51. "Ella no es tú".

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Estabas texteando a tu amiga, quién estaba totalmente emocionada por salir con tu mejor amigo, Cameron. Tuviste que insistirle eternamente el que aceptase ir. Lo molestaste por dos días seguidos hasta que aceptó de mala gana. 

Oíste a Cameron bajar las escaleras, con cara de pocos amigos.

—¿Vas a usar eso para salir con ella?—preguntaste al ver su atuendo. Era más ropa para andar en casa que para salir en una cita.

—¿Que tiene?—preguntó él, indiferente y sin hacer contacto visual contigo. Rodeó el sillón y se sentó a tu lado, dejando salir un exasperado suspiro.

—Cameron, ¿que pasa?

—No quiero ir—respondió luego de una pausa prolongada. Te miró y se cruzó de brazos—No con ella.

—¿No te agrada?—preguntaste. Te estabas sintiendo mal por tu amiga y te mordiste el labio al pensar que tendrías que decirle que la cita con Cameron se canceló.

—Parece buena chica pero...—calló y se levantó, revolviendose el cabello, aparentemente molesto.

—¿Pero?—preguntaste confundida y levantandote por un vaso de agua. Cameron te siguió por detrás y en silencio. Finalmente, lanzó un sonoro suspiro antes de hablar.

—Pero no es tú, ¿De acuerdo?

Dejaste el vaso vacío sobre la mesada y volteaste a verlo, sorprendida. Te quedaste sin habla, basicamente. Abriste la boca, pero la volviste a cerrar al no saber que decir. Cameron rió y se acercó a ti.

—Disfruto estar contigo—dijo a una distancia de dos pasos de ti. Se detuvo y te sonrió, recorriendo tu todo rostro con sus ojos cafés brillantes—Amo la idea de que estés conmigo todo el día. Adoro hacerte reír y me alegra plenamente el día el ver esa hermosa sonrisa en tu rostro—sonreíste y miraste al piso—¿Ves? Esos gestos tuyos me derriten—se acercó a ti y tomó tu mentón, haciendote mirarlo a los ojos—No quiero ir con ella porque eso implica alejarme de ti. 

—Cameron, yo...

—¿Sabes cual es mi mayor problema?—preguntó él, rozando sus manos con las tuyas. Negaste levemente con la cabeza—El problema es que mis ojos sólo te miran a ti.

Cameron acercó su rostro lentamente al tuyo y tu, cerraste la distancia, uniendo sus labios en un pequeño, timido, dulce pero tan deseado beso. El beso se intensificó un poco más, dandote a conocer la textura y dulzura de los labios de Cameron con una lentitud que agotaba tu paciencia. 

Y el timbre de la puerta sonó.

Ambos se separaron y tu miraste al piso, mordiendote tu labio inferior. Aun sintiendo ese cosquilleo deleitante por tus labios.

—Ni se te ocurra escaparte—dijo Cameron guiñandot el ojo de manera seductora—No he terminado contigo.




Cameron Dallas ImaginesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora