-Soy su tía...-

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Melissa despertó en el hospital, con una venda en el área apuñalada. Cuando se movió, no le dolió nada. Escuchó una femenina y conocida voz afuera que decía: "Soy su tía Emily". Ella no tenía ninguna tía llamada Emily.
—Lo siento, la hora de visitas terminó hace treinta minutos. Le sugiero que vuelva mañana a las 10:00 de la mañana— respondió una enfermera.
—Por favor, necesito verla. Estoy muy preocupada por ella—insistió la mujer.
Después de unos minutos de insistir, la supuesta tía entró a la habitación con Melissa. —Hola querida. — le dijo a Melissa sentándose al pie de la cama. La chica se separó de ella y la miró con detalle. Su esencia y su voz eran muy familiares.
—¿Quién eres tú? —
—Soy la mujer de tus sueños. O más bien, pesadillas. También soy la mujer que viste en la escuela. —
—¿Qué quieres conmigo? ¿Dónde está mi mamá? —
La mujer respiró hondo.
—Esta capturada por los Trolls. —
—¿Los Trolls? —
—Son la región enemiga de los Wings. Somos hechiceros. —
—¿Hechiceros? ¿Con enormes sombreros parlantes que determinan qué región van a ser? —
—Tú eres una hechicera del saber. Tus habilidades son de las mejores. El leer. El conocimiento. El descubrir. —
Melissa se acordó de sus libros. Tenía sentido.
—¿Por qué se llevaron a mi madre?—
—Necesitan lo que te dio. Normalmente, las madres comparten sus poderes con sus hijos al darlos a luz. Tú madre hizo el esfuerzo de parir de manera natural. Por eso tienes sus poderes. —
—Pero mi madre odia leer. —
—Siempre lo mantuvo oculto. Era demasiado peligroso. ¿Por qué crees que te invitaba los videojuegos y te pagaba cosas electrónicas? —
—Para protegerme. ¿De quién? —
—De los Trolls. Tiene el poder de destrucción y odio. Pueden transmitirlo a través de sueños y pesadillas. Sus peores movimientos son los sueños. Te hacen creer que es bueno porque es un sueño, pero en cambio, es una pesadilla. —
—Las pesadillas existen. Lo leí en un libro. —
—Pero solo es un libro. —
—Nada es solo algo. Necesito ir por mi madre. Cueste lo que cueste. —
Agarró lo que tenía en el brazo y lo sacó. Tomó una venda y lo amarro en su brazo. Se levantó. Pero Emily tomó la venda y se la arrebató.
—¿Pero qué? —
Su brazo estaba curado. Sin marcas de agujas. Al revisar su herida, también estaba curada.
La magia si existe, Melissa. Igual que los libros.

Una chica un poco comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora