Rumores sabrosos y mentirosos.

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¿James dará por sentado que iremos juntos al baile? Es decir, somos novios... pero lo somos hace dos días. Y obviamente que yo quiero ir con él y nadie más, pero...no sé, siempre he soñado con una propuesta romántica para el baile de graduación y todo el rollo cursi.

Entonces, ahí estaba, acostada en el jardín delantero de mi casa, con la única persona que puede atender a la psicóloga adolescente, y no querer ahorcarse en el intento: Philip fabuloso.

"Mira, guapa" comentó, mientras hacía jardinería. "Por lo que me has contado y yo me he dado cuenta... le gustas a ese chiquillo, y mucho. Es decir, ¿Quién se atrevería a dejar a La ardiente de Amanda si no fuera porque realmente está enamorado?" cuestionó.

Lo fulminé con la mirada. En serio. Lo hice pedacitos. Cenizas. Polvo.

"Yaya, era un chiste ¿Ok? Ay, lo que trataba de decir es que tal vez, tu deberías ser quien lo invite a él, porque obviamente no te dirá que no y ya ha hecho mucho para estar contigo, además ¿Qué mejor manera de estar segura de tener una invitación perfecta para el baile, que hacerla tu misma?" lo pensé. Era una idea descabellada.

"Es una terrible idea" Dije, enseguida. "Tan terrible...que quizás sea buena, ¡Dios! ¿Cómo eres tan bueno para esto?" pregunté, refiriéndome a los consejos.

"No sé, la verdad. ¡Mierda! Debí estudiar psicología, tal vez ahí no me echaría todos los ramos" se quejó, haciendo una mueca que me hizo reír.

Así que... ahora tenía que preparar una propuesta. Súper fácil, porque yo he hecho tantas propuestas de bailes de graduación en mi vida ¿no? Y más encima, no podía ser una cualquiera, tenía que ser genial, épica, la mejor del mundo... pero para eso, necesitaba ideas.

Estoy igual de pérdida que al principio.

"Ya, ¿Y como se lo propongo?" pregunté. Philip suspiró.

"¿Qué acaso tengo que pensar todo por ti? Bien sabes que el inteligente entre ambos no soy yo, señorita" Dijo, echándole tierra a las raíces de una rosa. "Piensa en alguna película romántica, algún icono del amor, no sé, mujer, ocupa esa máquina que tienes allá arriba".

Icono del amor, entiendo, entiendo...JÁ. ¿Qué? ¿Quería que pusiera algún estúpido vestido de Cupido, en pañales, para que le entregara la propuesta, pfff, no era tan fac... ¡PERO QUE BUENA IDEA!

"Tengo una idea" Dije, entusiasmada. Adjunte aquí un foco encendido sobre mi cabeza. "Pero te necesito a ti en ella".

"¿Tendré que vestirme de corazón en esa idea?" cuestionó, entrecerrando los ojos.

"No" rodé los míos.

"¿Me tengo que maquillar? ¿Me tengo que disfrazar de rosa?" volvió a preguntar.

"No, estúpido" reí.

"Pensé que habías captado la idea de no disfraces, imbécil" gruñó Phillip, a la mañana siguiente, estando ambos en el baño de mujeres, preparando la propuesta. Mi hermano estaba completamente desnudo, a excepción de un pañal grande, como el de Cupido, y su carcaj con flechas de corazones.

"Te ves tierno, hombre" Y ridículo (Pero él ya sabía eso).

La propuesta estaba increíble, ciertamente: James ahora estaba en Química, entonces ya me había adelantado a hablarle al profesor, para que no se enojara al intervenir su clase. Phillip iba a entrar a la sala, con una canción romanticona y ridícula que se había vuelto nuestro pequeño cello, iba a tirar brillantina a su paso y se pararía justo en frente de James. Luego entraría yo y...ya verán.

¡Psicóloga adolescente! {En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora