Adriana
Dos meses después
Un mes tiene aproximadamente cuatro semanas.
Una semana tiene siete días seguramente.
Un día tiene veinticuatro horas.
Una hora tiene sesenta minutos.
Un minuto tiene sesenta segundos.
Un segundo tiene diez milisegundos.
¿Pero quién cuenta?
Una persona enamorada, de seguro que si lo hace.
Día tras día, desde la visita de Noah, desde de que hablará con mi hermano Gabriel y este lo golpeara.
Noah ha cambiado.
Al principio tuve mis dudas acerca de si realmente él quería tener una relación conmigo, pero después de una semana juntos me di cuenta de que a él en realidad yo le gusto.
Me lo ha demostrado con creces.
Nuestra rutina empieza con mensajes de texto durante todo el día y llamadas por la noche hasta que alguno de los dos se queda dormido.
Usualmente soy yo.
Es sólo que Noah es tan tierno, él canta para mí cada noche, me duermo escuchando su dulce voz.
Cada miércoles sin falta a las dos de la tarde nos reunimos en nuestro lugar favorito, la cafetería dónde nos encontramos la primera vez.
La forma en que me observa, en que me toca, en que me besa, me hace sentir muy amada.
Saber que soy demasiado importante para él me hace sentir muy especial.
Me hace preguntarme:
¿Se puede ser tan feliz?
Mi respuesta:
Por supuesto que sí.
Sólo debes encontrar a ese alguien especial.
Me veo en el espejo, acomodo mi falda corta de lunares blancos, mi blusa beige a juego también es muy hermosa. Noah me ha invitado a pasear al zoológico, hace tiempo que no salgo de casa, bueno excepto a la cafetería. Qué se ha convertido en nuestra cafetería.
Al salir a la sala, veo a Paolo descansando sobre el sofá. Entonces es cuando veo que aún tiene la misma ropa de anoche, en el suelo y sobre la mesa hay dos botellas de licor.
No me gusta verlo así.
Él está tan desesperado por saber de Odette que ha estado muy desconectado de sus prácticas y también muy alejado de su realidad.
Él está perdiendo su esperanza.
He querido decirle que ella está bien, que probablemente ella sólo está necesitando más tiempo, pero cuando trato de animarle, él se aleja y dice que va a estar bien.
Dejo mi bolso sobre la mesa y limpio el desastre que ha dejado. Después lo cubro con una delgada manta y escribo una nota diciéndole que volveré por la tarde.
No quisiera dejarlo sólo, pero él duerme así que quizás al despertar esté molesto.
Salgo del apartamento, entro al ascensor y me encuentro con Gabriel.
—¿Sales con tu novio? —dice besando mi mejilla.
Asiento con la cabeza.
—Así es —declaro sonriente.
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Adriana y Noah © (J #1.5)
Teen FictionAdriana es una chica muy inteligente, sabe cómo manipular a la gente a la hora de hacer negocios, es toda una negociante maestra. Con dieciocho años y sin experiencia decide trabajar cómo asistente de una futura estrella de tenis, pero lo que no pre...