10 | Intentar

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Noah

¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido!

¡Soy tan estúpido!

Adriana me besó.

Ella me besó y eso me realmente me gustó y mucho. Siendo sincero, yo también deseaba besarla.

Pero debía decirle la verdad, no podría decirle que me gusta cuando aún siento algo por Odette, así que se lo dije.

Le dije que ella me gusta, pero que aún siento algo por Odette.

Obviamente ella simplemente se fue y me dejó.

¡Soy tan estúpido!

Veo mi celular, quiero llamarle, quiero que sepa lo mucho que me importa y que estoy dispuesto a olvidar a Odette, con tal de tener una oportunidad con ella.

Entonces tomo una decisión.

Tomo las llaves de mi auto y me dirijo hacia su edificio.

No me importa si Paolo me ve, sólo quiero arreglar esto.

Quiero que ella vea que es demasiado importante para mí, quiero que ella sepa que no sólo me gusta, sino que también la quiero.

Porque yo la quiero.

No me di cuenta sino hasta que vi que se alejaba en su auto dejándome sólo con una total confusión en mi corazón.

Sólo espero me escuche.

No tengo idea en que piso está su apartamento, pero si recuerdo dónde está el apartamento de Gabriel.

Quizás él pueda ayudarme.

Aunque creo que primero va a golpearme.

Toco la puerta, pero no sale nadie. Espero durante unos diez minutos, pero aún nada, así que me siento frente a la puerta dispuesto a esperar.

Es hora de enfrentar lo que siento.

—¿Noah? —pregunta una voz.

Alzo la vista, es Gabriel.

—¿Si buscas a Adriana estás en el lugar equivocado? —dice abriendo la puerta de su apartamento.

Me pongo de pie.

—¿Sabes dónde está ella? —pregunto esperando que me de una respuesta.

—Si, se dónde está —contesta frotando su cabello—. Pero te tendría que golpear si quieres que te diga.

—¿Qué? —pregunto confundido.

Lo siguiente es que veo un puño venir hacia mi rostro, después estoy en el suelo.

—Eres un idiota —manifiesta Gabriel ayudándome a ponerme de pie.

—Lo sé —digo tomando su mano.

—Ahora, te invito a que pases a mi humilde morada —dice entrando en su apartamento.

Entro y él se dirige hacia la cocina.

—¿Quieres algo de beber? —pregunta desde la cocina.

—Agua, por favor —respondo tocando mi barbilla.

Ese fue un golpe bien duro, creo que me ha roto el labio. Y evidentemente eso ha sucedido ya que toco mi labio inferior y hay un rastro de sangre.

—Toma —dice poniéndome un vaso de agua frente a mí.

—Gracias —respondo tomando un sorbo de agua.

—Ella me contó todo —expresa cruzando sus brazos en su pecho—. Con lujo de detalles.

Adriana y Noah © (J #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora