𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑𝐋𝐈𝐅𝐄
❝Maté a todas esas personas...con mis propias manos.❞
𝐋a violencia y la fragmentación acechaban a Irina Morgan cada vez más - su lado oscuro se acercaba para tomar el control y la pesadilla aún no terminab...
LAS DESTRUCTORAS, capitulo treinta y ocho: regreso a casa!
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Katmandú, Nepal.
IRINA OBSERVABA LA GRANDEZA DE LA CIUDAD DE KATMANDÚ DESDE UN GRAN EDIFICIO, a lo alto y al borde de una caída segura. La rubia se encontraba sentada en la baranda de la azotea, ambas manos apoyadas en ella a modo de soporte. Sus ojos permanecían reparados en el paisaje que tenía frente a ella y a sus costados se encontraban sus auriculares – envolviéndola en su música, tan harmoniosa como ella, tan letal como ella y al mismo tiempo tan tranquilizadora como ella se encontraba ahora.
Había algo en las palabras de la canción que mantenían a Irina con una serenidad absoluta, en medio de un río correntoso que amenazaba con tirarla hacia un vacío interminable. Wong había ido a verla antes, para poder despedirse de ella ya que no la vería por un buen tiempo, sin embargo, el hechicero le dijo que estaban esculpiendo una estatua de Tatiana para el Santuario de Katmandú para que estuviese junto a la Hechicera Suprema como heroínas caídas en acción durante la batalla.
Morgan, de alguna forma, agradeció eso de manera profunda y con eso, no volvió a ver a Wong por aquel lugar. Realmente le había agradado y estaba feliz de que él aceptaba a Kyle como otro hechicero en entrenamiento. Ella, sin importar las consecuencias, se sintió feliz al saber que Kyle Belkova estaría a salvo y continuaría con un nuevo propósito: defender a la Tierra de peligros místicos. Stephen se encargaría de que fuera de esa manera e Irina sintió un peso menos en sus hombros.
La muchacha de cabellos rubios observó su PDA, encontrándose con la ubicación de la nave que Shuri Udaku había enviado a por ella en la gran ciudad nepalí para regresarla a su hogar por tiempo indefinido. Se preguntó si Steve ya sabía todo lo que había pasado durante aquel mes, que ella ya no estaba, que Tatiana había perdido la vida y que Kyle se había unido a las artes místicas encontrando su verdadera vocación como hechicero. Irina intentaba crear un plan o al menos un discurso para decirle a Rogers y al rey de Wakanda: T'Challa Udaku, sobre su inesperada partida.
Deseó que Shuri no haya sufrido algún tipo de problema por haberlos encubierto en su misión furtiva – cabe destacar que ya fue vista por medios internacionales y que Thadeus Ross debería estar buscándola para matarla ya que ella seguía con una orden de búsqueda y captura. Pero él no iría tras sus amigos, Ross ya no podía tocar a una vengadora muerta como Tatiana Belkova ya que fue entregada a Tony, quien se ocupó de darle un lugar de reconocimiento en la base otra vez. Kyle estaba a salvo y ahora Irina debía volver a esconderse.
Retirarse por un tiempo no era una mala idea en su mente. Desaparecer del radar no estaba nada mal para una mujer que estaba embarazada de 3 meses. Se concentraría en formar algo que ella anheló desde que Steve y ella comenzaron oficialmente como pareja: tener una familia, formar una familia a pesar de todo el caos. La rubia decidió mirar otra vez su PDA, entrando a la conclusión de que la nave se estaba acercando a ella. Ella se giró, observando como Shuri Udaku desactivaba el camuflaje dejando ver la gran nave negra. La compuerta se abrió, dejando a la vista a un hombre y Morgan se quedó paralizada al ver cómo Steve Rogers y Sam Wilson bajaban de aquella nave.
