Capítulo 5

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- Suéltame- murmuró ella.

Max deslizó sus manos suavemente por los brazos de ella haciéndola estremecer, conocía cada movimiento que ella apetecía de él.

-Hay alguien que espera por ti. – le indicó, y su mirada apuntó hasta la puerta.

- Mierda - Max se volteó, la prostituta lo esperaba en el borde de la puerta.

Julie no había logrado observar bien con la oscuridad hace unos minutos, era muy linda a decir verdad, alta y rubia. Max caminó hasta a ella, sin decirle una sola palabra a Julie, estaba muy enojado, tanto que cerró la puerta de la habitación con fuerza, Julie saltó en su sitio.

¿Y cómo no enfadarse después de haberlo dejado con las ganas? Le pagó lo acordado a la mujer que había contratado para saciar su necesidad, despidiéndose. Una francesa bonita que supo complacerlo, pero no lo suficiente, pues Julie lo había excitado en menos tiempo.

"Inmadura", pensó. "¿Se cree la gran cosa?" No se lo podía creer, no había mujer en el mundo que lo hubiera rechazado de tal forma, en otros casos si hubiera llegado a ese nivel con cualquier otra, esta hubiera aceptado, pero ¿Julie? "Mierda mierda mierda".

¿Aún conservaba la erección? Bajó su mirada, si, aún la tenía pero más grande ahora ¿y cómo no? si con tan solo rozar la piel su pene había reaccionado como si hubiera despertado después de un año de abstinencia.

"¿Qué tienes Julie Tyler?" pensó ¿Qué tienes que me gusta tanto? Y que de alguna manera no se lo quería dar.

Abrió con rudeza la puerta de la habitación Julie se volteó sobresaltada, menos mal y esta vez no la encontraba en ropa interior.

Cerró la puerta haciendo ruido de nuevo.

- Es muy tarde

- Se me ha quitado el sueño.

- ¿No confías en mí?

- ¿Tengo que responderte?

- Sí muñeca

- Coño que no me gusta que me llames así - le respondió ella.

- Y a mí no me gusta tenerte de invitada en mi casa. – la retó él.

- Es tu problema.

- Vaya, vaya - dijo caminando a pasos lentos.

Julie sintió que la calentura volvía a ella, Dios santo que hombre.

–Hay alguien aquí que no tiene idea de lo que le puede pasar si sigue portándose mal. – murmuró. Ahora muy cerca de su rostro, ella intentó no mirarlo demasiado concentrándose en otro punto que no fuera él. – Y de lo bien que la puede pasar. . . -Max le acarició el mentón con su labio inferior. –Si se porta correctamente. . .

- ¿En serio tantas ganas me tienes?

- Muchas. . . -Ahora la apretó de la cintura haciéndola cortar la respiración por un fragmento de segundo.

Juntaron sus cuerpos, una sensación increíble.

–Agradécelo, he contratado a una puta para no cogerte antes, me estoy aguantando mucho- le acarició la cintura con sus manos alzando ligeramente la fina tela que le cubría las caderas, sus dedos hicieron contacto con la tibia piel de Julie.

- Te lo he dicho, jamás estaría con alguien como tú - murmuró ella, a base de gemidos, pues Max había posicionado sus labios sobre su cuello, recorriendo tan sensualmente como podía. Ella cerró los ojos, él levantó la mirada al escucharla hablar, sabía lo que sentía en ese momento debido al tono de voz que manejaba, estaba excitada, lo único que le faltaba era un pequeño empujón así que intentó besarle los labios de una vez, hacerla gozar tanto como podía pero ella volvió a separarse.

–Jamás dejaría que alguien como tú me besara los labios idiota.

Y esa fue la gota que colmó el vaso, Max la agarró con fuerza, pegándola en la pared, su mirada era otra, sus ojos ahora embarrados en lujuria la miraron sin importarle lo que podría venir después.

Le quitó la ropa tan rápido como pudo, ahora ella no tenía cómo defenderse ni siquiera las palabras podrían calmar a esa fiera que había creado y que estaba a punto de comérsela, observaba todo lo que hacía, de qué manera la cogía y como se excitaba más cuando veía todo lo que tenía ante sus ojos.

- Nadie va a besarte los labios mi amor - le advirtió él.

Ella sintió las manos de Max apretarle el culo tan fuertemente que logró juntar el cuerpo hasta su erección.

–Será todo lo contrario. – ahora dejó de ver su rostro, tenía a Max besándole el estómago mientras suavemente bajaba por sus caderas y ella decidió aferrarse a la pared para poder contener esos enormes gritos que quería soltar. Los dedos de Max la tomaron desprevenida, metiéndolos en el espacio de entre su piel y su ropa interior, los besos de aquel hombre la siguieron persiguiendo por todo el cuerpo, ahora sentía que la atacaba por abajo, justo ahí donde ella no tardaría en gritar, sus dientes mordieron ligeramente la ropa interior de Julie por el costado bajándoselas así que ella se estremeció.

¿Qué se estaba dejando hacer?

- Mhhh. . . - murmuró ella, un primer gemido que la ayudaría a soltar los demás.

De pronto recordó a la prostituta, gritando por él, por lo bien que se debía sentirlo adentro, muy adentro de ella, se mordió el labio sin darse cuenta que tenía la ropa interior a la rodilla.

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