Gira y gira...

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Te veo salir de tu escuela con el ceño fruncido, y como desde aquí puedo ver tus labios moviéndose, puedo asegurar que estas maldiciendo todo y a todos.

Abro la puerta del coche y salgo de él, dejando que el viento me dé en el rostro. Tú levantas la cabeza y me sonríes con modestia.

- ¡Sorpresa!- Rio, caminando hacia ti.

- ¡Erick!- Dices.- Gracias a Dios. Mi día al fin está mejorando.

Te introduces en el coche, yo hago lo mismo y cierro la puerta por ti.

- Buenas tardes.- Saluda Dmitri.

- ¿Que tienen de buenas? ¿Quiere alguien decirme?- Gruñes y bajas el vidrio de la ventana, dejando que el viento entre al coche y nos despeine a todos.- Alguien se está muriendo por dentro en este momento. Alguien está perdiendo la esperanza por completo. El corazón de alguien se está haciendo pedazos en algún lugar allá afuera. ¿Que rayos tienen de buenas las tardes? ¿O las noches?

Me quito los guantes blancos que traigo puestos e intento tomar tu mano. Tú te alejas de mí al instante.

- Necesito una aspirina.- Me dices, sin voltear a verme. Te dedicas a sobarte las sienes.- Consigue una aspirina. Ahora.

- Eh...Claro.- Asiento. Me giro hacia Dmitri y él me observa a través del retrovisor.- Estaciónate en la farmacia más cercana. Oliver necesita medicamento.

Dmitri se detiene en un semáforo, abre la guantera y de ella saca una caja de pastillas. Después me la tiende y yo la agarro rápidamente.

- ¿Una o dos pastillas?- Te pregunto, mientras abro la caja.

- ¿Eso importa?- Gruñes. Al ver que yo no hago nada sin tus órdenes, vuelves a gruñir y dices:- Dos pastillas, maldita sea. Dos pastillas.

Saco dos pastillas, tú agarras una botella de agua que traes en la mochila y me arrebatas el medicamento.

- Esto es el colmo.- Murmuras, metiendo las pastillas a tu boca. Después, apoyas tu cabeza en la ventana del coche y observas el paisaje con expresión molesta.

Lo que significa que en realidad estás triste.

Demasiado triste.

Me rompe el corazón.

***

Hay días en los que me dan ganas de tomar mi destino entre mis manos.

Sentir cómo soy capaz de controlarlo, sentir cómo estoy atado a él.

Y después tirarlo a la basura.

- No te ves feliz.- Comenta ella.

- No soy feliz.- Afirmo.

- ¿Cómo alguien con tantas posesiones puede verse tan infeliz?- Summer lo dice por mí, pero parece que se lo pregunta a si misma.

- Me temo que no soy dueño de nada valioso.- Digo.

- Nada valioso como...

- Como una vida. Mi propia vida, siendo más específico.

***

A él le gustan los chicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora