Algo sin explicación que explica otra cosa

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Melissa estaba en su salón. Pensando en la mujer de la capa. Solo pensando en esa escena. Y se repetía millones de veces en su cabeza. Como disco rayado.
-Melissa- escuchó una voz desde lejos. Levantó la mirada y buscó a su alrededor. -Melissa.- escuchó de nuevo la voz susurrante. Venía del pasillo. Algo la obligaba a ir. Se levantó, sin importar que fuera en medio de la clase. Realmente parecía que nadie se daba cuenta de lo que hacía pero no importaba. Tenía que ir. El pasillo de repente no era el pasillo, era un bosque. Le parecía extremadamente familiar. -Melissa- se escuchó de nuevo. Entró en el bosque y le dio la sensación de tener que correr. Las ramas chocándole en su cara, en su ropa, que ahora en vez de ser sus jeans y su blusa era un vestido. De una época diferente. Siguió corriendo, el vestido se rasgaba. Hasta que llegó a donde terminaba el bosque. El vacío. Cayó a un profundo negro, blanco, oscuro y brillante vacío que parecía agua, que parecía aire, que parecía fuego. Rozaba en cada partícula de su cuerpo. Pero algo dejó de pasar. La agarraron y sin verse la cara de la persona dueña de aquella mano que la sostenía para no caer, dijo con la misma voz susurrante de antes -Encuéntranos.- y la soltó. Entonces, despertó. En su habitación, tirada en el suelo. Con el vestido.

Una chica un poco comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora