"Ese vestido es de monja" Soltó Amber mientras buscaba algo 'No tan mojigato' en mi armario. Tiraba las prendas de ropa, como si se tratara de Busca-el-objeto-perdido. Rodé los ojos.
"Mi confianza no sube con comentarios como ese" Comenté.
"¡En hora buena!" Chilló, toda despeinada, saliendo desde el cajón más recóndito. Tenía un vestido que no usaba hace... ¿Qué? ¿Tres años? "¡Esta...decente!".
"¿Decente? ¿En serio? Vamos, tu puedes hacerlo mejor" Bromeé.
Ella hizo una mueca. "No es digno de una pasarela, pero te sirve para hoy" Se eleva de hombros.
Bufo, arrebatándole la prenda de sus manos. Por lo menos, el vestido en aquellos años pasados, era largo, por lo que ahora me quedaría por las rodillas, lo que es bastante pasable.
"Voltéate que me voy a cambiar" le digo, entrecerrando los ojos.
Ella queda boquiabierta. "Te he visto en ropa interior mil veces, Birdie" Dice, atónita.
Yo sonrío. "Si, eso era antes de que me mintieras y te sacaras fotos prohibidas. Ahora, voltéate" Pido.
Amber gruñe, sonrojada.
Me desvisto, rápidamente, porque conociendo a mi amiga, ella sería capaz de voltearse solo para molestarme. Me pongo el vestido azul con mangas de encaje, que combina con mis mechas del mismo color.
"¿Ya está?" Pregunta, impaciente.
"No. Cállate" Corto, divertida. Me arreglo la zona del pecho, que estaba muy escotada, y me pongo mis zapatos planos negros.
¿Qué? Me gusta verme más baja que James... aunque ni con tacos sería más alta que él.
"¡Ah, pero que guapetona! ¿Qué le hiciste a amiga? ¿Dónde dejaste a la monja?" Preguntó Amber, mirándome, mientras giraba.
"Eres graciosa, muero de risa. Ja. ja" Ironicé.
"No, pero en serio. Te ves... como.... Muy bien" habla como si estuviera sorprendida.
"Yo siempre me veo bien" Reprocho a la defensiva, un poco dolida.
Amber rueda los ojos, estaba a punto de contestarme, pero se oye el timbre de la casa. Freud empieza a ladrar y abrimos los ojos como platos.
"¡Está aquí!" Se hiperventila. "¡Yo lo distraigo y tu ponte labial o algo!" Dice.
"¡Ya me puse!" Gruñí, nerviosa.
"¡Pues ponte de nuevo!" Regaña.
Amber baja las escaleras rápidamente, mientras me pongo desodorante y un poco de labial rosa. ¡James no podría ser más puntual! ¡Maldición! ¡No sudes, Birdie!
Me miro en el espejo de cuerpo entero, y me tiro unos piropos, para subir un poco mi autoestima de monja mojigata.
"Este brazalete tiene muchos años, de hecho yo... ¡Ah, ahí está Birdie!" ¿En serio? ¿Amber distraía a James, con un brazalete? Bueno, por lo menos no coqueteó con él.
James me dirigió la mirada, estaba nervioso, se notaba. Tal vez porque la última vez que nos vimos en persona, no resultó tan bien. Llevaba unos pantalones de jeans negros y una camiseta del mismo color, que con letras blancas decía: 'La psicología manda'. Okey, eso es demasiado hermoso para ser cierto.
El negro lo hace ver tan...
"Birdie eres preciosa" Su manera de saludar, hizo que mis mejillas enrojecieran. Es por eso que me gusta James. Él no dice 'Estas linda', como si se tratara solo de ese día. Él usa el verbo 'Ser', dice que soy preciosa siempre.
"Gracias, tu camiseta esta increíble" Y te hace ver muy sexy.
Amber carraspeó. "Bueno, será mejor que se vayan. Yo también me iré, Philip y yo tenemos planes" Me guiña un ojo.
James se despide de Amber, cortésmente, para luego guiarme hasta el auto de su padre. Huele a pino. Típico de auto. Típico de taxi.
¿Por qué piensas en un taxi? ¡Tonta!
"¿Vamos al cine, cierto?" Pregunta, rompiendo el silencio.
"Er, si" Me limito a decir.
Silencio.
Música de radio.
Silencio.
Música de radio.
Silencio.
Un perro ladrando.
Silencio.
"Oye, perdón" Dijimos a la vez.
Reímos.
Silencio.
Música de radio.
"Perdón" Digo, de nuevo. Esta vez, él no lo dice conmigo.
"No tienes que disculparte. Tenías razón" comenta, negando. No pierde la vista de los autos de adelante. "Perdón yo, que no obedecí ninguno de los consejos que me diste...fue como si nunca haya ido a verte" Agrega.
Eso es cierto. Qué bueno que toco el tema.
"Acepto tus disculpas, solo si me dejas ayudarte, de nuevo" Digo, sonriendo, sin mirarlo.
Siento su sonrisa a mi lado.
"Entonces estoy perdonado".
Aparcamos el auto, y luego nos dirigimos al cine, para ver que películas habían en cartelera. James se había ofrecido a pagar, lo que discutí solo por cortesía, la verdad es que no tenía mucho dinero encima y estoy ahorrando para libros.
Finalmente, ante todas mis suplicas, James se dio por vencido y compró entradas para Amores correspondidos y algo roto, la película del momento. ¡He esperado meses para esto!
Cómpramos palomitas de maíz y unas bebidas, para luego ubicarnos justo en el centro de la sala de cine.
Sentir la presencia del chico que me gusta, a mi lado....es muy extraño. Exactamente lo contrario a lo que se muestra en las películas. Estoy sudando, estoy nerviosa y apenas le pongo atención a lo que pasa a la pantalla.
Justo en el momento en que quiero coger unas palomitas, mi mano choca con la de James.
Ambos sonreímos, como idiotas (Aunque incluso así, se ve precioso).
La película avanza, mientras James y yo no dejamos de mirarnos en silencio, hasta que faltan veinte minutos para que acabe, donde troy y Jeanine se están besando apasionadamente.
"Oye, James" susurro, armándome de valor. Estoy temblando demasiado.
Respira.
Respira.
Respira.
"¿Qué sucede?" Pregunta, en mi odio.
No respiro.
No respiro.
"No nada" Me encojo de hombros.
Frunciendo el ceño, James se giró a la pantalla.
Tu puedes, Birdie, hazlo.
¡Hazlo!
"Me gusta" Suelto, rápidamente y en voz baja.
"¿La película?" Pregunta. Siento tu dulce aliento en mi mejilla.
"No. Bueno, sí. Pero no hablo de eso" Estoy nerviosaaaaa "Me refiero a ti. Me gustas tú".
Ya está. Lo dije.
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¡Psicóloga adolescente! {En edición}
RomanceBirdie lleva leyendo libros sobre psicología desde los once años, ya que eran los únicos que sus padres tenían, además de que los de Harry Potter ya estaban leídos y releídos...Quinientas veces. Fue de un momento a otro, cuando el periódico escolar...