Favores

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Estoy llorando en el cuarto de Marlowe, con la cabeza recostada sobre su pecho. Su piel todavía se siente tibia. Tiene los ojos entre abiertos, con un vacío en ellos que resulta escalofriante. Algo dentro mío me pide que se los cierre, pero la verdad es que no quiero que deje de verme.

Escúchame, Dios. Empiezo a rezar. No estoy del todo seguro de cómo se hace, así que me limito a imitar a la gente que he visto en la televisión. Uno mis manos, cierro los ojos y me pongo a pensar. Sé que estás muy ocupado y todo eso. Soy consiente de que no soy un creyente, y mucho menos un practicante, pero por favor, regrésame a Marlowe. Por favor. Por favor. Por favor. Por favor. No es justo que te lo quedes. Nosotros lo necesitamos aquí. Yo lo necesito. Por favor. Por favor, devuélveme a Marlowe.

Y por supuesto, nada ocurre. He sido ignorado.

No te mereces el amor de los mortales. Es lo último que le digo.

- ¡Chicos! Oigan, ¡chicos!- Oigo la voz de Erick desde el pasillo.- ¡Vengo con buenas noticias!- Abre la puerta y lo veo siendo todo alegría y esperanza. Su felicidad me lastima.- No creerán lo que acabo de...- Guarda silencio para reparar en la escena que tiene enfrente suyo. La sonrisa que tenía se evapora al instante.- Wow. Mierda. ¿Qué...qué pasó? Santo cielo...

- Estaba enfermo.- Respondo con el tono de voz más neutral que puedo fingir.- Alguien le estaba haciendo daño, porque él no quería hacernos daño a nosotros. Y...y...lo mataron....- Empiezo a gimotear.- Lo mataron como si no valiera nada...

Erick se acerca lentamente hacia nosotros, se pone de cuclillas y presiona un par de dedos contra el cuello de Marlowe.

- No siento pulso.- Dice horrorizado. Se aleja de nosotros al instante, una vez consiente de que acaba de tocar un cadáver.

No está muerto.

Nos giramos hacia el dueño de esa voz. Posado sobre el marco de la ventana, vemos al abuelo Salvador. Está tan quieto que cualquiera podría notar que hay algo raro en ese cuervo. Como un alma humana, por ejemplo.

No creo que esté muerto.- Repite el abuelo.- No veo su fantasma en ninguna parte.

- ¿Quieres decir que...?- Comienzo a decir, pero tengo miedo a equivocarme, así que me quedo callado.

- Pero no tiene pulso.- Comenta Erick.

Bueno, no me lo tomes a mal hijo, pero tenemos que tomar en cuenta que tú no eres precisamente un doctor.- Repone el abuelo.

- Eso significa que todavía está vivo.- Murmuro para mí mismo, formulando una idea en mi mente.

- No tiene pulso.- Insiste Erick.- Y sólo mire esta sangre. Ningún humano podría sobrevivir a la pérdida de tanta sangre.

Marlowe no era humano. Y si estás tan seguro de que esta muerto, pídele a tu padre que te diga si lo está viendo ahora mismo.

- Ahm...- Erick guarda silencio al quedarse sin respuesta.

Ahh. El abuelo suspira agotado. Perdóname. Debo parecer un viejo gruñón cualquiera. Es sólo que no acostumbro ver jóvenes medio muertos en el piso.

- La abuela.- Digo en voz baja.- La abuela puede curarlo.

Claro que puede.- El abuelo alza las alas.- Pero, ¿realmente crees que quiera hacerlo? Tu abuela es muy...especial, en ese aspecto.- Dice, porque es un caballero y sabe que no está bien hablar mal de una mujer cuando ella no está presente. Yo, por otro lado...

A él le gustan los chicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora