Cameron Dallas Imagines

60. Grabando un vídeos juntos

—¿Está grabando?—preguntó Cameron.

—Sí...—respondí dudosa.

—La luz no está prendida—dijo entre risas.

—Oh—reí y apreté el botón. La luz se prendió. Cameron aplaudió detrás mío y corrí a sentarme a su lado.

—¡Hey! Volví con un nuevo vídeo y... la camara está apagada—dijo Cameron. Miré la camara y el lente estaba cerrado. Volví hacia ella y noté que estaba con poca batería—Conectala ahí—señaló un interruptor cerca mío—Dejala media hora. Bastará para grabarlo todo.

—¿Y que haremos por media hora?

Cameron alzó las cejas sugestivamente y se echó a reír.

—No pude evitarlo—sonrió y se levantó del sillón—Podemos comer algo o planear un mejor escenario.

—¿Y grabar afuera? Es un bonito día.

—¿Por que no?—Cameron se alzó de hombros—Siempre y cuando me ayudes a armar el escenario y traer las cosas.

—Claro que no—le guiñé el ojo y tomé una silla. Cameron tomó otra y salimos afuera—Tu dime donde.

—Debajo del árbol—dijo Cameron—No... hay regalos de perro que recoger—se volteó—Tal vez cerca de la piscina... Aunque está algo sucia y no creo que sea una buena idea—bajé la silla y esperé a que Cameron se decidiera—A lo mejor...—al voltear, golpeó con las patas de la sillas mi abdomen, haciendome retroceder—Ups... ¡Perdona!—se acercó a mí y me tomó de los hombros—¿Estás bien?

—Relajate, Cameron—dije tranquilizandolo—Apenas dolió.

—No fue mi intención...

—Ya se que no—lo interrumpí—¿Que te parece aquí?

—Si, aquí está bien. Traigamos las cosas.

(...)

Luego de ir y venir con los objetos para el vídeo, chequearon la camara, la cual se había cargado por completo. Mientras volvían a salir, Cameron estaba grabando detrás mío.

—Esa hermosa chica delante mío....—volteaste y sonreíste—Es mi novia. Miren ese trasero...—Cameron bajó la camara.

—¡Oye!—exclamé moviendo la camara a un lado.

—Bueno ya. Ven, vamos a grabar—me tomó de la mano y casi trotando, fuimos al lugar donde elegimos grabar. Colocó la camara en el trípode y la prendió—¿Está grab...? Okey. ¡Listo!—corrió a la silla a mi lado y de un saltó se sentó en ella.

Por un segundo.

Fue tal la fuerza con la que aterrizó que cayó hacia atrás, haciendome estallar a carcajadas a mí y a él.

—¿Estás bien?—pregunté arrodillandome a su lado.

—Como nunca—dijo riendo—¿Me darías una mano? No puedo levantarme.

—Grabaré videos más seguidos contigo—dijiste entre risas—No sabía que sería tan divertido.

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