Capítulo V

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Samuel y Frank se encontraban de nuevo en el hospital, de vuelta en aquel hospital donde Samuel hacia estado en coma cinco años. Y era obvio que volver aquí le traía un poco de nostalgia.
Nostalgia y miedo.
Estaban ahí por lo que Samuel le había dicho a Frank. Y Frank en seguida supo que Samuel estaba en lo cierto. No preguntó nada, sólo le dijo que fueran de inmediato al hospital a hacerse un chequeo, porque —Dios no lo quisiera— pudiera ser un cáncer avanzado. Ya habían esperado mucho tiempo, estaban ahí desde las ocho de la mañana y ya eran las tres de la tarde de aquel verano de 1970.
—Bueno, Frank —empezó a decir el Doctor—. Tienes cáncer etapa dos. Se puede extraer el tumor que tienes en el pulmón con una cirugía, si estás de acuerdo.
Frank volteó a ver a Samuel, y este le asintió. Quizás sea la única forma de que Frank no muriera, porque Samuel lo había visto y, antes de que algo más pasara, se habían ido de inmediato al hospital. Y para sorpresa de ellos aún no era tan tarde.
—Voy a estar aquí hasta que salgas de la cirugía —le dijo Samuel.
—Tendrás que ir a la comisaría y avisar de esto —le dijo Frank.
Frank trabajaba en la policía municipal de Castle Rock, y como estaba a punto tó de ser sometido a una cirugía y era obvio que estaría ausente por unos días.
La cirugía pasó, y el doctor le dijo a Samuel que Frank se encontraba de maravilla, y que ya no había tumor.
Samuel le estrechó la mano al doctor y tuvo otra visión. Sin importancia para la historia, pero aún así, se mareó y el doctor lo notó.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó.
—Sí, un pequeño mareo. Sólo es eso.
Después de saber que Frank estaba bien, se fue a la comisaría de Castle Rock, a llevar los papeles donde decía que Frank estaba internado, recuperándose de una cirugía.
—Tu eres el tal Samuel de Luque, ¿eh? —le dijo quién estaba en el mostrador. En la placa se leía JOHAN DODD.
—Sí, ese soy yo.
—Frank siempre estaba hablándonos de ti —dijo Johan Dodd—. Cuando su turno terminaba él siempre salía corriendo a verte porque estabas en coma o algo así.
—Así es, estuve en coma durante cinco años —dijo Samuel, y le dedicó una de sus mejores sonrisas.
—¡Joooder, tío! ¡Cinco años es mucho tiempo!
Samuel asintió. Empezaba a dejar eso atrás. Había comprendido que si seguía mirando hacia el pasado, no podría seguir su futuro.
—Bueno, es muy lindo que ahora tu cuidas de él —siguió Johan Dodd—. Dile que le mando saludos.
—Lo haré —dijo Samuel.
Johan Dodd le tendió la mano para que se la estrechara y Samuel pensó, Oh por Dios, que no venga otra visión, que no venga una horrible visión.
Pero sí hubo una visión, y en efecto, esa visión fue horrible.
No sabía si debía decírselo a Frank, porque, al fin y al cabo, Frank trabajaba con él, y estaba seguro de que, cualquiera que haya sido el caso, jamás habrían sospechado ni siquiera una vez de Johan Dodd. Pero Johan Dodd no era quien parecía ser.
Al regresar al hospital, Frank le hizo aquella pregunta que al principio se le olvidó preguntar.
—Samuel, ¿como sabías que yo fumaba cuando estabas en coma? —preguntó Frank.
—¿Fumabas? Yo solo... —lo medió—. Vas a creer que estoy muy muy loco si te lo digo.
—Bueno, de alguna manera supiste que tenía cáncer, podría creer que eres el Anticristo si me lo dijeras.
Samuel se echó a reír. Hasta donde sabía, él no era el Anticristo, y lo que había sucedido tal vez haya sido por obra de Dios, pero él no era religioso.
—Bueno, empezaré a contarte desde que hacíamos cola para la Rueda de la Fortuna.
Y Samuel empezó a hablar. Al principio muy rápido y con desesperación. Luego, su ritmo fue bajando, y le contó todo. Desde que sintió el gran dolor en la cabeza hasta que Frank lo tocó y sintió como si su vida pasará por sus ojos, sólo que no había sido la vida de Samuel la que había pasado ante sus ojos, sino que había sido el futuro de Frank lo que había presenciado. También le contó que volvió a suceder cuando tocó al doctor. Y estuvo a un apunto de decirle lo de su compañero de trabajo, pero decidió guardárselo para luego.
—Entonces, ¿me estás diciendo que puedes conocer el futuro de una persona al tocarla?
—No se si sea el futuro, o sólo el destino, Dios o lo que sea, me muestre lo más importante del futuro, lo que vaya a marcar tu vida para siempre. En este caso, tu cáncer.
Frank se quedó pensando. Empezó a reflexionar muchas cosas.
—¿Ha sido por la Rueda de la Fortuna? ¿O por tu coma? —Samuel se encogió de hombros ante la pregunta.
—Quizás hayan sido las dos cosas mezcladas.
—Hummm...
Silencio por un buen rato. Ninguno de los dos tuvo nada que decir. Frank le creyó lo que le dijo. Le creyó porque había acertado en lo del cáncer y no había más explicación que esa. Y estaba asombrado por lo que ahora podía hacer.
—Si no te molesta —dijo Frank, rompiendo el silencio—. He llamado a los chicos a que vinieran a verte.
—¿Guillermo?
—No, a el no. Aún no, Samuel.
Samuel asintió, empezaba a extrañar a Guillermo. Mucho. Aunque varias preguntas seguían dentro de su cabeza. ¿Sería posible que, al final de todo Guillermo...?
Rechazó ese pensamiento.
—Cuando te pusiste en coma —volvió a hablar Frank, irrumpiendo en los pensamientos de Samuel—, solía fumar cinco o seis cajas de cigarrillos al día. Seguro por eso fue el cáncer.
—¿Qué? ¿Por qué lo hacías?
—Era la única cosa que me mantenía tranquilo. Cuando alguien de tus amigos se encuentra en una situación dolorosa, lo único que piensas es en cuanto daño le hiciste mientras estaba bien.
—Tu no me hiciste ningún daño —dijo Samuel, acercándose a la cama donde se encontraba Frank.
—Claro que sí, y tú lo sabes.
En efecto, lo sabía.
Cuando Guillermo y Samuel empezaron a andar, Frank fue el primero al que se lo contaron. Y el en vez de apoyarlos, se rió. Les dijo que se rindieran, que lo de ellos jamás iba a funcionar y que los dos eran un par de maricas enamorados.
Frank también era gay, y ellos dos lo sabían, pero decidieron no entrar en conflictos. Al final, Frank estuvo enojado con ellos por dos años, luego aquel enojo se desvaneció, y luego, cuando la confianza empezaba a fluir otra vez, vino el coma.
Al final del día llegaron Rubén, Mangel, Alex y Abel a visitar a Frank. Luzu se había quedado con Lana porque ella necesitaba estar en reposo por su embarazo.
Samuel esperó a que llegara Guillermo, pero Guillermo no lo hizo. ¿Acaso nadie de sus amigos le había contado ya que Samuel había despertado?
Samuel sintió que su corazón se partía.

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Otro cap lleno de información sobre lo que le sucede a Samuel y algo conmovedor a mi parecer. Un beso ❤

La zona muerta  «Wigetta»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora