El peligro

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La herida de bala sanó al mismo tiempo que el verano terminó oficialmente, aunque ya desde antes se podían sentir los vientos otoñales.

Y de repente sentía que con cada hoja que caía de los árboles tú te ibas alejando cada vez más de mí.

Al principio creí que sólo me había acostumbrado a tu constante presencia en el verano. Creí que pronto volveríamos a la rutina de antes. Llamadas contantes en la noche, salidas al cine, tú amenazándome con tirar toda mi ropa vieja (ni siquiera lo intentes. Es mi favorita) y comprar una nueva.

Pero nunca ocurrió. Siempre estábamos juntos. Yo como tu mano derecha y tú como mi jefe. Y aún así, no recuerdo que me hayas visto a los ojos en esos días.

Me dabas órdenes todos los días, y cada vez ibas menos a mi casa.

Así que aquí me tienes. Un chico de Tourle en traje y con guantes blancos, manejando una bicicleta para llegar a la Mansión Bonham y (¡o sorpresa!) encontrarse con su amante. Qué es un chico. Qué es millonario.

¿Eso hace que deje de ser un niño de Tourle?

Saco un sándwich doble y me lo como mientras dejo la bicicleta afuera de la mansión y camino hacia la puerta. Son 20 segundos.

Meh.

Supongo que ni con un novio rico dejaré de ser de los barrios bajos.

Si fuera un miembro de la familia Bonham o un invitado formal alguien abriría por mí las puertas de la mansión. Pero sólo soy un mayordomo, así que las tengo que abrir por mí mismo.

Empujo las puertas hacia adentro, y escucho un auto atrás mío. Me giro y veo a Dmitri maniobrando, estacionando el coche ultimo modelo que te traslada de un lado a otro.

Saliste del automóvil de inmediato. Lo cual me sorprendió, por qué tú sueles esperar a que Dmitri abra la puerta por ti. Al principio creí que era por qué estabas ansioso por verme.

- Oliver.- Dije, emocionado al verte acercarte a mí.

- Erick.- Dijiste sin un solo sentimiento en tu voz. No me volteaste a ver. Sólo pasaste de largo y entraste a la mansión.

Me quedé allí, tieso. Frío. No esperaba que te acercaras a mí para besarme en público, pero...pero...

- ¿No piensas cerrar la puerta?- Me preguntó con enojo uno de los mayordomos. Todos ellos me detestaban. No los culpo. Ellos me doblaban la edad y aún así yo ganaba mejor que ellos por todos sus años de servicio.

Cerré la puerta y tragué saliva. Algo estaba mal.

Me apuré para alcanzarte en la oficina del señor John. De repente sentía que tú te apresurabas más cada que lograba acercarme a ti.

Te vi entrar a la oficina, así que también lo hice. No era la primera vez. Sin embargo, te giraste hacia mí y apuntaste a la salida.

- Espera afuera.

Me sobresalté. Tú no te dignaste a verme directo a los ojos cuando me lo ordenaste.

Salí de la oficina con miles de sentimientos encontrados.

Nunca me habías tratado así. Nunca me habías tratado como si...fuera cualquiera. Como si sólo fuera otro chico.
Tú siempre me tratabas de manera especial. Incluso en el trabajo. Entonces...¿porqué tanta hostilidad desde que el verano terminó?

A él le gustan los chicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora