Socializando con la humanidad

67 4 1
                                    

Melissa bajó hasta el primer piso. Revisó la lista de salones. Se encaminó a la recepción y pidió una hoja de horarios. La secretaria le pidió su nombre y grupo.
-Al parecer, mi primera clase es Matemáticas.- pensó.
Subió al salón que le tocaba: Salón 456.
Se sentó en un lugar cualquiera y sacó su cuaderno de notas, su pluma, su lápiz, su cuaderno de matemáticas y su libro. Abrió el libro pero se detuvo.
No lo leyó. Sabía que ella lo deseaba, deseaba leer y leer pero sabía que al estar en una nueva escuela tenía que conocer a alguien. Sino, cuando fueran equipos se quedaría sola. Y eso no era agradable.
Volteó a su alrededor y se dio cuenta que se había sentado en la segunda columna de asientos después de la primera. También vio que había una chica a dos asientos a la izquierda que estaba sola garabateando algo en su cuaderno.
-Hola- dijo Melissa. La chica volteó y le sonrió. Dejó la pluma y le hizo un saludo con la mano.
-Hola.- le contestó. -¿Qué...¿cómo te llamas?- siguió Melissa. Se sentía como una pequeña niña otra vez con la típica conversación de hacer amigos:
"Hola
Hola
¿Cómo te llamas?
Lily ¿y tú?
Mily, ¿quieres ser mi amiga?
Si."
Pero ya no era una pequeña niña.
-Amelia.- le contestó Amelia.
-Yo Melissa.-
Amelia recogió su bolsa del piso, tomó su cuaderno y su lápiz y se levantó. Melissa se incomodó no sabiendo si preguntar qué hacía u observar. Se fue por la segunda.
Amelia se sentó en el asiento de a lado de Melissa.
-¿Te molesta que me haya cambiado?- le preguntó.
-No.-
Listo. Todo había terminado. Ya conocía a alguien, pero ¿ahora que hacer? ¿Qué decir? -Adoro dibujar.- dijo Amelia mientras acomodaba sus cosas. -Yo adoro leer.- le contestó Melissa. Amelia la miró con los ojos muy abiertos. -¿Qué pasa?- preguntó Melissa preocupada. -Nada, es que casi nunca conozco a alguien que le guste leer que sea fuera de los talleres de lectura y las reuniones de lectores.- Sonrió. Le gustaba ser alguien poco común. Le gustaba conocer a alguien poco común. -¿Qué dibujas?- antes de poder contestar el profesor entró y empezó a presentarse y a hablar. Cuando el maestro se volteó y empezó a escribir en el pizarrón, Amelia se inclinó a Melissa y le dejó el cuaderno donde dibujaba en su mesa. Melissa lo recogió y lo empezó a hojear. Eran dibujos de vestidos preciosos, muebles bien diseñados, estaba Amelia dibujada, había dibujado animales, personas, y al final estaba escrito: ¿Y tú, que lees? Melissa esperó a que el maestro otra vez se volteara al pizarrón para estrecharle el libro. Cuando Amelia lo hojeó y leyó la parte de atrás, sonrió y lo devolvió. Pero había una nota encima. Decía: "Me encantaría leerlo, ¿me lo prestas cuando termines por favor :)?" Melissa hizo una mueca. No le agradaba la idea, pero Amelia había sido tan buena con ella. Se lo prestaría, la volteó a ver y asentó con la cabeza. Le prestaría el libro. Digo, ¿para qué están los amigos?

Una chica un poco comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora