Fernando estaba sentado en su banca a lado de la de Melissa. Leyendo. No le gustaba leer, pero quería saber el porque tanto interés de Melissa en la lectura. Mario se había cambiado a lado de Fernando para molestarlo. Y, en efecto, no fallaba en eso. Le empujaba el libro en la cara, lo pisaba, le decía "enamorado" y al final se cansaba. Y 10 min después volvía a hacerlo todo. Pero a Fernando no le afectaba. Había pasado toda una vida junto con Mario. Y su necedad de molestarlo igual. Pero se dejaba querer.
Amelia entró al salón con su libreta en la mano y un lápiz. Miró el asiento de Melissa. Vacío. -¿Dónde está?- le dijo a Fernando. Él sacó su mirada del libro y miró el asiento. -No sé.-. Amelia se sentó y sacó su celular. -¿Dónde estás?- lo guardó en su bolsillo y se puso a dibujar. El profesor entró y al igual que Amelia, Fernando guardó su libro. Bzzz bzzz
Un mensaje. Amelia, disimuladamente lo sacó y sólo alcanzó a leer. -Estoy bien, no se preocupen, estoy en- el profesor se lo quitó de las manos sin decir nada más y lo guardó en su cajón.
Lo que decía el mensaje era:
-...la biblioteca. Creo que un libro sabe la solución. Después te explico. Necesito verte, necesito ayuda. Necesito saber.
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Una chica un poco común
Подростковая литература-¿Seguro que es la chica nueva?- dijo Fernando mientras la miraba. Ella tranquilamente con su barbilla sobre sus rodillas con unos ojos emocionados probablemente por lo que leía. -Sí, así es.- contestó Mario. -Imposible, debe ser una recha de años p...
