CAPITULO XXXIII

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-No me gusta que me di digan así y ¡lo sabes!.

-¿Por qué tan nerviosa?,-Dijo mientras tocaba mi cuello con sus labios.

-¡O oliver por favor!.

-¡Sólo déjate llevar!.

-¡Te estás equivocando conmigo!.

-¡Sólo quiero tenerte cerca!. ¡Es lo único que pido!.

Cierro mis ojos tratando de tragar, pero los recuerdos sólo me abruman, mi respiración se acelera, empiezo a sudar frío como loca, y lo que me está diciendo, sus palabras, todo lo que me dice es es... muchos me lo han dicho pero nadie me lo ha dicho de esa manera y no puedo creer que le creo, sé que estoy así por la situación, es raro pero quiero besarlo, quiero sentir todas esas cosas que me dicen, pero sé que no va a ser hoy, mi enfoque no se puede perder por esto, sé que sólo son enredos de Satanás y ésta batalla otra vez la va perder, sólo es el momento, nada más, esto ya me ha pasado y no me voy a dejar usar de nuevo.-¡Oliver, no!, esto no va a pasar, lo mejor que puedo hacer en estos momentos es irme.

-¡No te vayas!, ¡quédate!.-Suplicaba.

-Típica frase, a mí no me vengas con eso.-Dije muy molesta y esta era mi señal; saco fuerzas de  donde no las tengo y salgo de su cuarto tan rápido que ni yo misma me doy cuenta, atranco mi cuarto por si acaso. Y me digo a mi misma, Vayolett esto no está bien, ¡Dios, ¡no más!, no quiero fallarte primero estás tú, estas situaciones son muy incomodas para mi y no quiero vivirlas más, pero a la vez te doy las gracias por hacerme así de fuerte, no es la primera vez que me pasa, sin embargo esta vez tuve más dificultades, pero ¿por qué?, ay perdón porque de una u otra manera me deje llevar, ilumina mi camino, me cuesta mucho abrir mi corazón y más a una persona que es tan déspota y no creyente, pero de una cosa si estoy segura y es que en yugo desigual jamás estaré...

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Antes de que pasen a la niña al quirófano quiero contarle algo, que sé que la va animar mucho, sólo espero no toparme con Oliver ahora...

-Hola, ¡princesa!.

-¡Hola!.

- ¿Como estas?.

-Bien gracias a Dios.- Dijo muy  sonriente.

-¿Puedo contarte un secreto antes de que lleguen los doctores?.

-¡Si!, me gusta mucho guardar secretos.

-¡Sabes!, cuando estaba más pequeña a mi me sometieron a una cirugía parecida a la tuya, sólo que con más complicaciones, cuando tenía doce años me empezaron unos dolores muy fuerte en mi espalda...

-¿Como los que me dan a mi?!.

-¡Sí!, pero más fuertes, que hasta me hacían llorar y lo peor era que ningún medicamento me lo podía calmar del todo, mi familia pensaba que era por mi postura porque a mí nunca me ha gustado sentarme bien, ¡lo confieso!, y como ya era normal no le presté atención, luego de dos años los dolores aumentaron el triple ya no podía más, hasta que mi mami me llevó a un ortopedista el que se encarga de revisar los huesos...

-¿Como el que me va atender a mi?.

-¡Sí! y él me mandó muchos exámenes, en ellos pude ver como mi columna estaba extremadamente torcida, como soy flaquita por fuera no se me notaba mucho pero si me veía una cosa gigante que crecía en mi espalda, y por dentro me estaba afectando y entre más tiempo pasaba más me torcía y mas se aumentaban los dolores, si no me operaba esto podía afectar mis órganos internos y tomaba el riesgo de que me sacaran una costilla, hasta que decidí hacerlo por sugerencia del médico ya que las escoliosis son progresivas dependiendo el grado en que estas; desde los siete años mi mamá me habla de Dios, al crecer, Dios se fue metiendo en mi vida poco a poco y eso me ayudó a no tener miedo, yo estaba segura que iba a salir bien en esa cirugía, yo siempre cantaba una canción la cual me ayudó mucho(como un trueno-su presencia), después de siete horas en el quirófano, sin saber lo que había pasado me levanto sin dolor alguno, pero si un poco mareada y con demasiado frío, en mi cuarto las personas me consentían mucho, hasta el que me llevaba la comida, al quinto día de estar ahí me iban a dar de alta porque el médico se sorprendió de mi evolución, pero Dios no quería que me fuera todavía, el permitió que casi me desmayara para que los médicos se dieran cuenta que mi hemoglobina estaba demasiada baja aunque los resultados dijeran lo contrario; el médico me colocó dos unidades de sangre, que mi hermanito y una personita de la iglesia me habían donado, ¿y sabes por qué pasó todo esto?...

PERFECT TIME!!! ¡EL VERDADERO RETO DEL AMOR!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora