13#: Soledad

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—¡Ednar!, ¡Ednar! —Escuché. Mis oídos aún retumbaban un poco, pero escuchaba aquella voz femenina a la perfección. Era como si su voz fuera la que obligara a mis tímpanos oír un pitido—. ¡¿Estás bien?!

—Sí —respondí, con una voz diferente y parpadeando varias veces. Esperen, ¿había dicho Ednar? ¿Y mi voz...? ¡¿Estaba en sus recuerdos de nuevo?!—. Solo me distraje un momento. El clima está bastante bien, ¿verdad?

—Te envidio un poco, Edny —contestó ella. Era Anette. Usaba uno de esos vestidos para ancianas y estaba formal a más no poder—. En la fecha de tu cumpleaños siempre cae un día hermoso. El cielo, el bosque... es como si todos se pondrían de acuerdo para tener un rico aroma y una calidez ni muy fuerte, ni muy baja. ¿Será el mismísimo Dios el que decide estos días preciosos?

—Tal vez... —susurré observándola a los ojos. La ira creció en mi interior. Sin embargo, no podía moverme a voluntad. Solo podía... ser un espectador. Porque así era el presente con el pasado: un espectador.

¿No había muerto yo? ¿Por qué estaba viendo la cara de la puta esa que me había quitado la vida? Es más, ¿por qué demonios estaba en los recuerdos de Ednar? ¡¿Y qué hay con ese apodo ridículo "Edny"?!

—¿Te encuentras bien? —preguntó la puta.

—Sí. Solo... ¿no crees que no somos el uno para el otro?

Baia, baia. Esto se estaba poniendo bueno. ¿Así que Ednar nunca le correspondió a la puta?

Su cara de sorpresa me hizo el día.

—¿A qué te refieres? Nos conocemos desde que éramos pequeños. E incluso tuvimos casi todas nuestras primeras experiencias juntos. Y... —Se cruzó de brazos—. Tú me pediste matrimonio delante de nuestros padres. Ahora te jodes.

Sentí cómo la comisura de mis labios —bueno, los de Ednar— se curvaban hasta formar una sonrisa. Me hubiera gustado verla con detalle. 

—Por supuesto, si eres la persona más bonita que conocí en el mundo.

—¿Solo me quieres por lo superficial? —Hizo pose de ofendida, haciendo reír a Ed—. Tonto, tú eres más guapo que yo. Ni siquiera sé porqué estás conmigo.

—¿Por qué no? 

—Hay mejores personas en el mundo. Por ejemplo, aquella chica que...

—Pero ninguna como tú —le interrumpió él.

Fruncí el ceño psicológicamente al escucharlos. Esa escena... se me hacía demasiado conocida. ¡Y cómo no! Si fue lo mismo que él me había dicho a mí antes de tratar de hacerlo. "Ninguna como tú". ¡Ugh, maldito libreto! Definitivamente debería dedicarte aquella canción de Jesse & Joy. ¿Cómo era que se llamaba...? ¡Oh, sí! ¡Corre, maricón, corre!

—Oh, chico tonto. ¿Ya te quitaste aquel miedo que siempre tienes? —La pregunta de la puta me sorprendió. ¿Él le temía a algo?—. No entiendo cómo ayudarte ya que es un problema de chicos, sin embargo...

—No te preocupes. Estoy en eso.

—¿Estás seguro? Tener miedo a estar solo no es algo bueno. Mira si te pierdes o...

—Ya me pasó varias veces —se quejó él.

—¿Y cómo lo superaste?

—No lo hice.

—Pero estás bien y... sonreíste y...

—Que no haya superado algo no significa que no pueda estar bien. Es decir, ¿por qué quedarse pensando en las cosas que debes superar, cuando hay miles de retos por hacer?

Sed de amor (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora