Capítulo 1

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Julie apretó el móvil entre sus manos, agitada pero no lo daba a notar

Sus cuatro mejores amigas habían desaparecido en lo que iba la noche y si el instinto no le fallaba, ella podría ser la siguiente en desaparecer.

- ¿Quién eres? – preguntó al teléfono. Nadie le respondió. - ¡Me has estado llamando toda la noche! –Gritó desesperada, tenía 16 llamadas de ese número y ni siquiera sabía de quién se trataba– Tú las has secuestrado- farfulló Julie, refiriéndose a sus amigas.

- Sé donde estás ahora – le respondió él, tan mecánico y relajado. – te estoy viendo. - Julie solo logró ponerse más nerviosa al oír esas palabras así que miró a ambos lados de la habitación, estando completamente sola –Así que escucha, necesito que salgas de la habitación en donde estás.

- No lo haré. – respondió ella nerviosa.

-Tienes dos minutos para salir de tu habitación ¿ok? O me tocará a mí tener que sacarte de ahí, si es que no nos quedamos un rato a probar la cama.

- ¿Vas a matarme? – susurró Julie a punto de llorar.

- Sal de la habitación ahora. – le dijo serio. –O esta vez te juro que mato a una de las putas que me he traído, quiero decir "tus amigas".

Julie salió rápidamente de su habitación con el pánico en la garganta.
- Eso es preciosa susurró Max, por el teléfono. – Ahora ve a la cocina.

Y entonces, una ligera idea se instaló en la mente de Julie; colgó el teléfono y corrió con todas sus fuerzas hasta la puerta principal de la enorme mansión de sus padres en Las Vegas, pero cuando intentó abrir la puerta ya era demasiado tarde.

- No, no. – negó él. – te dije que vayas a la cocina. - Julie sintió las manos de aquel hombre apretarle la cintura, sintiendo el contacto de su piel con la suya, tibia, temblorosa, suave, un desliz provocador y sensual, pero que a la misma vez la sumía con salvajismo entre los brazos de él. Max le tapó los labios a la misma vez que obstaculizaba su respiración y antes de que ella pudiera caer desmayada, Max susurró algo en su oído.
–Resultaste más hermosa que las demás, eso. . . - delicadamente se hundió entre el cabello de Julie, entre su apetecible olor, la estaba dejando sin conciencia, y poco a poco se sentía dueño de ese cuerpo que ella manejaba. – me gusta.

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