Capítulo 14

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Max al menos quería descansar por un momento, no dormir. Es que no podía hacerlo, no con Julie en su cabeza, es decir, pendiente de ella de que no intentara nada contra él o algo más, después de lo que le había contado aunque no lo creía en todo caso él estaría preparado.

Julie se secó el cabello recién terminaba de bañarse y aún con la toalla más grande envuelto en su cuerpo, se asomó por el borde de la puerta de la habitación entonces se dio fuerzas a sí misma y salió de la habitación.

Encendió las luces, Max enseguida se inclinó para observar lo que pasaba.

- Perdona ¿te he despertado? – le preguntó ella con un rostro angelical.

Max se la quedó mirando antes de responder, sus ojos se pasaron indiscretamente por todo su cuerpo envuelto por una toalla que él había usado varias veces, ese pensamiento le hizo tensarse por dentro aún más con solo saber que conservaría el olor de Julie en esa toalla.


- No, no estaba dormido. – le dijo él.

- ¿Qué haces aquí?

- No tengo sueño - susurró ella ya que si estaba ahí era por otra cosa. – Así que decidí tomar un baño - ligeramente se sacudió el cabello para atrás. El miembro de Max se paró de inmediato. -Pero me ha despertado más. – admitió y soltó una bonita sonrisa que hizo sonreír a Max también aunque por dentro estaba más excitado que nunca. - ¿Tienes algo que te haga dormir?

- Busca en la cocina. – le dijo él.

Julie asintió, y caminó en frente de él hasta el pequeño espacio de la cocina, abrió los estantes de madera. Él tenía una bonita vista, el culo de Julie empapado y envuelto en una toalla con el cabello rozándole las nalgas. Entonces quiso voltearla y hacérselo en ese mismo instante encima de la cocina o en el lugar que fuera porque ya estaba erecto, excitado y pronto eyacularía si no colocaba su pene en algún lugar. Julie le ponía de inexplicables maneras.

El tan solo hecho de pensar que la tenía para él y solo para él, pero que hasta ese instante no había podido hacerla suya le gustaba, le excitaba de infinitas maneras. La quería para él.

Julie encontró una pequeña caja de pastillas y somníferos que hasta ella misma tomaba pero cuando intentó bajarlos del estante más alto ya tenía las manos de Max agarrándole las caderas.

- Tengo algo que te hará dormir mejor - le dijo él susurrándole en el oído.

- ¿Qué? – le preguntó ella con la voz debilitada ya su plan empezaba a dar resultados así que soltó la cajita de somníferos y los dejó caer al suelo.

- Yo. – le dijo él besándole los labios, sus manos apretaron el cuerpo de Julie con el suyo mientras que poco a poco ella sentía la enorme erección de Max bajo sus pantalones.

- ¿Lo sientes?

- Si - respondió ella, Max estaba duro igual o más que una piedra, sus manos bajaron por su torso hasta llegar al borde de su cintura marcada, hasta la pelvis.

- Tócalo, anda - le rogó él con la voz ronca, Julie cedió y acarició la punta de aquella erección.

Jamás había hecho esto en su vida, siempre le había parecido desagradable pero con él todo había cambiado. Primero lo acarició suave, escuchando la respiración agitada que Max soltaba.

– Dios mío, quiero hacértelo - le volvió a comer la boca mezclando su húmeda lengua con la de Julie.

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