¿psicóloga adolescente?

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Simplemente... WOW.

Cuando Philip dijo que el cabello de Amanda había quedado desastroso, nunca pensé en... eso. Era como una versión muy barata de Lady gaga y Skrillex.

Un lado de su cabela estaba cortado de manera militar, casi rapado, y el otro estaba largo y desigual, con mechas de colores negras y verdes.

¡Y ella es rubia! Ya entiendo porque Philip estaba tan triste cuando llegué a casa. Era porque había cometido el peor pecado fashionistas del mundo. Me da un poco de pena, sin embargo. Pensar que por mi culpa ella está así de espantosa, me hace sentir un revoltijo en el estómago.

"¡No puedes sentirte mal, Birdie!" Me reprendió Amber, frunciendo el ceño. "Ella ha hecho cosas horribles. Se lo merecía".

"Pero es que... si, vale. Tienes razón. No debió haber publicado esas fotos... pero tú fuiste quien se las sacó en primer lugar" dije razonablemente, mientras observaba a Amanda por el rabillo de ojo.

"¡No la defiendas! Ella es... ¡Una bruja!" cerró su casillero de golpe. "Además, ese peinado no es taaan malo. Hay cosas peores" se elevó de hombros.

"Lo sé, pero... ¿Qué hay de tu tía? ¿No van a demandar a su peluquería?" pregunté. Seguramente, Amanda le haya dicho a su padre a estas alturas.

"No pasó nada" me tranquilizó. "Los cupones que Jane le dio, decían en letras muy grandes que los resultados serían sorprendentes, alocados y que todos voltearían a verla y bla bla bla. Eso es exactamente lo que Amanda consiguió" Su sonrisa era tan malévola, que me ericé.

"Me asustas" informé.

"Gracias".

Tras unos segundos de estar totalmente apretadas tratando de caminar por el pasillo, divisé a una pelirroja bajita, un poco más adelante nuestro. Como no hay muchas chicas pelirrojas en el instituto, me dirigí en seguida a está, sabiendo que es Bethany.

"Hola, Beth" La saludé, besando su mejilla. Ella se veía... distante.

"Birdie, hola" saludó.

"¿Sabes? Te he estado buscando, ya sabes, para hablar de tu problema y de las soluciones que podríamos tener... desafortunadamente, aun no se me ocurre nada, pero..."

"No puedo creer que no te haya dicho" Me interrumpió, tapándose la boca.

"¿Decirme que?" Cuestioné, sin comprender.

"Es que... ya no voy a ir más a Vite" Hizo una mueca, como si sintiera lastima por mí.

"¿Cómo así?" Juro que estoy completamente perdida en esta conversación.

"Eso. Que ya no soy tu... paciente" sonrió de lado, tratando de parecer tierna.

 "¿Y porque? ¿Acaso ya no te molestan?" Pregunté, esperanzada.

"No, al contrario. Cada vez me molestan más... y como tú no tenías una solución..., comencé a ir donde la orientadora" me informó, casi en susurro.

"La orientadora" dije, pensativamente.

"Si" Sonrío. "Todas las escuelas tienen una y yo no tenía idea. La verdad es que es muy buena".

"La orientadora" Repetí, dolida. Enojada. Con rabia.

"Lo lamento" Me sobó el hombro. "Gracias, de todas formas. Hiciste tu mayor esfuerzo".

Hiciste tu mayor esfuerzo.

Hiciste tu mayor esfuerzo.

Hiciste tu mayor esfuerzo.

¡Psicóloga adolescente! {En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora