Joven de 25 años , nacido en Corea del Sur y criado en Roma Italia . Un hombre guapo y atlético . Sacerdote de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma y uno de los pocos eclesiásticos en hacer exorcismos con la autoridad de la Iglesia .
En las cercanías de la Basílica se realizaba uno de tantos exorcismos de esa época . La sociedad eclesiástica y sus fieles se van llenando de dudas y temores al ser consciente de sus propias limitaciones, desembocando todo ello en un cúmulo de miedos donde el Diablo se erige como centro indiscutible . Creen en Satanás como un ser real, al que acusan de todos los males, las dolencias, las enfermedades, los infortunios y la homosexualidad .
A Minho se le educo bien y era un excelente sacerdote exorcista , sus estudios en Demonología y Angeología eran sorprendentes . A pesar de su corta edad , pues en esta carrera ser joven es sinónimo de inmadurez , era un erudito en el tema y había sabido muy bien responder a la Santa Iglesia .
Uno de los casos mas difíciles para el fue el de un chico coreano , pelirrojo y con una belleza andrógina impresionante . El se decía que era un vampiro y para esa época no eran vampiros como tales si no mas bien demonios que drenaban la sangre de los pecadores y las prostitutas , por consiguiente quien bebiera sangre estaba poseído por el hijo del diablo y era un pervertido sexual .
Fueron varias sesiones en las que Minho visito a este chico llamado Francesco . No tenia ninguna actitud o comportamiento diferente a los demás poseídos , de hecho siempre era apacible y muy serio . Jamas hablaba y solo tenia una mirada sumamente profunda y voraz , mirada que a Minho lo intimidaba y eso era muy extraño pues había visto cosas peores en sus cortos 3 años de ser exorcista.
Habían atrapado a Francesco una noche cuando estaba deleitándose con la sangre de un chico , estaban tan embriagado y excitado , pues un vampiro cuando encuentra la sangre dulce queda en un estado de shock por algunos minutos , que no se dio cuenta cuando lo amarraron y lo llevaron a la iglesia del pueblo . Llamaron a Minho pues jamas habían visto a un ser como este ya que su rostro desbordaba ternura angelical pero los rastros de sangre sobre sus labios daban un contraste terrorífico a la postal . Decidieron llevarlo a una casa deshabitada cerca de la Basílica donde seria mas cómodo para el Padre ir y venir a su antojo . Cuando Francesco abrió lo ojos Minho estaba frente a el con una sotana mas negra que su conciencia y un cuello clerical impecablemente blanco . Francesco era un vampiro real no un humano poseído , tenia la fuerza suficiente para salir de su amarre y matar a las once personas que había afuera y al sacerdote frente a el , pero no lo hizo . Los ojos grandes y esa mirada retadora lo habían absorbido por completo , se sintió interesado en lo que harían con el y solo contuvo una risa irónica al escuchar al padre empezar a rezar .
Minho demandaba un nombre al demonio que habitaba al chico , pero este no se movía solo lo miraba y lo recorría de pies a cabeza , como si fuera un pedazo de carne para comer . Tres días de silencios y miradas penetrantes , sin embargo la boca del chico no mostraba ninguna mueca , no mostraba cansancio , sed o hambre . Se le trataba de alimentar pero jamas había abierto la boca para ello ni para nada mas . Amarrado a una silla en una habitacion húmeda y oscura . Cuarto día y Francesco empezaba a desesperarse por los momentos en los que se quedaba solo , esperando solo al sacerdote que le hacia compañía durante un par de horas , verlo sudar y decir letanías en latín era muy divertido , pero todo tiene un limite y empezaría a jugar con el .
Minho demandaba su nombre en cada sesión sin esperar ya respuesta , pero esta vez fue la excepción :
- Dame tu nombre demonio y aléjate del alma de este humilde servidor de Dios - Minho decía esto con una biblia forrada en cuero negro , rociando agua bendita por todo el cuerpo del chico en cuestión . Sin quitarle la vista de encima vio como Francesco abre los ojos , sonríe de lado y abre la boca para hablar y el muy atento trata de escuchar lo que dice en un susurro , pero no escucha o no entiende que le dice . Vuelve a repetir lo mismo y recibe por respuesta el mismo susurro . El sacerdote no sabe que hacer , es evidente que no quiere acercarse a el . Pero aun así lo hace , echando por la borda todo lo que aprendió en los libros y por experiencia propia . Dos pasos adelante y Francesco ensancha aun mas su sonrisa , pero hace una mueca al ver que retrocede tres pasos mas . De nuevo susurra algo el latín y Minho esta tan embelesado con la voz ronca de este que no se percata que ha dado mas de cinco pasos hacia el , cuando esta consciente de su torpeza abre los ojos como platos al estar inclinado y frente al rostro de Francesco . Y es ahí donde escucha lo que dice y siente un escalofrió recorrer su cuerpo . Siente miedo a la muerte , miedo a el y estar solo .