Dipper no sabía como reaccionar ante aquella situación. No podía contarle nada a nadie, Bill les podía hacer cosas terribles a sus familiares y sabía de buena mano la clase de pensamientos retorcidos que pasaban por la mente de este. No estaba dispuesto a que su familia corriera aquel destino.
En silencio, bajó los escalones y fue a la cocina. En la mesa se encontró su plato de comida frío y con una nota al lado. En ella, Mabel le avisaba de que iba a estar fuera toda la tarde, iba a reencontrarse con sus amigas. Con una sonrisa de ternura, Dipper dejó otra vez la carta sobre la mesa y puso su plato en el microondas y esperó hasta que el electrodoméstico acabase, recostado sobre la encimera de espaldas al aparato y hubiese comido tranquila si Bill no hubiese aparecido por la puerta. Sin dirigirle la mirada, abrió un cajón y sacó un cuchillo de el y se sentó en la mesa.
—Ven —le dijo una vez acomodado en la silla. Sin rechistar se acerco y se posicionó justo en frente de él—. Extiende la mano y no te muevas.
Un poco dudoso -a decir verdad mucho- extendió la mano. El demonio agarró los dedos del chico y los abrió, dejando así un hueco entre uno y otro. Alzó el brazo donde llevaba el cuchillo y empezó a clavarlos rápidamente en los huecos, peligrosamente cerca de los dedos de Dipper, quien se limitaba a no moverse, como le había indicado el rubio mientras temblaba. La velocidad de los picoteos iba aumentando hasta llegar a unos límites en los que no se distinguía donde iba a golpear. Y no acabó hasta que el cuchillo rozó el dedo índice, provocando un corte.
Dipper apartó la mano casi al instante aguantándosela con la otra como autoreflejo. Unas pocas gotas de sangre habían empezado a brotar de la herida y el demonio lo notó, sonriendo. Cogió con fuerza la mano del castaño y se llevó la herida a su boca, chupando la sangre. Enseguida la cara de Dipper se tornó roja y sacó su dedo de la cavidad bucal de Bill y le apartó con la otra mano.
—¡Enfermo! —gritó limpiándose la saliva del rubio con el pantalón mientras recuperaba la compostura.
—Menuda novedad —comentó sarcástico Bill entre risas mirando la cara de su víctima.
El menor se encaminó a zancada limpia hacia las escaleras. Bill se levantó de la mesa y antes de que Dipper pudiese subir un escalón le enganchó por el cuello de la camiseta y le acorraló contra la pared.
—¡Déjame maldito demonio triangular! —gritaba mientras intentaba apartar al nombrado sin moverlo apenas
—Estate quieto —le advirtió pero Dipper no le hizo caso y siguió intentando irse—. ¡Que pares! —explotó el demonio tornando sus ojos y cabello rojo y solo entonces paró de moverse.
—¿Q-que quieres? —tartamudeó.
Solo obtuvo un carraspeo como respuesta mientras Bill volvía a la normalidad y en pocos segundos obtuvo la compostura y su habitual sonrisa burlona.
—¿Hacemos un trato?
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Fall •BillDip•
ФанфикY todo pasó aquel otoño. Cuando las hojas cayeron y el suelo se tiñó de colores rojizos. Cuando las hojas cayeron y los dos volvieron. Cuando las hojas cayeron y se reencontraron. Primera parte de la saga: Cipher mistakes.