Despertando

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Era la mañana, -¡Despierta ya, que es tu primer día y no quiero que me retrases!- gritó la madre.
La madre: una mujer ocupada y desesperada de su hija.
Si, un poco.
Trabajaba en una empresa de literas pero no llevaba nada de información del trabajo a su casa. Su hija no era algo de mucho interés, o al menos eso aparentaba.
Melissa solo se movió un poco. No le importaba retrasar a su madre, ni tampoco le importaba su nueva escuela. Se hacía lo mismo, se estudiaba y se aprendía.
Se oyeron pasos apresurados subiendo las escaleras, Melissa se paró rápido de su cama cerró el libro que estaba leyendo y agarró una blusa fingiendo que la estaba eligiendo desde hace mucho.
-¿Melissa?- dijo su madre al verla. -Menos mal que te estás preparando, ¡apúrate!- dijo antes de bajar de nuevo.
Melissa lanzó la blusa y se sentó de nuevo; leyó hasta terminar el capítulo y dejó el libro con un separador donde se quedó. Sin fingir escogió una blusa al azar de color azul marino y unos jeans que le llegaban 5 centímetros abajo de las rodillas. Recogió su bolsa del piso, se acercó unos cuadernos y unas plumas, agarró su libro y todo lo metió a su mochila. Bajó a donde estaba su madre.
-Al fin bajas, te estaba esperando. Tu desayuno está en el refri si es que quieres calentarlo.- dijo su madre sin siquiera voltearla a ver. Melissa no le contestó. Nunca lo hacía, no hacía falta.
Pero esperen, esta chica un poco común no es que no tenga sentimientos, lo único que pasa es que es callada y concentrada a los libros. No tiene casi amigos, excepto naturalmente, los libros.

Una chica un poco comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora