46. Voley (shortie)

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—Iré por unos helados, ¿quieres uno?—te preguntó tu mejor amiga, levantandose y quitandose la arena de las piernas.

—En serio mujer, ¿Y te haces llamar mi mejor amiga?—dijiste riendo. Ella rodó los ojos y se alejó a paso apresurado.

Unos metros más lejos, un grupo de chicos captaron tu atención desde que llegaron y de vez en cuando los mirabas. De los cuatro, uno te llamaba particularmente la atención. Uno de cabello y ojos cafés y un torso formado y piel bronceada. Sin contar su bonita sonrisa.

Al verlos de reojo, notaste que mientras los gemelos reían a carcajadas entre ellos por una tontería que hacía uno de cabello castaño y algo enrulado, el chico de cabello castaño oscuro y ojos cafés te estaba mirando. Al cruzar miradas, éste la desvió con una divertida sonrisa en su rostro. 

Luego de un rato, tu amiga aún no volvía. Mientras tanto, el grupo de amigos se habían armado una cancha de voley a tan sólo unos metros más adelante de ti. 

Estabas por enviarle un mensaje a tu amiga, pero viste su telefono en su bolso, por lo que descartaste esa idea. Tampoco irías a buscarla ya que no podías dejar sus pertenencias solas. Así que simplemente te recostaste mientras escuchabas música con tus auriculares.

Al cabo de un rato, una figura redonda cayó a tu lado, asustandote y haciendo que arranques el cable de tu telefono, interrumpiendo la musica. Te sentaste y notaste que era una pelota de voley.

—¡Disculpa!—oíste una voz. Volteaste y viste al chico tonificado y de ojos cafés acercarse a ti trotando torpemente. Te sonrió y se detuvo a tu lado—¿Te golpeó?

—No—dijiste devolviendo una pequeña sonrisa. El chico se agachó y tomó la pelota con una mano.

—Soy Cameron—dijo extendiendo su mano frente a ti. La miraste por un segundo y la estrechaste, uniendo ambas manos como dos engranajes hechos el uno para el otro—¿Quieres jugar? Mis amigos se fueron corriendo por alguna razón aparente hacia allá—señaló del otro lado de la playa. 

—No soy muy buena—dijiste.

—Yo tampoco—te guiñó el ojo—¿Que tal esto? Si tu ganas, te invito a salir.

Sorprendida y tentada por la oferta, lo miraste con curiosidad.

—¿Y si tu ganas?—dijiste mordiendote el labio inferior.

—Te invito a salir—Cameron miró tus labios y se los humedeció disimuladamente—¿Aceptas?


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Cameron Dallas ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora