xxv. perfectos desconocidos

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LAS DESTRUCTORAS,
capitulo veinticinco: perfectos desconocidos!


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          LOS CABELLOS RUBIOS DE IRINA SE MOSTRABAN ALBOROTADOS EN SU CABEZA. Sus ojos verdes miraron el frío espejo que reflejaba su rostro, como si fuese un doble de ella. La rubia se pasó una mano mojada por su rostro, despertándose mejor. En la habitación continua, se encontraba una mochila negra con las cosas que necesitarían los tres: entre todo eso, armas – solamente por precaución – y los cristales violetas de Prodigy para teletransportarse. Shuri se encargó de montar hologramas de ellos para confundir a las guardias del regimiento y a su propio hermano T'Challa. Shuri Udaku era un genio.

          Al darse vuelta para salir del baño, Irina se encontró con una silueta idéntica en el umbral de la puerta. Se descubrió como una copia de ella misma, solamente que, esa Irina era más tenebrosa. Ella le miró, con ojos oscuros, fijamente y sonrió sin mostrar sus dientes—¿Me extrañaste?

          Irina se mostró confundida—¿Qué...? Vaya, no puedo creer que Shuri lo haya conseguido.

          —Shuri no consiguió nada, niña idiota—replicó ella golpeando el umbral con sus nudillos—. Así no se ve un holograma.

          Oh, como los roles habían girado. Era ella, la misma Irina que la muchacha rubia vio al despertar luego de la misión de Lagos. Había pasado bastante tiempo desde que la vio por primera vez. Aún no olvidó su advertencia, aún no olvidaba su rostro. Diablos, no había olvidado nada. Morgan se cruzó de brazos y miró a su paralelo—Es bueno verte a ti también.

          Los ojos oscuros de su paralelo se achicaron—¿Qué es lo que intentas hacer?

          —Volverme mejor—respondió la propia Irina—. Sacarte de mi cuerpo de una vez por todas. Eso es lo que voy a hacer.

          —No puedes.

          —Te equivocas, claro que lo haré—ella insistió con tenacidad—. Haré todo lo posible para sacarte de mi cuerpo, para siempre.

          Su paralelo sonrió—A Thanos no le gustará eso.

          —Entonces Thanos no tendrá otra opción si no matarme—comentó caminando hacia ella, traspasándola. Y cuando se dio vuelta, ella ya no estaba.

          Irina tomó la mochila negra y dejó una carta con el nombre de Steve en la cama. La rubia salió caminando con tranquilidad hacia el hangar descubierto que tenía el laboratorio de Shuri, saludó a las guardianas del regimiento que custodiaban los pasillos. Tatiana se le unió segundos después, cargando un par de abrigos. Ambas subieron las escaleras y las puertas se abrieron, encontrándose con el aire puro y el calor que emanaba del sol que brillaba sobre Wakanda. Shuri y Kyle les esperaban debajo de la gran nave.

AFTERLIFE ━━ Steve Rogers ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora