48. Armario

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Luego de terminar con Cameron un trabajo a último momento, me eché en el sillón con mi telefono en mano, mientras que Cam buscaba algo para ver en el televisor.

Luego de unos minutos sobre mi estomago, mi telefono sonó. Al desbloquearlo, una mano se abalanzó sobre el telefono, quitandolo de mis manos — ¡Oye!— volteé a ver a Cameron, quién me miraba divertido mientras retrocedía con mi telefono en su mano — Devuelvelo.

— Ven por el — dijo él desafiante.

Salté por sobre el sillón y Cam echó a correr, conmigo detrás de él. Corrió alrededor de las escaleras y volvió a la sala de estar — ¡Cameron!— tomó un almohadón y me lo tiró en la cara. Lo tomé molesta y se lo tiré a los pies, haciendo que él trastabille un poco. Desapareció por el pasillo nuevamente hacia las escaleras.

Corrí del lado contrario, así tomarlo por sorpresa — No eres muy lista, preciosa— exclamó él desde la otra punta del pasillo. Había predicho mi movimiento, como si fuese un estrategico jugador de ajedrez.

Escuché el rechinido de sus zapatillas sobre el piso plastificado de madera. Lo seguí y vi por el rabillo del ojo su figura, metiendose en una especie de armario bajo las escaleras. Siempre lo veía como el pequeño armario donde dormía Harry Potter. 

"Demonios Cam".

Tomé el pomo y no muy decidida, me metí dentro del armario. La puerta se cerró.

— Cameron, ya basta de juegos— dije mientras corría las perchas de abrigos, me chocaba con bolsas, buscando al captor de mi telefono, en lo que parecía ser el ropero de Narnia. Repentinamente, unos brazos me abrazaron por detrás, tomandome por las caderas y sentí como la respiración de Cameron golpeaba contra mi cuello. La luz de mi telefono en la mano de él, iluminaba tenuemente el interior del armario — Creí que había perdido al meterme en este armario— susurró.

Me solté de su agarre por un momento y comenzamos a golpearnos con los brazos, ambos riendo como idiotas. En un momento, paré la avalancha de golpes y él se adelantó, acorralandome contra una pared. Tragué saliva.

Pegó su cuerpo contra el mío y acercó su cara a la mía — Cam— tartamudeé. En serio, ¿quién tartamudea un nombre de tres letras? — Devuelveme mi telefono— dije sin apartar la mirada y tratando de sonar firme. No podía negar que al tenerlo tan cerca mío, me estremeciera un poco. 

Bajó su rostro y se acercó lentamente a mi oído — ¿O que?— susurró delicadamente. Su mano recorrió mi cadera, mi brazo y se detuvo en mi mano — Eso creí— dijo con un dejo de victoria en su voz. Dejó el telefono en mi mano, mi respiración agitada y mi mente algo atontada por lo que acababa de pasar.

Abrió la puerta del armario y salimos. Lo golpeé en el brazo y sin decir nada, fui al sillón — ¿Ouch?— dijo él, sobandose el brazo, fingiendo estar adolorido — Por hacerme correr por la casa— dije algo entrecortada — Recuerdame no meterme en un armario contigo de vuelta — lo miré.

Con una sonrisa, me guiñó el ojo — No lo haré.


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Cameron Dallas ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora