabeza en su brazo – ya que la diferencia de altura era evidente – caminando en dirección al hangar.
Morgan aún continuaba pensando en lo que Okoye le había dicho esa misma mañana: "Deja de temerte a ti misma". Esas palabras permanecieron escritas en su frente durante todo el día. Tenía razón, a pesar de todo. Tenía toda la razón. Era como si todo empezase de cero: HYDRA, la doctora Krostov, Siberia. Un maldito círculo vicioso que se repetía una y otra y otra vez. Ella debía romperlo, ella debía quebrarlo de una vez. Dejar el pasado a un lado, dejar que el dolor atraviese el cuerpo y hacerlo dolor propio. Salir de ese lapso que la engullía en el olvido.
Steve chasqueó sus dedos dos veces, atrayendo la atención de su esposa de vuelta a la realidad. Irina parpadeó un par de veces, volviendo a la situación actual. Ella miró a Steve de manera distraída y alzó una ceja—¿Qué?
—Te veías muy distraída—respondió Steve en un murmullo—. ¿En qué pensabas?
Irina soltó una risilla—En cómo le patearon el trasero a Kyle hoy—de acuerdo, esa era otra de las mentiras. Sin embargo, Irina se detuvo en sus pasos—. Okoye me ha dicho algo que ha quedado en mi cabeza durante el día.
Steve también se detuvo, con rostro preocupado mirando a su esposa—¿Te ha faltado el respeto?
—¿Qué?¡No!—declaró Irina intentando de aclarar su idea—. Me ha dicho algo que me ha dejado pensando...—miró a Steve fijamente—. ¿Tú me temes?
—Irina, ¿por qué dices eso?—replicó el capitán con preocupación—. Soy tu esposo, y tú eres el amor de mi vida. ¿Cómo podría temerte?
—Lo sé, y sé que es una tontería—Irina se pasó una mano por su cabello—. Pero...a veces pienso que podría controlar mis poderes si dejo de tenerle miedo a mi verdadero yo.
