La cena Maratón (2\3)

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-Bien familia ella es Emma Blooder, amiga cercana y seguro la conocen porque entró este año a Hogwarts- dijo James Sirius sonriendo. Emma se giro hacia él sorprendida de que la presentara tan feliz a su familia. Fred posó su mano por debajo de su cintura y ella giro su vista hacia él. Lo miro interrogante, esperando a que retirara su mano, pero no lo hizo, simplemente la miro, sonrió coqueto y la empujó hacia dentro del salón. Los miembros restantes se acercaron a presentarse y poder saludarla.
-Bill y Fleur Weasley- dijo un hombre pelirrojo, mientras señalaba a su esposa rubia- ellos son mis hijos: Victoire, Dominique y Louis- dos chicas y un chico aparecieron detrás de ellos, la más grande rubia, otra pelirroja y el chico rubio. Luego le siguieron los padres de Fred.
-Soy George Weasley y ella Angelina, mis hijos son Fred y Roxanne- una chica morocha apareció y le sonrió, detrás de ella apareció Fred sonriendo coqueto. Emma rodó los ojos y después de sonreír a los padres del chico, siguió.
-Percy y Audrey- dijo un hombre pelirrojo y serio. <<Al parecer eran todos pelirrojos>> pensó Emma- ellas son mis hijas Molly y Lucy- dos chicas pelirrojas aparecieron detrás de ellos. Emma sonrió y se dirigió a otra pareja.
-Soy Hermione y él Ron, nuestros hijos Rose y Hugo- definitivamente eran todos pelirrojos. La chica sonrió y se dirigió a una pareja de dos personas mayores.
-Athur y Molly Weasley, somos los abuelos y padres de esta gran familia- la metamorfomaga sonrió, esas personas si que le caían bien.
-Un gusto- contestó. Se apartó y se dirigió hacia James y Fred, los cuales hablaban muy juntos en susurros.
-Nunca hubiera imaginado que tu familia sería tan grande Potter- dijo ella sonriendo burlonamente.
-Eh si claro....lo siento pero estamos ocupados- la sonrisa de Emma se borró automáticamente al escuchar sus palabras. Miro hacia Fred, el cual no agregó nada a lo que su primo había dicho, así que simplemente asintió y se giro. Sus intenciones de sociabilizar con personas que ya conocía, habían fracasado.
Buscó con la mirada a Albus, se sentía abrumada por la cantidad de personas que se encontraban en esa casa. Estar en un lugar como este le recordaba lo que nunca tuvo, ni tendría. Una familia. Así de simple, nunca llegaría a tener algo como eso. El aire comenzó a faltarle, necesitaba salir, a donde fuere, pero debía hacerlo. Alcanzó a ver la cabellera pelirroja de Ginny y se acercó para poder preguntarle donde estaba el jardín.
-Disculpa Ginny, pero habrá algún lugar para tomar aire- Ginny la miro y le sonrió, mientras le indicaba por donde era el lugar.
Tomó un pasillo y salió por la puerta del final. Una ráfaga de viento golpeó su rostro y se sintió aliviada. Cerro los ojos, esperando. Debía tranquilizarse, sacó su caja de cigarros del bolsillo y lo prendió; comenzó a fumar vigilando que nadie entrara y la viera.
Cómo es posible que luego de haberse liberado de Kyle se sintiera tan ahogada. El simple hecho de compartir unos minutos con la familia de Potter, había hecho que colapsará.
-¿Ya fumando?-preguntó la voz de Albus desde la puerta. Emma se giro y sonrió, ese chico podría tener 14 años, pero por su madures le daría 16.
-No pude evitarlo, me estaba ahogando- la mirada que su amigo le dirigió fue de lástima y de comprensión.
-Lamento oír eso Emma, pero dentro hay muchas personas que quieren conocerte.
-No tengo nada que contarles o por lo menos nada que les guste oír- bajo su cabeza y contempló el cigarrillo que había en su mano, era el segundo que fumaba en el día, se estaba controlando.
-Bien, quedate aquí sola; porque nadie vendrá a buscarte- dijo él, claramente enojado.
-Lo siento Albus, pero me estaba ahogando allí dentro, tú más que nadie debería entenderlo- Emma lo miró esperando su respuesta.
-Podrías intervalo al menos- le tendió la mano en su dirección, con la intención de que la tomara para poder guiarla hacia el interior de la casa. Ella lo miró, inhaló dos veces más, apagó el cigarro y tomó la mano de Albus.

Se encontraba sentada entre medio de Molly y Fred Weasley. Resulta que Albus la había llevado justo para la hora de cenar, y no le quedó otra opción que sentarse en el último lugar vació que había en la mesa. Eran tantas personas que no podía creer que entraran todos allí.
Miro a Albus y este le dirigió una seria mirada, que significaba que debía tomar comida. Emma simplemente se sirvió un poco de patatas y pollo, con jugó de calabaza. Había todo tipo de manjares, pero realmente no tenía mucho apetito.
-Dime ¿te gusta el quiddicht Emma?- le preguntó una alegre Molly. Todas las miradas se dirigieron hacia ella, hasta los mayores prestaban atención a la charla de las dos jóvenes.
-Pues la verdad es que nunca he jugado...- la mitad de las personas sentadas en la mesa escupieron su bebida por el asombro impartido por la respuesta de la chica, la mayoría eran hombres.
-¿Cómo que nunca has jugado al quiddicht, jovencita?- preguntó el que creía que era Ron Weasley.
-Pues es mi primer año en Hogwarts y mi familia, más bien mi padrastro es muggle, así que no, nunca he judado- respondió ella un poco sonrojada por la impresión que había causado.
-¿Ni siquiera en el colegio?- preguntó George Weasley.
-Digamos que Emma no esta muy interesada en las actividades de la escuela- como no, Potter metiéndose en lo que no le incumbe. Emma lo fulminó con la mirada y este rodó los ojos.
-¿A qué se debe eso Emma?- preguntó Hermione.
-Ahm, no lo sé, simplemente prefiero no meterme en actividades en las que peligre mi vida, ya que tampoco sé volar en escoba- una vez más gran cantidad de bebida fue derramada sobre la mesa y las mejillas de Emma volvieron a encenderse.
-¿Cómo es eso posible?-preguntó nuevamente Ron, la chica sonrió y levantó los hombre en gesto de que no quería hablar más.
-No importa Ron, mañana los chicos y las chicas podrían enseñarle- agradeció a Merlín que Ginevra Weasley hubiera intervenido y sonrió agradecida en su dirección.
-¿Qué es lo que te gusta hacer entonces?-preguntó nuevamente Hermione.
-Me gusta leer. Albus y yo leemos juntos todos los días prácticamente- dijo ella mirando a su amigo, él cual sonrió.
-Es una aficionada por la lectura, como tú Hermione- dijo George y todos en la mesa rieron, menos Emma. Dejó sus cubiertos, su apetito se había ido, pero una mirada proveniente de Albus la hizo volver a comer, aunque luego esa comida no permanecería en su estómago.
-Deberías servirte un poco más todo esta delicioso- sintió como Fred le susurraba al oído. Giro su cabeza y lo miró; este estaba sonriendo coqueto, mientras se llevaba un bocado de comida a su boca.
-Así estoy bien Fred- dijo ella devolviéndole la sonrisa. Este rodó los ojos y siguió comiendo. No sabía lo que Weasley tramaba, pero no le gustaba las sonrisas que le dirigía.
Así siguió la cena entre risas y chistes en los que Emma se animo a participar y charló con Molly todo lo que pudo, podría llegar a considerar que se había ganado una nueva amiga.

Se encontraban todos los primos Potter-Weasley y Emma en el living de la Madriguera. La metamorfomaga estaba hablando animadamente con Molly y Albus, mientras los demás entablaban conversaciones entre si. Hacia rato que estaban allí sentados y algunos habían comenzado a aburrirse- James y Fred- y eso los estaba desesperando.
-Bien, propongo que juguemos al escondite, ¿quien se suma?- preguntó Fred, muy animado y a su lado James sonreía juguetón. Todo levantaron la mano, incluyendo Emma.

-Uno...dos...tres....cuatro..- la voz de Rose resonaba por toda la casa o por lo menos en la parte que estaban jugando. Emma no tenía la menor idea de donde esconderse no conocía la casa, sólo recordaba el pasillo que la llevaba hacia el jardín. Sintió como tiraban de su mano y deslumbró a James Potter tirando de ella, mientras susurraba...
-Vamos,vamos, vamos...- la chica se dejó llevar por él.
Pasaron puertas y más puertas, hasta entrar por una; James la cerro a su espalda y quedaron completamente a oscuras en un espacio tan reducido que sus cuerpos se rozaban entre si.
-Tienes suerte de que te haya encontrado, sino hubieras sido la primera a la que Rose hubiera picado- encendió una pequeña lámpara y Emma pudo ver el almacén de las escobas, que se encontraba debajo de las escaleras.
-Me alegro que te hayas decido a incluirme en tu grupo Potter, pero no necesitaba tu ayuda- error. Si no hubiera sido por James estaría contando en la pared del pasillo, en lugar de Rose.
-Mientes muy mal Blooder- dijo él sonriendo. La chica rodó los ojos y se apoyó en la pared- sobre eso, lo lamento. No era mi intención sonar tan duro.
-¿Cuántas disculpas tuyas tendré que aceptar James?- preguntó ella cerrando los ojos.
-Supongo que muchas, ya que soy un imbécil- y sintió como rodeaba su cintura con sus brazos, acercándola a él y luego llegaron sus labios.
Emma no supo que hacer, así que le siguió la corriente. Ella llevó sus manos hacia los rebeldes cabellos del chico y James, la acercó más a él todavía, como si fuera posible. Lentamente el beso se fue intensificando, hasta que Emma lo rompió a falta de aire. Abrió los ojos y vio los sonrosados e hinchados labios de James.
-¿Qué diablos fue eso?- preguntó ella aún agarrada a su cuello; pues no quería soltarse.
-No sé, pero te lo debía, luego de que te fuiste corriendo aquella vez, me di cuenta que ahora me tocaba a mi besarte.
Emma lo miró durante unos segundos sin decir nada.
-No soy alguien a quien puedes ir besando, simplemente porque suponías que me lo debías- la metamorfomaga se separó- no lo vuelvas hacer James, no con ese motivo.
-Lo siento- dijo él- aunque te gusto ¿verdad?- Emma soltó una carcajada y lo tomó de la mano para salir del escondite, sin antes decir:
-Nada paso aquí- y juntos se fueron, dejando cómplice a ese armario de escobas, de sus tantas travesuras juntos.

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Así termina el segundo capítulo de esta maratón. Diganme que les parece. Gracias a todos. Pronto subiré el siguiente.

Emma BlooderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora