Capítulo 4

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Julie se levantó, tenía el cuerpo ligeramente cubierto por una fina capa de sudor sumándole todo el dolor que sentía en ella por haber dormido sobre esas sábanas que Max había preparado para dormir. Se había hecho de noche en menos de lo que había imaginado, fue hasta el baño donde había dejado su ropa secando después de haberla lavado como pudo, se la puso y cuando pudo salir del pequeño baño sus oídos escucharon lo que jamás nunca le hubiera gustado percibir.

- ¡Oh si! – gritó una voz femenina desde afuera, ella agudizó el oído. - ¡Oh si! Sigue sigue - gritaron de nuevo. La piel de Julie se erizó por completo, optando por un color diferente, ruborizada intentó abrir la puerta de la habitación. - ¡Más más! Oh si, sigue - la vista se le nubló por completo al observar a Max haciéndoselo a una mujer en el mueble, tragó saliva.

La oscuridad la ayudaba a ocultarse, Dios mío esa mujer no dejaba de gemir cada vez que él entraba en ella con fuerza y Julie podía verlo, observaba como se retorcía cuando Max entraba en ella con ganas, llenándola de placer, apretando las manos gozando hasta el punto máximo ese inmenso deleite.

-¿Te gusta? – le preguntó él, aquella voz la estremeció por completo, tanto que hasta procedió a morder su labio inferior, deseosa por estar en el lugar de esa mujer.

- ¡Si, sigue! – le ordenó ella y Julie en su lugar también deseaba que siguiera cogiéndola, haciéndoselo, observarlo todo.

Cuando de pronto, los sentidos volvieron a su lugar y en vez de seguir observando, se encerró en la habitación de nuevo, haciendo sonar la puerta con fuerza. Los gemidos se detuvieron, Julie sintió que moría porque la habían descubierto así que trató de esconderse en el baño pero él ya estaba dentro de la habitación.

- Estás pálida – le dijo, al encender las luces, traía los pantalones a la cadera, ligeramente sudado y despeinado.

- Si, debe ser. . . - le respondió ella, no quiso mirarlo a los ojos porque sintió que se ruborizaba de nuevo.

- Y como no vas a estarlo si has visto lo de afuera. – Max soltó una risa pequeña.

- Ha sido intencional.

- Si, claro.

- No me gusta ver porquerías. – le dijo molesta. – al menos deberías tener un poco de respeto por mí.

- Lo tengo.

- Oh claro, y por eso traes a esa puta a este departamento mientras yo estoy aquí. – se ruborizó de nuevo ¿Por qué carajo le reclamaba al propio secuestrador?

- ¿Te ha molestado guapa? Te recuerdo que esto no es más que un secuestro. – la miró, ahora él también estaba enfadado, y al notar que ella igual, decidió seguirle el juego. –Además si lo he hecho es porque te has dormido en ropa interior.

Julie tragó saliva porque ahora sí sentía la sangre sobre en su rostro.

- Es que solo a alguien como tú se le ocurre dormirse en ropa interior con alguien que ni siquiera conoce. – la miró a los ojos, comiéndosela con la mirada, sus ojos fueron a parar entre sus senos, de nuevo pensó en lo dulce que sabrían en su boca al igual que su sexo

– Y no dudaría. . . - susurró, y entrecerró la puerta un poco más, de la habitación, poco a poco fue disminuyendo la distancia que había hasta ella.

– En pensar que estás mojada. . . - Julie tembló por dentro al escuchar esas palabras.

¿Cómo lo sabía? ¿Acaso lo sentía?

Relamió sus labios involuntariamente.

–Mojada después de a verme visto haciéndoselo a alguien. . . - Julie retrocedía a medida que él se acercaba, tanto que fue a parar hasta la pared, chocando con ella, sin escapatoria, pues él estaba del otro lado, impidiéndole salir.

-¿Me equivoco? – suavemente posicionó sus manos sobre las caderas de Julie, se había excitado en menos tiempo con ella que con la puta que había contratado para saciar sus deseos, es que su deseo era ella, cogerla.

Se pegó a Julie, respirando su propio aliento y rozando su erección en el vientre de ella, haciéndola sentir de alguna manera todo lo que provocaba en él, se movió en círculos, la misma Julie soltó un leve gemido, estaba realmente mojada, excitada en su punto máximo.

–Dime que quieres sentirme dentro de ti. – susurró él. –dímelo, vamos preciosa.

- No. – le dijo Julie.

El sentido común había vuelto a ella a tiempo, lo alejó a pesar de tener las manos de Max firmes en sus brazos, al menos tenía una cosa clara.

–Jamás estaría con alguien como tú.

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