14 | Te Necesito

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Noah

—Bueno, Princesa Emma —digo ayudando a mi pequeña niña a sentarse—. Creo que es suficiente por hoy.

—Gracias, caballero Noah —dice ella estirando sus brazos hacia mí.

Le doy un fuerte y cariñoso abrazo.

—¿Caballero Noah? —pregunta al separarnos.

—Si, Princesa.

—¿Dónde está Lady Adriana? —pregunta inocentemente—. Yo...

Entonces se vuelve a su silla de ruedas y trata de alcanzar su pequeña mochila rosada.

—Toma —digo alcanzando para ella la mochila.

—Quiero darle esto —dice sacando de su mochila un dibujo.

Me lo muestra y no puedo evitar sonreír.

Es un dibujo en el que ella es la Princesa Emma, pero también aparezco yo junto a una bella dama.

Adriana.

Un corazón nos rodea a Adriana y a mí. También un lindo arcoiris.

—Es un hermoso dibujo —digo viendo a Emma, quién se ha puesto ese ridículo gorro de lana con una estrella de plata.

—¿Se lo darás a ella? —pregunta con cariño.

—Seguro, Princesa.

Ella sonríe y después la ayudo a acomodarse en su silla.

La veo irse por el pasillo con sus padres, esa niña se ha robado mi corazón. Doblo el dibujo y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón.

Prometí que se lo daría a Adriana, pero el problema es que estoy seguro de que ella no querrá verme.

Yo decidí que lo mejor era terminar con ella. Terminar, mientras arreglaba mis sentimientos. Sentimientos que son demasiado fuertes hacia ella.

—Hola, Daniela —digo en la estación de enfermería—. ¿Quién sigue?

—No hay más citas por hoy —contesta Daniela—, aunque hay alguien que te espera en la sala.

—¿A mí?

—Si, no tengo idea. Solo ve.

Dicho esto dejo mis cosas sobre el vestíbulo y voy hacia la sala de espera. Pero no hay nadie, sólo los padres que vienen con sus niños a terapias.

Tal vez, Daniela se equivocó.

Me doy la vuelta para ir a ver en qué puedo ayudar en otra área.

—¡Oye!

Volteo a ver de donde proviene la voz y sólo veo un puño venir hacia mí. Lo siguiente que sé, es que estoy en el suelo.

—Levantate —ordena esa voz y al alzar mi vista.

Gabriel, el hermano de Adriana.

—Eres un idiota —expresa tomando mi mano ayudándome a ponerme de pie.

Sacudo mi cabeza ya que aún me siento aturdido por el golpe.

—Señor, ésta es un área de niños —expresa el guardia de seguridad detrás de Gabriel.

Veo como el guardia va a sacarlo del consultorio.

—Dejalo —digo al guardia—. Está bien.

—¿Seguro?

Asiento con la cabeza. Después volteo a ver a Gabriel.

—Eres un idiota —dice seriamente.

—Lo sé —respondo tocando mi barbilla.

Adriana y Noah © (J #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora