Capítulo 17.

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Dipper se quedó a cuadros. Después de todo lo ocurrido, después del apocalipsis, después de la muerte de su tío, ¿esperaba que volviese a bajar allí abajo como si nada y reconstruyera aquella cosa, sin planos ni nada parecido?

-¿Confías en mí?

No sabía que contestar. Hasta hacía unas horas, el chico le había demostrado un contínua repulsión hacia su ser, y en cuanto a admitir sus sentimientos, había pasado aún menos tiempo. No sabía nada, pero nada de nada sobre el ser al que estaba mirando, aunque el amor no sólo es ciego, también sordo e idiota.

-Sí -contesto, medio convencido.

¿Cómo lo haría? Todos los diarios excepto las fotocopias que Stan había hecho, habían sido destruidos y tampoco es que se atreviera a recordarle a Ford a su tío. Sería una muy mala idea por el poco tiempo.

Siempre había poco tiempo.

-Gracias -le susurró abrazándole.

Confundido, el castaño sólo correspondió aquel abrazo, sorprendiéndose por aquel cambio de actitud. No sabía si reír o llorar.

-¿Vuelves a estar enfermo? -se burló Dipper.

-Idiota -le gruñó Bill, dándole un empujón y saliendo de la habitación acompañado por las risitas del chico.

El resto del día, fue algo normal y rutinario. Comer, trabajar, Mabel y trabajar. Así sucesivamente. Había quedado que por la noche, bajarían al sótano para empezarlo todo. No estaba seguro de querer hacerlo, pero tampoco quería abandonar al menor de los Cipher.

Y, para su mala suerte, la noche llegó más rápido de lo que esperaba y quería.

En completo silencio, bajaron las escaleras y quedaron enfrente de la máquina. Bill tecleó el código y aquellos pitidos le parecían más ruidosos ahora que todo estaba en silencio y la compuerta se abrió con un horrible chirrido. Todo tan ruidoso como si estuviese montando la tercera guerra mundial allí mismo.

Bajaron juntos las escaleras, subieron al ascenscensor y mientras bajaban, Dipper no pudo evitar preguntarse como estaría aquel lugar después de todos los acontecimientos y lo más importante, cómo lo vería él mismo. No tenía recuerdos claros sobre la estancia, solo pequeños flashbacks que le daban dolor de cabeza, por lo que prefirió no forzarse demasiado, total, ya estaban allí.

Era más oscuro y frío de lo que quería recordar y, para su sorpresa todo estaba limpio entre comillas, como si no hubiese pasado nada, como si Ford fuese a aparecer en cualquier momento, preguntándoles porqué estaba allí abajo.

-Stan bajó aquí días después para limpiar el desastre -dijo Bill, dando los primeros pasos hacia el interior-. No era una vista agradable de ver.

Podía parecer ordenado pero el lugar que estaba más allá de la vitrina era un desastre, y se maldició mentalmente por aceptar: lo que debía ser el el portal estaba todo a partes, trozos separados... En conclusión, estaba destrozado.

-¿Y por dónde empezamos? -preguntó Dipper, aún mirando en devastado paisaje.

-No tengo ni idea -contestó el rubio, a su lado.

-Perfecto -gruñó, acercándose a las estanterías y máquinas-. Supongo que tendremos que encontrar alguna especie de referencia, ¿no crees?

Empezaron a registrar libros y cuadernos. Los que ya habían mirado, acababan esparcidos por el suelo, cayesen como cayese. Mientras lo hacía, Dipper no pudo evitar sentirse como su tío Stan. En un momento, Bill subió a la segunda planta, avisando a Dipper que iba a ir para ver si había algo más allí arriba. El castaño solo asintió con la cabeza y siguió con lo suyo.

Dejó las estanterías y viajó hasta el escritorio metálico, donde aún reposaba una foto vieja de él y Mabel más jóvenes con el cristal roto. Aquello sólo le llenaba de nostalgia, por lo que decidió bajar el marco, evitando verla por mucho más. Abrió el pequeño cajón del escritorio y volvió a lo mismo que antes, sin encontrar nada y frustrando poco a poco. Cada vez un poco más.

El ascensor volvió a sonar y paró su trabajo, rezando que Bill hubiese encontrado lo que fuera que buscaran allí arriba, para su infinita mala suerte, cuando el rubio le notó solo negó con la cabeza. Dipper soltó un bufido y se tiró en un silla que había por allí, de brazos cruzados y con el ceño fruncido. La fría mano de Bill se posó en su hombro como señal de apoyo o algo similar. Por lo menos lo intentaba.

-Vamos, algo tiene que haber -le dijo, pero a mitad de frase, el castaño ya no le prestaba atención.

Había algo pegado en la parte de arriba del cajón.

Palpándolo poco a poco, Dipper despegó el papel bajo la atenta mirada de Bill. Intentando no romperlo debido a que tenía pinta de tener unas cuántas décadas, desplegó el gran folio.

Era un plano a escala completa del portal.

Fall •BillDip•  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora