16#: Guerra

14.5K 1.4K 610
                                        

Abrí los ojos con cuidado apenas escuché un tipo de alarma. Como mi ex había querido, pasé toda la noche —o lo que se suponía que era; ya que ni siquiera sabíamos la hora o día— durmiendo a su lado. Era la primera vez en días que descansaba tan tranquilamente.

—Dennis, quita la mano de allí —me quejé, suspirando. Estaba de espaldas contra él, sintiendo sus brazos rodearme la cintura. Estábamos en la típica posición de cuddle, y el  maldito, como era costumbre suya, estaba metiendo sus manos dentro de mi camiseta. Aún podía recordar muy bien cómo se pasaba todo el tiempo tocándome el abdomen. A veces me preguntaba si él creía que yo era una especie de lámpara mágica que debía frotarse—. Ya no somos niños.

—Hace un año no lo hago, déjame disfrutar —se quejó.

—¿Hace un año no te acuestas con nadie?

—Hace un año no me acuesto con la persona que amo de verdad —contestó.

—Si me amaras de verdad no me hubieras engañado con todas esas personas; incluyendo mi vecina del frente o todas tus amigas. Se me hizo extraño no encontrarte con algún chico. O con muchos, mejor dicho.

—Molee, el amor perdona —susurró en mi oído.

—El amor no traiciona. ¿Acaso piensas que te perdonaré por haberte encontrado en medio de una orgía con más de dos chicas? No me hubiera sorprendido si te encontraba hasta con una oveja o una anciana —gruñí.

Se quedó unos segundos en silencio.

Mi interior se estaba revolviendo una y otra vez. No era por rencor, ni por tristeza, sino por el simple sentimiento de melancolía, que me asfixiaba al saber que los recuerdos que Dios me había mostrado, no sucederían nunca más. Dennis no iba a llorar por mí, Dennis no iba a defenderme. Dennis y yo no íbamos a besarnos. Todo había pasado; y yo me había atrevido a desperdiciar aquello con la confianza de que todo me iba a durar para siempre. ¿Tan estúpido había sido antes? No, no. Lo seguía siendo. Seguía siendo un estúpido por pensar en estas cosas.

—No sé... porqué lo hice, de verdad —susurró—. Solo... era como si en ese entonces no te recordara. No sabía quién eras; no sabía que existías. Las chicas me insistían tanto y me sentía tan vacío por no recordarte que... No lo sé.

Fruncí el ceño. ¿Cómo era posible olvidar que alguien existía solo cuando te follabas a alguien? ¿Era la excitación? 

—Eso es imposible —me quejé—. Nadie puede olvidar a alguien que ama.

—Yo lo hice, ¿de acuerdo? No sé si fue cosa de alcohol o me golpee la cabeza. No podría explicartelo porque no me creerías. Aparte, de verdad, no tengo ni la menor idea de porqué eso me pasaba. Y aún...

—No estamos saliendo; eres libre de hacer lo que se te canté el culo —comenté. Sentí su respiración en mi nuca y me senté en la cama, haciendo que me soltara. No lo observé. No quería ver sus ojos de cachorro abandonado—.  Muéstrame el mensaje que te mandó Ednar.

—Bien, bien —dijo él. Vi de reojo cómo su brazo se movía hacia su pantalón y sacaba su celular—. Toma. Aunque, ¿por qué te importa lo que te dice él y no yo?

—Es mi amigo —mentí. 

Tomé el celular de Dennis, aún sin verlo a los ojos, y revisé sus mensajes mientras pensaba en lo que había dicho. ¿Ednar era mi amigo o... solo mi socio? Estaba con él porque quería convertirme en vampiro y, ahora más que nada, por conveniencia propia. ¿Eso era ser amigo?

No, claro que no, Molee. 

Observé el número desconocido y leí lo que decía aquel:

«Ok. Soy Ednar»

Sed de amor (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora