Capítulo 22

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Max abrió sigilosamente sus labios dejando entrar el aliento de Julie en su boca, los apretó y Julie hizo lo mismo mientras acurrucaba más sus brazos sobre los hombros de Max.

- Sabía que serías tú quien no cumpliría el trato- susurró él

- Tenía ganas de besarte. – admitió ella.

En ese momento ninguno de los dos sentía la necesidad de follar o algo parecido más bien esas ganas habían desaparecido, lo único que él deseaba en ese momento era sentir sus bonitos labios besar los suyos.

- ¿Puedo? - ella se acercó de nuevo.

- Sabes que si – le afirmó él apretándole la nuca para que ella pudiera besarlo más intensamente.

Se separó unos segundos.

–Puedes besarme las veces que quieras. . .

Julie se rió, una risa pequeña de felicidad, de simple ternura, ese momento parecía de dos típicos enamorados, algo que ellos dos ¿no eran?

- Metámonos juntos. – le dijo él y le volvió a sonreír, Julie sintió que veía la sonrisa más linda del mundo. Siempre la había tenido pero era ahora donde empezaba a notarlo.

- Pero hace frío - ahora fue ella quien rozó suavemente sus labios sobre los de él sin llegar a besarlos.

- Claro que no. – le dijo él y ligeramente caminó hasta la ducha abierta con Julie delante de él. Ella trató de resistirse pero eso solo hizo que Max ahora la cargara de la cintura para meterse al agua con ella.

El agua estaba totalmente fría.

Él también sintió un escalofrío en todo su cuerpo por el agua pero lo resistió para que Julie no lo notara. De pronto el agua caía sobre los dos a pesar de que esta estuviera fría, había un calor ligero entre los dos que los mantenía unidos, que hacía que ese momento fuera increíble.

Max bajó la mirada, las gotas de agua caían con fuerza sobre el cuerpo de Julie por lo que podía ver borrosamente sus manos en medio del agua. Intentó palmearlas acariciando su brazo, Julie sintió un cosquilleo en el estómago, Max estaba buscando sus manos y cuando por fin las encontró, las enlazó con las suyas.

- Ya no hace tanto frío. – le dijo mientras sus dedos se tocaban.

Julie negó con la cabeza ante su comentario.

– Al menos para mí no.

- Para mí tampoco.

- Excelente.- susurró él sonriéndole, y entonces Julie también lo hizo. Le sonrió mientras sus manos se tocaban y se entrelazaban bajo el calor de sus cuerpos.

No dependía de ninguno de los dos lo que pasara luego, el momento era perfecto. La besó, los labios de Julie estaban helados, aún no se podía creer cómo había soportado tanto tiempo bajo el agua. Entreabrió los labios, Max introdujo su lengua, tibia y acogedora en su boca.

Por fin sentía un poco de calor.

Poco a poco los dos fueron alejándose del agua y de lo fría que era ésta mientras ninguno se atrevía a dejar de besar al otro, ya no había explicación para lo que pasaba en ese momento. Cualquier otro que estuviera viendo esto pensaría y afirmaría que no se trataba solamente del simple criminal y su secuestrada sino de una relación mucho más fuerte que aquella.

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