13 | Estoy Bien

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Adriana

¿Quién necesita a un hombre para ser feliz?

¡Yo!

¡Por favor!

Estoy mejor sola.

Estoy bien.

Estoy bien.

Estoy bien.

Dos semanas...

Es un completo idiota.

Subo la música de mi reproductor de música. Tapo mi rostro con la sábana, de que debería levantarme, pero no puedo hacerlo.

Escucho la perilla de la puerta girar, así que voy a fingir que duermo.

—Esta dormida —dice la voz de Paolo—. Anoche después de que vino, estaba un poco triste y simplemente se fue a dormir.

—Gracias —responde la voz de Gabriel.

—Debemos dejarla dormir —expresa Paolo.

Después escucho la puerta cerrarse. Quito la sábana de mi rostro y escucho otra puerta cerrarse.

A los pocos minutos Gabriel entra en mi habitación.

—Eres una pésima actriz —declara sentándose a la orilla de mi cama—. Por suerte Paolo no lo sabe tan bien como yo.

Me siento bien en la cama y después de sacudir mi cabello.

—Debes salir de la cama —ordena tirando de las sábanas—. Ya pasaron dos semanas.

Dos semanas...

Dos tristes semanas...

—Debes olvidarlo y seguir adelante —aconseja Gabriel poniéndose de pie—. Él lo hizo.

—Sólo quiero estar sola —declaro cubriendo mi rostro con la sábana.

Entonces él quita la sábana y después me toma cargándome sobre su hombro.

—¡Gabriel bájame!

—¡No!

Veo que se dirige hacia el baño. Me deja en el suelo de la bañera y enciende el calentador de agua. Siento el agua tibia caer y veo que ya no puedo hacer nada más.

—Voy a preparar el desayuno —declara cerrando la puerta del baño.

Estoy muy empapada de agua, así que sólo me quito la ropa y termino de bañarme.

—Te odio —digo entrando a la cocina después de haberme secado y puesto ropa limpia.

—Yo te amo —expresa pasándome un plato con una porción de huevos revueltos.

Esbozo una sonrisa y empiezo a comer.

—Hoy tu y yo iremos a correr —declara cuando he terminado mi comida.

Niego con la cabeza.

—No, de ninguna manera. Sabes que no corro tan rápido como tú —manifiesto colocando mis platos sucios en el lavado.

—Debes salir.

—¡Yo salgo! —exclamo lavando mis platos y otros que también están sucios.

—A hacer otras cosas —dice golpeando la mesa—. Vamos, iré a alistarme.

Dicho esto sale del apartamento y me deja sola.

Termino de lavar los platos y voy hacia mi habitación, veo mi armario y no tengo ropa deportiva adecuada.

Adriana y Noah © (J #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora