Capítulo 25

4.3K 182 0
                                    

Max le apretó las caderas, la cargó suavemente sin esfuerzo alguno para acostarla sobre el mueble, la desnudó,amaba tanto hacerlo, hacérselo a ella, quitarle la ropa con tanto deseo, quitársela toda hasta verla desnuda como hace unas horas. Era preciosa y no podía dejar de admitir las enormes ganas que aún tenía por hacerla llegar al orgasmo. Julie se encargó de bajarle los pantalones con los pies, rozando en incontables ocasiones el miembro de Max erecto. Se acostó sobre Julie.

- ¿Lo sientes? – preguntó él. 

Su miembro crecía cada vez más apunto de explotar, ver a Julie desnuda era mejor que cualquier otra cosa, lo ponía erecto, extasiado, con ganas de más. Empezó a frotar su pene sobre su feminidad aún sin contacto interior. 

 Julie se relamió los labios.

- Si, si - respondió ella. – más. . . - pidió ella. 

Los ojos de Max se llenaron de placer, lujuria pura, eyacularía ahí mismo si no se lo metía de una vez.

- ¿Más? – preguntó él, provocándola.

- ¡Si, más! – respondió Julie a gritos. Él sonrió.

- ¡Oh. . .! Si. . .si. . . - gimió.

 Él volvió a salir, le estaba gustando mucho. Volvió a bombearla con fuerza, Julie se agarró de su espalda. El pene de Max estaba completamente dentro de ella que hasta a él le parecía difícil respirar. La escuchó gemir un par de veces más,le gustaba. La agarró de los muslos y se concentró en su siguiente misión.

- Vamos a llegar esta vez, te lo prometo - susurró él. 

 Julie asintió aún aturdida, sintió como él le apretaba las nalgas metiéndose una vez más en su apretada vagina.

- ¡MAX! – gritó.

 Él se excitó aún más al escucharla gritar su nombre  "Llega nena. . .vamos, córrete. . . córrete para mi". Quería verla llegar al orgasmo, gritando hasta que la voz se le pusiera ronca, hasta que no sintiera las caderas.

- Eso es, vamos,córrete muñeca - penetró su cuerpo, salía y entraba con tanta facilidad. Pronto él sería quién se correría. ¿Y Julie?  lo necesitaba, la presionó más contra él. Hmmm si, olía a lo lejos lo mojado que estaba haya adentro, estaba a punto de venirse, de dárselo todo por fin, una vez más la penetró, ella volvió a gritar esta vez agitando las caderas para que él la penetrara más y más, todo con un buen ritmo mientras él la penetraba Julie levantaba las caderas.

El fino líquido de Julie le cubrió el pene, se sintió liberada.Respiró con tranquilidad mientras él bajaba la rapidez.

- Oh Dios. . . - susurró ella a penas con un hilo de voz.

Y él, él solo se dedicó a abrazarla, la apretó fuerte. había llegado al orgasmo con ella por fin.

Involuntariamente le apartó los cabellos de la frente y se la besó, Julie soltó un suspiro exhausta. Aquello se había sentido diferente, no sabía por qué pero no había sido un simple polvo más, no había sido otra noche más esta vez, se había sentido diferente, se había sentido como si en esa historia solo importaran los dos solos y sin ninguna preocupación. Había sentido y escuchado cada gemido de ella, cada palabra, cada respiración, cada caricia,aquella noche había sentido algo más. Nunca había llegado al orgasmo con una mujer de esa forma, nunca lo había entregado todo como en ese noche, nunca le había entregado todo a una mujer, a nadie y es que nunca había sentido esa necesidad de tener a alguien consigo todo el tiempo porque nunca había sentido que necesitaba de una persona, porque con el simple hecho de que Julie le dijera que quería irse con él, que con él se había sentido diferente le había hecho reaccionar, le habían dado unas inmensas ganas de decirle que él también quería que se fueran juntos pasara lo que pasara porque nunca permitiría que ningún imbécil la tocara, porque Julie era su chica, porque Julie era su secuestrada. Y porque esa noche había hecho el amor con ella y eso solo significa una cosa, una cosa que tenía que decirla cuanto antes.


EL SECUESTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora