03 | Interesante

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Adriana

Veo a Paolo y el chico con él, ambos se dicen algo, no logró escuchar nada. Entonces el chico, que es muy guapo, se puede notar en su complexión física, entra a la casa y Paolo se dirige hacia el auto, en dónde lo estoy esperando.

—¿Qué sucedió? —pregunto curiosa cuando está cerca—. ¿Quién era él?

Entra en el asiento del conductor, y se sienta en el. Pasa sus manos detrás de su nuca, revolviendo su cabello, está frustrado. Creo que no salió nada bien.

—Se llama Noah, es amigo de Odette —responde a mi pregunta.

Oh, se llama Noah. El chico de los perfectos bíceps y rostro de ángel. Estoy empezando a divagar.

—Oh... es un chico interesante —respondo disimulando mi admiración hacia ese chico.

Él sonríe y después empieza a hablar.

—No quiso escucharme y entonces él me sacó de la casa —me explica—. Dudo que ella quiera verme.

Por supuesto que ella no iba a recibirlo con los brazos abiertos, ella está molesta y enojada, pero también confundida. Pongo mi mano en su espalda y la froto, dándole unas palmaditas.

—Tranquilo, todo saldrá bien.

Sonrío para que no se vaya a deprimir. Él también esboza una débil sonrisa.

A los quince minutos, Noah sale con un bolso colgado al hombro. Paolo sale del auto y yo acomodo mi cabello.

¡Qué me sucede!

No conozco al chico y estoy actuando un poco rara. Jamás le coqueteo a un chico, no entiendo porque con él es diferente. No lo sé, quizás sean sus bíceps.

¡Adriana!

¡Concentrate!

Salgo del auto para escuchar su conversación.

—¿Qué te dijo? —pregunta Paolo—. ¿Puedo verla?

—Lo siento mucho —habla por primera vez, es una voz atractiva y suave, pero lo dice con tono triste—. Ella no quiere verte, de hecho ni siquiera a mí. Necesita tiempo.

Oh oh...

Creo que hemos hecho que Odette y su amigo peleen. Además ni siquiera quiere ver a Paolo, obviamente.

Paolo se aleja y empieza a caminar, volteo a ver a Noah, está un poco desconcertado. Entonces me dispongo a seguir a Paolo.

—¡Paolo espera! —grito para que se detenga—. Ella no te recibirá hoy, pero si lo hará, tal vez mañana o en una semana. Noah tiene razón, dale tiempo —digo para animarle, aunque es verdad el guapo tiene razón.

—Tiempo —responde con ironía.

Coloco mi mano en su espalda para darle animo.

«Ring ring».

Suena un celular, es el de Paolo.

—¿Diga? —responde Paolo e inmediatamente como veo su rostro se empieza a tensar.

Sigue escuchando sin decir nada, supongo que es su padre.

—No te preocupes. Voy en camino —responde fríamente.

Cuelga el celular y se da la vuelta.

—¿Sabes dónde puedo conseguir un taxi? —pregunta a Noah.

—Si, la estación de buses está cerca —contesta él.

—Espera yo puedo llevarte —digo para que no se vaya sólo.

Adriana y Noah © (J #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora